Definen los días y horarios de las semifinales del Clausura 2024
MORELIA, Mich., 7 de diciembre del 2014.- Este domingo se cumplen 17 años de la última ocasión en que Cruz Azul levantó la copa y se convirtió en el nuevo monarca del futbol mexicano, son diecisiete años de 5 finales perdidas, de frustraciones y decepciones para su historia y su afición, un domingo 7 de diciembre, Cruz Azul era campeón del torneo Invierno 1997.
Esa final dramática en la ciudad de León Guanajuato fue inolvidable para los cementeros, el penal que cometió David Comizzo ante Carlos Hermosillo quien el mismo se encargó de cobrar desde los once pasos y derramando sangre, está plasmada en la memoria azul, en el global lo ganó 2 a 1 gracias a esa falta dentro del área.
En la Ida, Cruz Azul ganó un gol a cero en el Estadio Azul, con gol de Benjamín Galindo también en tiro penal, se llevaban la ventaja ante los Esmeraldas para cerrar la serie en el Nou Camp.
En la vuelta, Misael Espinoza le dio esperanzas a los Panzas Verdes, a los cincuenta y tres minutos consiguió el gol que significaba el empate para su equipo, obligó a que el juego se fuera a tiempos extras.
Comenzaron los tiempos extras y el nerviosismo invadía a jugadores como a Francisco Palencia, Carlos Barra, Héctor Adomaitis, Juan Reynoso, Óscar el Conejo Pérez y entre otros jugadores se veía reflejado ante el dominio de la oncena guanajuatense que estaba conformada por Sigifredo Mercado, Carlos Turrubiates, Everardo Begines, Flavio Davino, etc.
Llegó el minuto 100´, Palencia lanzó un centro desde la media luna para Hermosillo que cerraba en diagonal, salió Comizzo y sorpresivamente derribó a Carlos y ya tirados en el césped, el arquero argentino lanzó una patada sobre la cara del delantero cruzazulino y este empezó a sangrar de la ceja izquierda, producto del golpe, Arturo Brizio no lo dudó y marcó pénalti.
Ante el reclamo del portero y la zaga leonesa, Carlos Hermosillo con el rostro manchado de sangre, disparó al poste derecho mientras que el argentino se tiró a la parte izquierda y anotó el gol que significó el campeonato de otra larga sequía que no conseguía desde hace 17 años en la temporada 1979-80.
A partir de ese éxito, la escuadra celeste sólo ha sufrido fuertes golpes en la competencia local perdiendo las Finales del Invierno 99, Clausura y Apertura 2008, Apertura 2009 y Clausura 2013.
Sumando a ellas, la Máquina agrega un par más en el torneo a nivel de clubes más importante de la Concacaf: la Liga de Campeones, en las ediciones 2008-09 y 2009-10, cayendo ante Atlante y Pachuca, respectivamente, perdiendo además el boleto al Mundial de Clubes.
La malaria azul comenzó con un gol recibido de los Tuzos del Pachuca, el 19 de diciembre de 1999. Se registró en el Estadio Azul, ya en el primer tiempo extra del duelo de Vuelta y fue obra del argentino Alejandro Glaría, quien puso el balón en el fondo del arco defendido entonces por Óscar Pérez.
Esa anotación significó el 3-2 en el marcador global a favor de la escuadra hidalguense, y por ser gol de oro impidió que Cruz Azul alzara su segundo título con Luis Fernando Tena como entrenador, pues con él se había adjudicado dos años atrás.
Tuvieron que pasar casi nueve años para que La Máquina, invitada constante a la Liguilla y con una importante suma de puntos cada semestre, volviera a una Final. Ocurrió en el Clausura 2008, y nuevamente terminó con las manos vacías siendo Santos el nuevo verdugo. El cuadro norteño se impuso 2-1 en la Ida jugada en el Estadio Azul y mantuvo su ventaja para la Vuelta al empatar 1-1.
Otro nuevo fracaso sumó Cruz Azul, ahora con Benjamín Galindo quien reemplazó al uruguayo Sergio Markarián en el timón. Con la base de jugadores que trabajaron con este uruguayo y con un sistema de trabajo similar, llevó al equipo a una nueva disputa por la gloria.
Sucedió en el Apertura 2008 enfrentando a Toluca, equipo que con ayuda del árbitro Roberto García Orozco, quien perdonó una expulsión a José Manuel Cruzalta por una fuerte falta, que ni marcó, sobre César Villaluz. El silbante no decretó penal y el canterano celeste abandonó el campo inconsciente por el golpe, dejando a su escuadra con 10 jugadores en el campo, pues ya había realizado sus tres cambios. La historia culminó en la serie de penales, con mala suerte para el arquero Yosgart Gutiérrez y con la falla de Alejandro Vela.
Un año más tarde el nombre de Cruz Azul estaría registrado para una Final de liga, ahora ante Monterrey. En el cotejo de Ida jugado en el Estadio Tecnológico La Máquina ganaba 3-1 apenas a los 34 minutos, con los goles del paraguayo Cristian Riveros y Emanuel Villa. Sin embargo, perderían la ventaja en el marcador y acabarían 4-3 abajo.
Desanimados por la voltereta de la que fueron víctimas, los jugadores cruzazulinos fueron incapaces de evitar en casa otra derrota, cayeron 2-1, que selló la pizarra global 6-4, con lo que nuevamente se despedían del placer de llevar a las vitrinas de su club el noveno trofeo de liga.
La última decepción cementera fue en el Clausura 2013 que regresaron a esa instancia decisiva con los ánimos renovados por conseguir el tan negado título local, tras adjudicarse la Copa MX. El domingo 26 de mayo, con el estadio Azteca lleno, estuvieron a segundos de alcanzar la gloria, pero la mala suerte se los impidió una vez más.
Se jugaba el minuto 88 del segundo duelo ante las Águilas y los Celestes ganaban 1-0 con gol de Teófilo Gutiérrez con el 2-0 en el global, cuando Aquivaldo Mosquera, capitán americanista, acercó a su equipo mediante un cabezazo. Parecía que no habría tiempo para igualar, pero en los últimos segundos, tras un tiro de esquina, el cancerbero Moisés Muñoz remató el balón con la frente, pero sin dirección al arco de Jesús Corona, quien sólo vigilaba con la mirada el trayecto del balón.
Sin embargo, el cruzazulino Alejandro Castro intentó rechazar el esférico y accidentalmente lo puso en el fondo de su portería, venciendo a Chuy Corona. Esa acción significó el empate global y la razón por la que hubo tiempos extra y luego penales, en los que América fue efectivo en sus cuatro ejecuciones; mientras que los azules fallaron dos por conducto de Javier Orozco y del mismo Castro.
Era increíble, pero cierto, La Máquina había desperdiciado una chance más de asegurar su novena conquista en Primera División, categoría a la que llegó en 1964.
El revés fue muy duro, seguramente, de los peores en su historia, más porque convierte el obtenido el 7 de diciembre de 1997 ante León en un grato recuerdo que marcó el inicio de una pesadilla que ya cumplió 17 años.