Ley especializada en menores se centra en reformar conducta

MORELIA, Mich., 28 de agosto de 2024. - La ley vigente especializada en justicia penal para adolescentes en México no es que sea suave o no se aplique, su planeación es pensada en que los involucrados son personas cuyos procesos de crecimiento físico y desarrollo intelectual no ha concluido, explicó en entrevista con Quadratín, Juan Carlos Virrueta Villegas, titular de la Unidad de Justicia Penal para Adolescentes, de la Fiscalía General del Estado.
Se trata de una ley centrada en el menor, en su educación, no en una sanción, como pasa con la ley para adultos, cuyos procesos cognitivos y físicos han llegado a su término.
“La ley para los adolescentes se centra en el adolescente, pero no para castigarlos, sino en apoyarle para que se dé cuenta de que cometió una conducta que va en contra de la sociedad y pueda reivindicarse con apoyo de las autoridades y familia”, indicó el abogado especializado, quien aclaró en el caso de este sector mucha de la reincidencia tiene que ver con los efectos que produce en el comportamiento las hormonas.
“A diferencia del adulto, los adolescentes están en una fase de desarrollo, todos sabemos cómo es, porque estuvimos en desarrollo; entonces, al tratarse la justicia de una actividad dirigida a una persona en desarrollo se aplica por completo diferente”, en especial cuando los niños, niñas y adolescentes de cualquier comunidad no sólo son responsabilidad de los padres, también de los adultos de su familia y quienes viven en la misma comunidad, refirió el fiscal.
“Por ejemplo, sí, los profesores, los funcionarios o vecinos vemos que están cometiendo un delito y no hacemos nada, porque se piensa que no nos va a afectar, podemos ser partícipes del hecho por omisión, porque muchos en lugar de detenerlos, los graban. Debemos de asumir la responsabilidad que nos toca”, subrayó Virrueta Villegas.
De acuerdo a la información recabada por la unidad especializada, en Michoacán no es un problema urgente o prioritario, pero se está atendiendo, siempre velando porque ese primer encuentro con la ley penal genere en el ánimo del menor consciencia de las consecuencias de sus actos, no como una agresión.
En este sentido, recalcó que en materia de justicia para este grupo vulnerable, los adultos deben de ponerse en los zapatos del menor, así como de los padres, ya que el sólo contacto con la representación social puede ser intimidatorio y provocar en el ánimo del involucrado alguna afectación.