Las últimas elecciones locales en Michoacán se vieron manchadas por una peligrosa e ilegal intervención de poderosas fuerzas obscuras, que determinaron el resultado final de ese proceso. Algunos dirigentes del PAN y del PRD, en su momento denunciaron públicamente lo que estaba ocurriendo en el estado y cuyos hechos ilegales orillaron a varios candidatos a presidentes municipales a renunciar a sus aspiraciones políticas. No recuerdo en la historia electoral local campañas tan peligrosas y con tantos riesgos como las del 2011, porque no solamente los candidatos a los cargos de elección popular se encontraban expuestos a una serie de peligros como amenazas de muerte, intimidaciones y presiones de todo tipo, sino también la ciudadanía en general  estuvo expuesta prácticamente a lo mismo.

 

Ahora ya todos conocemos los resultados de una elección en esas circunstancias, por ello, no nos sorprende el repudio que tiene la población hacia las actuales autoridades, su malestar se manifiesta en todo lugar y en todo momento, así vemos como la popularidad del gobierno ha caído a sus niveles más bajos porque la credibilidad en sus funcionarios públicos es prácticamente nula y la gente ve con escepticismo, -bien fundado por cierto- que la justicia llegue pronto.

 

Arribar al poder bajo ese esquema ilegal e inmoral es totalmente condenable y repudiable desde cualquier punto de vista. Pero qué decir de las campañas que ese mismo año desarrollaron en Michoacán los candidatos del PAN, encabezados estos por Luisa María Calderón, campañas que estuvieron marcadas por un insultante e ilegal dispendio de recursos económicos, en las cuales indebidamente se usaron con fines electorales muchos de los programas de todas las dependencias federales, donde fue más que ofensivo el despilfarro de dinero en actos, reuniones y propaganda por toda la geografía del estado y en las que fue más que evidente la utilización inequitativa y avasalladora en los medios de comunicación nacionales por parte de la candidata a gobernadora.

 

Se enfrentaron en esa contienda dos fuerzas poderosas: la fuerza del dinero contra la fuerza de las armas. La señora Calderón contó siempre con el respaldo incondicional del Presidente de México, quien pareció dispuesto en todo momento a pagar cualquier precio por la gubernatura de su estado natal para su hermana. Fue muy clara, evidente y descarada la utilización de cantidades exhorbitantes de dinero en la campaña de la candidata del PAN, que estuvo a la vista de todos y gracias a ello esta logró resultados tan inexplicables como inverosímiles en muchos municipios y regiones, donde históricamente su partido prácticamente nunca ha existido, municipios donde fueron comprados literalmente miles y miles de votos a base de puro dinero, mismo que todos sospechamos tenían un origen en el presupuesto federal. Todos esos recursos permitieron que la diferencia de votos entre el primero y el segundo lugar fuera de menos de tres puntos porcentuales. En realidad estuvo la actual Senadora muy cerca de ganar esa contienda, de no ser porque al final se impuso la otra poderosa fuerza, la de las armas que logró ganarle una batalla más a la Presidencia de la Republica. En efecto, por segunda ocasión Felipe Calderón había sido derrotado por quienes ya le habían ganado la batalla de la inseguridad en Michoacán.

 

Entonces, ¿Alguien cree que de haber ganado la gubernatura el PAN bajo ese esquema de compra masiva de votos, no hubiese sido también igualmente grave e inmoral, como quien lo hizo con el poder de las armas?, por eso tan inmoral uno como el otro.

@tonosotosanchez