Conmemora Silvano el 35° aniversario de la fundación del PRD
CHILCHOTA, Mich., 25 de febrero de 2014.- Crisanta no lo podía creer.
El mismo Peña Nieto estaba frente a ella, con la mano extendida y listo para abrazarla y besarla.
Sin reponerse, la mujer indígena, de mediana edad, la soltó al respetable:
-Será de a de veras o estoy soñando- .
Peña sonrió y la cobijó entre sus brazos.
Unas cadenas de aplausos arreciaron el emotivo encuentro.
-Voy a disfrutar al presidente, ahora que lo tengo en mis manos. Es la primera vez en mi vida que toco un presidente-, arengaba Crisanta.
El jefe del Ejecutivos estableció una promesa en Morelia: visitar las comunidades indígenas.
Esta mañana, Peña Nieto la cumplió. Sostuvo un encuentro con integrantes de comunidades indígenas. Y prometió más visitas.
Aquí, en este municipio, enclavado en la zona conocida como la Cañada de los 11 Pueblos, Enrique Peña, aseguró que cerca de 24 mil indígenas de 82 comunidades tendrán acceso a energía eléctrica.
Más aún: la inclusión de un total de 51 municipios a la Cruzada Nacional Contra el Hambre. 2013 registraba solamente siete. Los esfuerzos gubernamentales y la crisis michoacana lograron la aritmética.
El Presidente se hizo acompañar de Miguel Ángel Osorio y Rosario Robles; también estuvieron Nubia Mayorga de Pueblos Indígenas, Enrique Ochoa de CFE y Aurelio Nuño, su jefe de la Oficina de Presidencia de la República.
A lo que vino. A ver resultados y a palpar, personalmente, el sentir de la gente.
Se bajó del estrado .Rompió los protocolos. Ofreció el micrófono. Pidió que cada uno de los a beneficiarios hablarán. Que se vea, que se sienta lo que su gobierno está haciendo.
Una mujer le dijo que aún hay tala de bosques, amenazas y corrupción, pero que la presencia de la Secretaría de la Defensa Nacional, en el programa de comedores comunitarios, crea más confianza en las comunidades.
El presidente estaba atento, abierto. Pedía más participaciones. De los beneficios de programas de techo digno, de las mujeres emprendedoras, de los que contarán con energía eléctrica, de los que están en el programa de la Cruzada Contra el Hambre.
El jefe de bienes comunales de San Lorenzo le expresó que “había una situación que ya no se aguantaba, que hacía sufrir a la gente” y demandó mayores apoyos para los productores. entre ellos fertilizantes y semilla.
A lo lejos del templete, otra fémina le gritaba. Peña pidió que le permitieran el paso.
Agitada llegó hasta él. El Presidente le extendió la mano y la ayudó a subir.
Era de los Encinos, una comunidad indígena. El ritual obligado: un beso y un abrazo. La solicitud: techo para la escuela de la comunidad y la instalación de una lechería.
-¡Claro!-, respondió el presidente.
Peña Nieto ofreció toda la voluntad y disposición de la Presidencia de la República para logar el impulso de Michoacán.
Aseguró que no hay soluciones ni varitas mágicas, pero refrendó el compromiso presidencial por borrar el mal estigma que tiene Michoacán y por el atraso que tiene.