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SAN ÁNGEL ZURUMUCAPIO, Mich., 15 de mayo 2015.-Antonio estaría a punto de cumplir 30 años.
Pero no llegó.
Son los costos de la política, de ser opositor, de levantar la voz en un Estado flagelado por el crimen, por la mafia, tan poderosa que logró poner al gobierno y a la sociedad de rodillas.
En el camino dejó a Yunuén, de 12 años, Daniela de 7 y Jimena de 3.
Ahora, la vida se complica para Patricia Ruiz, la viuda
Antonio Ruiz, excandidato panista a la alcaldía de Ziracuaretiro fue “levantado”el 27 de abril del 2013.
Tres días después fue hallado muerto en un paraje de Zirimicuaro. Nadie se adjudicó su muerte, pero en la conciencia de Acción Nacional no hay dudas: fue el crimen organizado.
Relata la joven viuda que Toño fue un hombre de bien, que luchó en impulsar un nuevo proyecto en esta tenencia.
Y en efecto, ahí se ven los logros: una cancha de basquetbol, mejora en servicios, impulso a la cultura y, sobre todo, un trabajo muy cercano a los jóvenes.
También destacan acciones para el Colegio de Bachilleres y mejoras sustanciales en la plaza principal de esta comunidad, vergel productivo de una vasta variedad de productos agrícolas, amén de la riqueza forestal.
La viuda, arrinconada en un mohoso escritorio, es quien se encarga de hacer los cobros del servicio de agua potable, aquí,
La vida es sumamente difícil para ella. Tiene que sortear el futuro de sus tres pequeñas hijas, la mayor a punto de salir de la primaria,
Su suegra es el soporte para que puede trabajar, educar, forjar a las pequeñas.
¿Qué le han dicho las autoridades del caso? ¿Reconoce avances en la investigación?
“No. Yo no quiero moverle. Finalmente hay un Dios allá arriba y el juzgará”.
¿Tiene temor?
“No. Yo no le debo nada a nadie”.
A un lado la más pequeña se le acurruca. La falta del amor paterno es evidente, pero la fortaleza y los brazos maternos cumplen el cometido.
Y para rípley: su salario es de 500 pesos quincenales. Una baba de
perico para enfrentar los reclamos de educación, vestido, sustento.
De hecho, sale el reclamo:
“No me han apoyado. Pensé que me incluirían en la planilla, pero no fue así”.
Es la gira de Cocoa por este distrito.
El evento se aprovecha para rendir una especie de homenaje el joven panista asesinado.
La suben al estrado. Le otorgan un ramo de flores, pero también es evidente que sus hijas no comen flores.
Y desde la tribuna, la Cocoa lanza la inconformidad: “no pondremos permitir el retorno de gobiernos asesinos, de gobiernos coludidos con el crimen, de policía que secuestraron y mataron a gente como Toño, que valientemente sólo levantó la voz contra la injusticia y el crimen”.
Nadie quiere hablar, pese a que el crimen ocurrió en el 2013.
Nadie da razón. De por sí la desconfianza es una de las principales cualidades de la comunidad indígena.
Un amigo de él sólo se limitó a decir: “No sabemos qué pasó. Sólo lo encontramos muerto, allá por Zirimícuaro”.
No fue salameria. El muchacho, aún en espíritu, cuenta con un amplio respaldo social.
“Hoy han quedado sueños incompletos, pero el espíritu sigue vivo y la esperanza de la gente. Toño Ruiz dejó un gran legado de servicio y amor por su comunidad”, señaló un joven panista, integrante de la planilla.
A Toño Ruíz se le quiso aparentar un supuesto accidente automovilístico. La propia familia, por temor obvio, demandó no hacer más “ruido”. Y claro! La zona, era, en ese entonces, una zona de guerra.
Toño Ruiz es parte de la estadística: 5 funcionarios panistas asesinados durante la etapa negra de Michoacán, y al menos una decena de atentados.
En ellos destaca el de noviembre del 2011. El alcalde de La Piedad, Ricardo Guzmán es abatido en una transitada calle de ese lugar.
También sobresale el de “el brochas”, Gustavo Garibay, alcalde de Tanhuato. Previó a ello, en febrero del 2013, el secretario de ayuntamiento, Pedro Córdoba, fue abatido sobre la carretera La Piedad-Tanhuato.
El PAN registra el de Isidro Ibarra, director de servicios públicos de Puruándiaro. Unos meses después, en octubre de ese año, José Alfredo Magaña, director de seguridad pública de ese lugar fue abatido por las balas de grupos delincuenciales.
Son los costos de la política, de ser oposición.