La transformación va a llegar a Zacapu: Mónica Valdez
MÉXICO, 1 de febrero de 2016.- La senadora Iris Vianey Mendoza del Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara Alta, participó en reunión de trabajo entre las mesas directivas de las Comisiones de Justicia, Puntos Constitucionales, Gobernación, Seguridad Pública del senado y de la Comisión Bicamaral de Seguridad Nacional con integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), sobre propuesta de reforma constitucional de Mando Único Policial.
De acuerdo a información de un comunicado, la legisladora michoacana compartió su opinión a los gobernadores presentes a tráves de un documento, que inicia textualmente así “en relación con la propuesta de seguridad que presentó el titular del Ejecutivo Federal en diciembre de 2014 como respuesta a la presión social y política por el Caso Iguala/Ayotzinapa y que, como toda respuesta coyuntural, adolece de un análisis más estructural de la problemática que vivimos.”
“La inseguridad y la violencia en México es un problema en extremo complejo por lo tanto no admite soluciones simplistas ni cortoplacistas, sino la construcción de una combinación integral de alternativas de corto, mediano y largo plazo que atiendan como política de Estado y como compromiso de los tres órdenes de gobierno, los tres Poderes de la Unión y sociedad civil, sus causas estructurales.
Les comentaré esquemática y brevemente junto con algunas líneas de la propuesta que pondremos en el debate que se desarrollará en el Senado:
1) Los distintos gobiernos, el federal, estatales y municipales, de todo color, abandonaron la responsabilidad política de atender como prioridad la seguridad de las y los ciudadanos y la dejaron en manos de los policías, ahora de los militares, provocando así el desgobierno político de la seguridad; dejaron de construir políticas públicas integrales de seguridad para dejarla en manos de policías formadas a imagen y semejanza del sistema político al que sirven.
La iniciativa de desaparecer a las policías municipales para concentrar la fuerza policial en 32 policías estatales a través de un mando único, propone nuevamente una estrategia desde la visión de policías y criminales y no una apuesta a la seguridad humana que atienda las otras causas, como:
2) La normalización de la ilegalidad, a partir de dos fenómenos que se retroalimentan:
3) La corrupción, tanto la que a gran escala desarrollan las empresas y las autoridades como las Casas Blancas, el conflicto de interés, la compra de los líderes sociales, políticos y partidarios y el triángulo política-policía-criminalidad; como la que realizamos los propios ciudadanos: las mordidas, los sobornos, todo lo que permite la prevalencia de otras dos causas: la impunidad sistémica y generalizada como consecuencia del colapso del sistema de justicia que no permite castigar a quienes desde los distintos ámbitos cometen conductas ilegales de mayor o menor escala.
4) Una causa más es la masificación de los mercados ilegales, el crimen, también el que se comete desde las instituciones, es fundamentalmente un tema de oferta y demanda y derivado de la corrupción y la impunidad, hay tierra fértil para la comisión de los más de 20 delitos reconocidos por la Convención de Palermo, masificándose la ilegalidad. Y desde 2006, con la militarización de la seguridad, se han destruido redes sociales municipales, que cuestionables o no, permitían una administración de dichos mercados; por ello, la propuesta de mando único, no sólo no apunta a resolver el conflicto sino a generar mayor corrupción comunitaria en la base de nuestro sistema político: el municipio.
5) Una causa que se entrelaza con las ya mencionadas es la alternancia política que provocó dos fenómenos:
a) la fractura de las lealtades políticas de los grupos criminales, y,
b) el sistemático desmantelamiento institucional en materia de seguridad que duró al menos una década y que en 2006 declaró la guerra a los grupos criminales dedicados al trasiego de droga junto con el abandono a los adversarios políticos ante el crimen.
6) Sumemos el populismo penal y la urgencia legislativa que, sin atender las causas profundas, generan políticas públicas contrarias a la solución estructural de los problemas, y por último, la violencia estructural que viven millones de mexicanos con niveles de pauperización creciente, crisis económica, devaluación del peso, caída de los precios del petróleo, exclusión social, marginación, falta de oportunidades, violación a todos los derechos sociales, políticos y económicos, con la consecuente comisión de crímenes atroces y de lesa humanidad, como la desaparición, la tortura y los homicidios dolosos, ejecuciones, producto de la violencia institucional y criminal.
Algunas de las causas estructurales:
El reto es sumar varias acciones de Estado que incidan en cada uno de los factores estructurales y vaya hacia la seguridad humana, proponemos algunos elementos: