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MORELIA, Mich., 20 de enero de 2019.- Una investigación sobre los eventos que derivaron, el pasado viernes 18 de enero, en explosiones en ductos distribuidores de gasolinas en los estados de Hidalgo y Querétaro demandarán el Partido Acción Nacional (PAN) y sus legisladores en el Congreso de la Unión, afirmó Adolfo Torres Ramírez, diputado federal por el albiazul.
Aseveró que resulta “extraño” que por años se han multiplicado los puntos ilegales de extracción de combustibles en las redes de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), y “ahora, que con la estrategia federal de combate al huachicoleo, se redujeron las tomas clandestinas, se produce esta desgracia”, que al momento ha dejado 79 fallecidos en Hidalgo.
Insistió en que los incidentes, especialmente el acaecido en Hidalgo, tienen “aristas extrañas”, entre las que mencionó la inacción de los elementos del Ejército Mexicano previo al estallido del combustible, atribuido a la presencia de más de 500 personas que buscaban obtener gasolinas de la toma clandestina; la fuga de hidrocarburos en un momento en el que se ha mencionado que los ductos están cerrados, y la tendencia a la baja en la detección de puntos ilegales de extracción.
Torres Ramírez manifestó que la dirigencia nacional del PAN, que recae en Marko Cortés, ya ha exigido a la administración federal la verificación de los hechos que culminaron en las tomas clandestinas de gasolinas en Hidalgo y Querétaro, así como en la muerte de hasta 79 personas, luego que el combustible sustraído en el primer sitio se incendiara
Por su parte, se prevé que en breve los diputados locales del albiazul replicarán esta solicitud al gobierno de la república.
Advirtió que estos percances, con graves consecuencias para la integridad física y patrimonial de la población, se podrían multiplicar en las vías carreteras, debido a que la distribución de gasolinas a través de pipas no sólo es 14 veces más costosa que mediante los ductos, sino que implica riesgos de accidentes vehiculares y derrama de contenidos peligrosos.
El pasado 18 de enero un ducto distribuidor de gasolinas localizado en las inmediaciones de Tlahuelilpan, Hidalgo, fue perforado y la población aledaña acudió con tambos, garrafas, cubetas, bidones y otros recipientes para obtener hidrocarburos; no obstante, el sitio estalló en llamas, de forma preliminar, a causa de la fricción producida por los materiales sintéticos de la ropa de los cientos de personas que se congregaron en el sitio, lo que dejó un saldo de 79 fallecidos y 66 heridos, algunos con quemaduras graves hasta en el 80 por ciento de su cuerpo.
Horas más tarde, en San Juan del Río, municipio de Querétaro, se registró una segunda explosión derivada de una toma clandestina, la cual no ocasionó personas lesionadas o muertas por concretarse en un área despoblada.