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LÁZARO CÁRDENAS, Mich., 23 de julio de 2013.- Un ex transportista, ahora desempleado, está buscando los permisos oficiales para el cultivo y aprovechamiento del sapo, cuya piel tiene amplia demanda en la industria del calzado y artículos diversos para mujeres, especialmente. Afirma que ya tiene localizado en lugar donde podría asentar una pequeña empresa con este objetivo
y que incluso, ya cuenta con varios interesados en comprarle la cantidad que logre producir.
Juan Valadez, ex minero y ex transportista en el servicio de taxis, afirma que tiene varios años explorando la operación de ese negocio que sería el primero en incursionar en esa industria. “me he animado ahora que esta especie es considerada una plaga, sobre todo porque afecta a los productores piscícolas en estanques, donde los sapos se tragan el alimento destinado para la trucha y carpa”, explica el aspirante a empresario.
“Mi situación de desempleado me lleva a buscar dónde y cómo mantener a mi familia y esto de cultivar sapos puede parecer raro, pero la información que tengo es que es un proyecto sustentable y estoy más que animado a poner en marcha esta idea”, explica Valadez.
Abunda sobre el proyecto al comentar que el sapo tiene buen mercado en la industria del calzado en nuestro país, sobre todo en el estado de Guanajuato, conocido como la “capital mundial del calzado”.
“Precisamente de León hay varios contactos y ofrecen comprar todo la producción que se logre, y mientras más sea, mejor para ellos y por supuesto que así será para esta empresa”, comenta animado el ex transportista.
Agrega que entre los conocimientos que ya tiene sobre la producción y cultivo del sapo, figura el que debe contar con “un corral, y acondicionarlo como si fuera para un plantío de arroz, es decir, con pequeña maleza y pequeños charcos de agua y lodo”, que viene siendo el hábitat natural de los sapos”.
También dice que se deben separar las larvas una vez que el sapo deposita sus huevecillos. Hay que alimentarlos con el mismo alimento que en las granjas se les dan a los pollos, en tanto que a los sapos de mediano tamaño se les ingiere leche para un acelerado crecimiento. “Con un buen cuidado y una alimentación adecuada, una cría estará lista para usar su piel en unos tres meses”, dice Juan, como prefiere que le llamen.
Niega que el sapo sea una especie de peligro para las personas. “hemos estado experimentando y puedo decir que el sapo es inofensivo, salvo que como cualquier otro animal, si lo molestas, lo golpeas, se hincha y se convierte en peligro”, detalla Juan. “Si lo tocas, lo alisas sin lastimarlo, la piel del sapo es suave, hasta lo duermes”, añade.
Sin embargo, explica que lo realmente peligroso es el consumo de la carne de sapo. “No es comestible ni por los animales, si alguno la ingiere, se muere sin remedio”, comenta.
Entre sus planes para aprovechar el sapo, dice que buscará contacto con empresas chinas. “Tengo conocimiento que los chinos aprovechan la carne de sapo para elaborar pesticidas, habría que ver que tan rentable sería exportar la carne bajo algún tratamiento y cuidados especiales, pero eso es secundario por el momento”, dice el ex taxista.
Por cuanto al aprovechamiento de la piel de sapo, apunta que esta industria requiere las piezas de regular tamaño. “Mientras más grande y gordo este el sapo, mejor”, agrega.
¿De acuerdo al tamaño del sapo será su precio? Se le inquiere. “Como lo dice el dicho, exactamente, responde Juan.
De la piel de sapo se fabrica calzado de todo tipo y para ambos sexos, además de bolsas para dama, billeteras, cinturones y toda una variedad de artículos que “luego ni sabemos de qué están hechos, pero los más caros pueden ser de piel de sapo”, explica Juan.
Sin embargo, afirma que no encuentra la dependencia responsable para tramitar los permisos. “Vine a Profepa y de ahí me dicen que en Sagarpa o Semarnat, luego me dijeron que en el departamento de Ecología Municipal y ahí me vieron con cara de bicho raro, pero me mandan a una oficina que se llama Servirte, y la verdad en lugar de orientarme y de apoyarme, me desorientan, pero lo que sí me aclaran es que el sapo no es una especia protegida y aquí en la zona abundan esos animales, así que seguiré adelante a ver a hasta donde llego, a lo mejor otros me ganan mi proyecto, pero creo que hay sapos para muchos ”, concluye Juan en su primera exposición de su proyecto.