CIUDAD DE MÉXICO, 19 de marzo de 2017.- La primera ministra Theresa May activará en los próximos días el Artículo 50 del Tratado de Lisboa sin límites legislativos para negociar la “independencia” de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) y fijándose como plazo dos años para concluir el proceso. Aunque la inquilina del 10 de Downing Street no porta un “un cheque en blanco” como aparenta, el desmantelamiento de cuatro décadas de integración con la Europa continental puede traducirse en el fin de Gran Bretaña.

De acuerdo con el Universal, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ya anunció la intención de celebrar una nueva consulta sobre la independencia de su país a más tardar en 2019, argumentando que no aceptarán que los conservadores instalados en el Palacio de Westminster dicten su futuro. Edimburgo no quiere abandonar el mercado común europeo, pero esa es la condición para recuperar el control de las fronteras británicas, el argumento principal del Brexit.

La desvinculación británica del club comunitario también podría tener graves consecuencias para Irlanda del Norte, que perderá cientos de millones en ayudas comunitarias. El Sinn Fein, que abogó por la permanencia y forma parte del ejecutivo con el Partido Democrático Unionista, partidario del Brexit, ya amenazó con un referéndum para la unificación de Irlanda, que volvería a estar dividida por una frontera.

Pero estas dos crisis potenciales no son las únicas preocupaciones con las que May llega a la mesa de negociaciones.

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