Tips para crear tu propio huerto en casa
MORELIA, Michoacán. 30 de enero de 2016.- Ya son ocho meses en los que los automovilistas la tienen que sortear. Araceli Valdovinos se para entre los vehículos, sobre un tope. Sostiene una cartulina de color naranja fosforescente donde pide a la gente que done sangre para un niño con cáncer o que done algo para ayudar. Acude casi todos los días, aunque llueva o haga frío, “si no me quieren dar aquí, que no lo hagan, vayan al hospital” invita. Pasan los autos, muchos, y ninguno da nada.
Son tres mujeres que se van rolando en tiempo. Ayudan a cinco niños que se encuentran internados en el Hospital Infantil; a Luis, a Raúl, a Dayana, a Abdulia, que es una recién nacida, y a Noé, quien tiene lucemia, “ocupamos mucha sangre, en el banco hay pero nos la están vendiendo, y a pesar que uno va y dona sangre, tiene que pagar para los estudios” señala, y continúa: “otra cosa, si el niño ocupa sangre, sí nos la da en banco, pero tenemos que pagarla y seguimos debiendo una unidad de sangre”.
Pide a la gente que no pase y les miente la madre, “que no digan ‘vieja güevona’ porque tenemos la lengua bien sueltita”, se queja frente a la cámara de Quadratín. Aracely se coloca subiendo a Santa María, entre los dos sentidos de la calle Rey Tariácuri, en la colonia Vista Bella. Cuenta que van cuatro veces a la semana, pase lo que pase, “cuando amanece lloviendo hay gente que nos avienta el carro, de maldad, nos mojan, y el agua corre y me llega aquí” dice señalándose el tobillo.
Explica a Quadratín que ellos necesitan sangre, ropa, toallas, papel, cobijas, jeringas, “en diciembre y enero no hay ni medicamentos ni jeringas ni gasas ni nada en el hospital para poder seguir adelante con la enfermedad de las criaturas”. Señala que Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, les dijo que les iba a apoyar pero que hasta que se haga el otro hospital, allá por la salida a Charo.
De los niños que apoya, uno es su familiar, Raúl, quien tiene cinco años. Cuenta que una ahijada de ella, Dulce, murió, que les ganó la batalla el cáncer. Explica que han acudido a Casa Amanc pero que nomás los anotan en alguna lista y ya. Señala que en el cuartel (militar) los han apoyado con donadores de sangre, y cuenta que en ese lugar que se ponen los han apoyado más con donaciones, “las muchachas de ahí, que venden tortillas nos han ido a apoyar con comida, igual que los estudiantes”.
Entre sus cosas lleva pequeños papelitos con los datos de los niños, son para dárselos a las personas interesadas y sepan por quién hay que ir a donar. Dice a Quadratín que cuando bien les va, en cuestiones de dinero, sacan sobre 180 pesos, que utilizan para comprar lo necesitan para seguir adelante con los niños.
Invita a las personas que pasan por ahí a que donen lo que puedan, a que ayuden con donaciones o con tiempo, que les den apoyo moral, “que vayan al hospital Infantil para que vean qué tanta carencia tenemos ahí, también vayan al Hospital Civil. El martes los invitamos a ir, que es día de La Candelaria, voy a llevar 100 tamales y atole, que asistan con lo que puedan donar”.