Así no, Andrés Manuel…

Procampo tampoco es nuevo, y es neoliberal.

El viernes pasado estuvo en Huetamo y en Ciudad Altamirano el presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue a anunciar apoyos directos al campo, esto es, fue a entregar dinero en efectivo a productores de Michoacán, Guerrero y Estado de México. Anunció que se entregarán mil 600 pesos por hectárea por temporada, a quienes tienen hasta 5 hectáreas, y un poco menos a los que tienen hasta 20 hectáreas, y siembran en especial maíz y frijol. Dijo que ese recurso es para que compren la semilla, para que coman mientras cosechan.

La entrega de apoyos directos a los productores en México se instrumentó en nuestro país desde el año 1993, cuando se decidió apoyar a los campesinos que en principio estarían en desventaja frente a las condiciones del Tratado de Libre Comercio, y era originalmente una acción afirmativa para que pudieran ir emparejándose.
Ya sabemos: cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio, el gobierno de la República se comprometió a emparejar condiciones de producción para que, a la vuelta de 10 años y cuando se retiraran los aranceles, estuvieran en iguales condiciones los productores de ambos países; ninguna mejora abajo. Debió el gobierno invertir entonces en infraestructura para que los productores mejoraran sus condiciones de producción y no lo hizo.

El TLC sí pudo ser aprovechado por los productores que pudieron poner infraestructura hídrica, lugares de acopio, caminos saca cosechas, condiciones de inocuidad, transporte, empaque, valor agregado. En general los que tenían y tienen tierra en propiedad que les pudieron ponerla como garantía para pedir prestado al banco, y así ser competititvos y tener condiciones de exportación que además aguantaron la reducción de aranceles. Así se distanciaron más y más de la pobreza de quienes tenían y tienen tierra social.
Lo que el campo entre los pobres necesita además del recurso que reciben desde 1993 y que Andrés vino a anunciar que entregará, es infraestructura, que puedan producir con agua al pie de la parcela; que puedan invertir en mejorar su producción, que tengan cómo mover su producto, que lo empaquen y le pongan valor agregado. Lo que significa que el estado trabaje en esa infraestructura, no nomás en reproducir el modelito de entregar dinero que pueda ayudar sí a comer, pero no a salir de pobres.

En 2010 se hizo la primera acción en la Cuenca del Balsas, mejorar la capacidad del Infiernillo de transformar energía eléctrica de la fuerza del agua para liberar agua de toda la cuenca y pudiera utilizarse en consumo humano y riego. Avanzar, es la obligación del gobierno. Insisto que esta política de apoyos directos no es nueva, pero también he de decir que es una medida del capitalismo neoliberal, sí así como lo leen. Los extremos se tocan, ¿cierto?

Es neoliberalismo puro y duro. Un demócrata que quiere trabajar en disminuir las desigualdades debiera impulsar condiciones de igualdad para la producción, no quitándole a quien lo ha logrado, sino invirtiendo en la posibilidad de que quien no tiene, tenga esas mismas posibilidades. Daniel Bell, defensor de la ciudadanía como cohesionador social, dice que una comunidad de individualistas no permite a una sociedad enfrentar con éxito las crisis, porque cada quien pensará en sí mismo, y en su presente, a los de alrededor no les interesa ni harán algo, nada, por su comunidad. Recibir un apoyo directo personal que sirve para el día de hoy, fomenta esta incapacidad de cohesión social.

Hacer lo mismo que quienes partieron de la firma del TLC, producirá, como diría Einstein, los mismos resultados. Y hacer de una política transitoria algo permanente, sólo mantendrá en principio, los mismos resultados, eso siempre y cuando todo quede estático pero tampoco esto es real, porque alrededor se mueve en espiral el avance de quien puede producir más con menos, que logra innovar en producción, en tecnología, quien logra regar por goteo con precisión de un programa de cómputo y controla la temperatura porque tiene un sistema.

Quien recibe dinero para comer mientras, y no puede mejorar con ayuda del Estado la condición de producción, estará igual y en mayor desventaja. Andrés Manuel está fortaleciendo esta desventaja, dando un poco de dinero para el aquí y el ahora. Así va, a pesar de llegar por tierra, a pesar de simular que no está escoltado, a pesar de que se siente a comer gorditas rellenas de chicharrón. La política implementada en 2019 por el gobierno de AMLO es la misma y al más puro modelo neoliberal. Así no, AMLO…