MORELIA, Mich., 29 de mayo de 2011.- En México, la discriminación es una situación que no sólo se refleja en la raza, la orientación sexual, la religión, el rango socioeconómico, la edad y la discapacidad, manifestó el presidente de la Comisión de Educación en la LXXI Legislatura, Heriberto Lugo Contreras, quien señaló que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación, la tercera causa que las personas identifican como un factor de división o que imposibilita la convivencia y el entendimiento, es el nivel educativo. Al respecto, dijo que la persistente discriminación en materia de género y la incapacidad para reconocer como un derecho humano la educación, establece que hay 31.9 millones de adolescentes de 15 años o más -a nivel nacional- que son privados de su derecho a la educación, según cifras obtenidas en el Censo 2010. Heriberto Lugo Contreras, representante del distrito VII Zacapu, indicó que en el sistema educativo nacional se tiene matriculados 33.8 millones de alumnos, representando el 31.6 por ciento de la población total del país. Y de estos -tomando como referencia la información de la SEP-, el 75.9 por ciento se encuentra en el área de educación básica, que va desde preescolar hasta secundaria; seguida de la educación media superior con 11.6 por ciento de estudiantes, mientras que la educación superior sólo abarca el 2.7 por ciento. Por otro lado, 4.5 por ciento de la población se prepara en capacitación laboral. “Mientras que en Michoacán, hay una matrícula de 1 millón 256 mil 32 alumnos; y registra un total de 995 mil 53 de alumnos anotados en educación básica; 123 mil 559 en educación media superior; 77 mil 487 en superior; y 59 mil 745 en capacitación laboral”, afirmó.Lo anterior, es un hecho que coloca a la entidad en el top ten de los estados más aplicados de la República Mexicana de acuerdo al Cuestionario 911 de la Secretaría de la Educación Pública (SEP). No obstante, el diputado de extracción perredista, Lugo Contreras, expresó que se requiere ahondar más en un modelo capaz de adaptarse a las exigencias de una sociedad global desigual, y a una economía planetaria sustentada en la generación del conocimiento, con el objetivo de que sean menos los jóvenes que abandonen sus estudios y aumentar así la matrícula.