MORELIA, Mich., 25 de agosto de 2018.-Los chonista quisieron hacer una cena de negros.
Insisten, por la vía del golpeteo, descarrilar la dirigencia de Víctor Silva.
No cesan. Son incisivos.
Valiéndoles madres la institucionalidad, la regla estatutaria, se empeñan en adelantar el relevo.
Y para ello, la organización, Jesús Reyes Heroles, ese membrete que dirige el de Zitácuaro, Aldo Argueta, convocó a un foro.
Sabedores que Silva Tejeda encararía los trabajos, los chonista se armaron de matraqueros, gritones, golpeadores y frustrados, que exigían la renovación de la dirigencia partidista.
“El partido se olvidó de los de abajo y privilegió en las candidaturas a los amigos”, le recordaban a Silva Tejeda.
“Mandaron al ruedo a los candidatos sin herramientas”, sostenía embravecida y otoñal mujer.
Atrás de ella, risillas burlonas, cínicas por más no decir, de Eduardo Orihuela, cachorro de Chon Orihuela, y del aún y tristemente célebre, diputado federal, Omar Noé Bernardino.
Y era precisamente el cargamaletas de los Orihuela, quien engallado acotaba el análisis y la reflexión de la reunión.
“Esto no le sirve al partido. A le hecho pecho. Lo que necesitamos es el análisis, no la confrontación”, reflexionaban dos priístas, cerca de los sanitarios de la planta baja de la la sede tricolor.
Ahí, Silva Tejeda era objeto de múltiples ataques, proferidos, con o sin razón, que rayaban más allá del lenguaje de la civilidad y el comportamiento político.
Los personeros de Chon, ahí estaban, fregándose las manos, festinando los ataques.
Xochílt Ruiz, Mario Armando Mendoza, Omar Noé Bernardino, Aldo Argueta y el propio Eduardo Orihuela, daban cabida a la andanada de acusaciones.
Víctor Silva escuchaba, tranquilo, mesurado, respetuoso. No cayó en la provocación.
Finalmente es él quién debe encarar la catarsis partidista y, a partir de ahí, determinar la nueva ruta de la restitución partidistas.
“Es parte de la discusión interna que debemos tener, es el ejercicio que estamos llevando los priístas a nivel nacional”, arguyó, decorosamente, Silva Tejeda.
El malestar de varios de los asistentes que no tienen el sello del zitacuarense, se incomodaron, no cayeron en el garlito ni en la trampa de los chonista.
Incluso, un priísta de nombres Irwim Ibarra, militante que fue acallado por el mentado Vale, fue directo.
En su perfil de Facebook, no dejó pasar la agresión y denunció:
“Con pasión, pero sobre todo con responsabilidad, hoy hice un posicionamiento de lo que lo que pienso de mi partido, Sin embargo, se me acotó no derecho a expresarme por el diputado Noé Bernardino y el diputado electo, Eduardo Orihuela, a quienes hago responsables de cualquier atentado a mi seguridad o contra mi familia. Aunque duela, el PRI debe ser de los que trabajamos y no de los privilegios”.
Los seguidores de Chon Orihuela, como cita el clásico, dejaban la derrota huérfana, solo con la paternidad de Silva Tejeda.
Atrás quedó la amnesia política del clan de los Orihuela.
Atras quedó la elección del 2015, donde el aún Senador priísta perdió, abrumadoramente, frente a un Silvano Aureoles que le propinó una felpa en las urnas.
Atrás quedó esa debacle electoral del tricolor de la que ni ellos mismos se responsabilizaron, pese a que fue el propio candidato quien coptó, operó y manejo todo los entuertos del proceso electoral y la maquinaria priísta, soportada en ese momento en Eduardo Orihuela y Mario Armando Mendoza.
Fue una derrota que, a la fecha, no ha tenido una explicación de ese clan.
La frustración alejó del terreno estatal a Chon Orihuela, quien hasta la fecha, poco es lo que ha informado a los michoacanos de su labor legislativa.
Pero en los hechos, la política subterránea tuvo su efecto y Orihuela Bárcenas y su clan, lograron adjudicarse una gran parte de las candidaturas, que dicho sea de paso, perdieron ante el avasallante tsunami provocado por Andrés Manuel López Obrador.
Pero “vivillo”, Chon Orihuela gestionó para su vástago, Lalo Orihuela, la primera posición de la lista plurinominal, a la que llega con el aporte, aunque limitado, que dio el voto priísta.
Igual el joven Argueta, quien pese a no aprobar el examen que exigió el PRI para ser candidato, ahora será flamante regidor por el municipio de Zitácuaro.
Ahí no ven derrotas.
Claro! no tuvieron que fajarse, encarar una campaña política ni competir con el adversario.
Sabedores de la inconformidad, ahora quieren todo; preparar el escenario hacia el 2021 y, por supuesto, apuntalar al heredero del clan: Eduardo Orihuela.
No quieren escollos, no quieren que les incomoden.
Y para ello, acuden a todo lo políticamente incorrecto: el golpe bajo, la amenaza, la intriga…
Quieren capitalizar la crisis partidista y crear la coyuntura del cambio, pero con ruptura.
Pero ya lo dijo el propio Silva Tejeda:
“Ni a mentadas de madre ni con golpes bajos, es como se renovará la dirigencia. Mi compromiso es con la legalidad y los principios estatutarios”.