La inconformidad por el agua crece
NUESTROS DEPORTISTAS
¡HICIERON MUCHO MÁS… EN CONTRA DE TODO!
Etelberto Cruz Loeza
Finalmente, los juegos olímpicos Rio 2016 terminaron, los que fueron los primeros juegos olímpicos en Latinoamérica llegaron a su fin.
Aunque hubo detalles con el agua del foso de clavados y de la contaminación en la Bahía de Guanabara y los problemas de la contaminación del Sika, y bajo una constante lluvia y con todo y que el clima en agosto de la ciudad de Río de Janeiro era el menos recomendable para realizar los juegos, estos se realizaron y llegaron a su fin.
A reserva de realizar en muy poco tiempo un análisis más detallado, así de momento, inmediato, a nuestro país le fue mal o muy mal, como lo quiera ver, pero si comparamos la cantidad de medallas obtenidas ahora, – 3 de plata y dos de bronce – 5 en total, dista mucho de ser una muestra del deporte que tenemos o es una muestra real, como usted lo dese ver, pero en Londres, hace 4 años, se obtuvieron 7 – 1 de oro, 3 de plata y 3 de bronce – y mucho más distante de la máxima cosecha que se tuvo en 1968, cuando los juegos olímpicos fueron en nuestro país.
Las medallas obtenidas – 5 -, nos colocaron en el no muy honroso lugar 61 de los 78 países que consiguieron preseas, muy lejos del lugar 39 conseguido en Londres y en el de Pekín, China, en el lugar 36; en Atenas, 2004, en el lugar 59 y, finalmente, en Sídney, Australia, en el lugar 36.
Estos juegos tuvieron una renovación del ranking deportivo mundial: como primer lugar, Estados unidos ratificó su supremacía deportiva mundial y olímpica, pero Inglaterra desbancó a China como segundo lugar y la relegó al tercer puesto.
En el continente americano, la potencia es Estados Unidos, le sigue Brasil, Jamaica, Cuba, Canadá, Colombia, Argentina Puerto Rico y México – esta ordenación es por la cantidad de medallas de oro que obtuvieron los países -.
Pese a todo, lo más importante es que no se presentó el terrorismo, aunque la crisis política se manifestó y la crisis económica limitó la cobertura de los juegos, pero esto no quitó ninguna cualidad a los mismos.
Se ha desatado un clima nada propicio contra los deportistas que acudieron a esta justa deportiva; ellos son los menos culpables.
Si hay culpables, debemos buscarlos en otra parte, sobre todo en los deportistas de pantalón blanco que llevan a sus familiares y amantes en turno, con todos los gastos pagados, a esos eventos de talla internacional: estructuras de las federaciones deportivas y funcionarios de la CONADE y del COM, empezando por sus titulares, pero, haciendo a un lado las cuestiones políticas y federativas, vayamos una ligera reflexión.
Siendo desapasionados y hasta un poco o un mucho deterministas, lo que hicieron nuestros deportistas, premiados o no, fuer mucho más de lo que podían hacer y cumplieron mucho más allá de lo que podría ser.
Mi reconocimiento – que de nada les servirá – para todos ellos, particularmente para los cinco que alcanzaron medallas y para los que se quedaron a un tris de ganar: Alejandra Valencia, en tiro con arco, Alejandra Zavala, en tiro, Carlos Navarro e Itzel Manjarrez, en taekwondo, Paola Espinosa, en clavados, Bredni Roque, en levantamiento de pesas y Diego del Real, en lanzamiento de martillo: todos ellos – medallistas o no – pusieron lo que Vicent Lombardi habría recomendado&reconocido: “el esfuerzo adicional” para triunfar, pero…¡Estaban condenados a la derrota!…¡Nacieron para perder!
Genéticamente el tipo mexicano – con todas las mezclas sanguíneas habidas y por haber – no les alcanzaba para más.
Viendo competir a nuestros deportistas con las moles humanas norteamericanas, británicas, europeos, coreanos y chinos, nada tenían que hacer, salvo dejar en alto el nombre suyo y el de nuestro país.
Los deportistas norteamericanos miden más de 1.90, llegando a superar, fácil, los dos metros; los nuestros, los más altos miden 1.83.Esos cuates, alzando las manos superaban la red o el aro y brincando, quedaba la red muy abajo, abajo y el aro, como embudo y bloqueaban y clavaban y encestaban que era un contento y la barra de las pesas ¡Hasta temblaban!…cuando las tomaban los europeos y/o chinos-orientales.
La masa muscular de ellos los convierte en búfalos y su tórax expandido parece clóset.
Nuestros deportistas nada tienen que hacer en volei bol – en todas sus especialidades -, básquet bol – en sus dos ramas -; tenis, halterofilia – levantamiento de pesas, disciplinas de atletismo de pista y de campo, natación – en todos sus tipos y competencias – y clavados; pentatlón, decatlón, arco y tenis de mesa ni bádminton – o como lo llamen -.
Si acaso y por las características del mexicanos – su agresividad y picardía – y las medallas conseguidas me concede la razón, se puede realizar una competencia excepcional, extraordinaria en marcha, deportes de contacto – box y karate-taeqwon do y boxeo, pero por lo poco apegados que somos a una disciplina de trabajo diario, sistemático y sí muy temperamentales, al fin latinos, se puede hacer la hombrada de ganar en futbol, ciclismo, boxeo, arco, esgrima, clavados, pero así, que se sea protagonista y signifique riesgo para los otros, ¡ni yendo a bailar a Chalma!
Y por otro lado, los triunfos que se han conseguido desde siempre han sido y son más bien resultados del trabajo individual – ¡con mucho corazón! -, no de los organismos públicos deportivos y hay garbanzos de a libra…pero son ¡contados!
Y por otro lado, también en descargo de nuestros deportistas: ¡nos falta mucho para ser carne!…luego, luego se enseña que no están aun maduros y con un poco de obstáculos, muestran las deficiencias. En nuestro horizonte tenemos contados con las palmas de una mano los deportistas de talla internacional…¡todo es pura tinta y saliva! Si no, ¿luego qué venden?
Y curiosamente, mire lo que son las cosas: en el futbol nuestro representativo le pudo haber ganado al subcampeón olímpico – Alemania -, pero se descuidaron en dos ocasiones y quedaron empatados; Fidji aprovechó un descuido y ¡zas! Nos mandó a Chin Shu Ma… En volei varonil se compitió contra los mejores y que disputaron la final: Brasil – campeón. Oro – e Italia, subcampeón. Plata. En volei playa, igual.
¿Qué les faltó a nuestros competidores? Empaque físico – que midan más de dos metros y sean siempre disciplinados – técnica, tácticay espíritu de victoria. Nada más eso.
Y todo esto no se compra…se construye, biológicamente, físicamente y mentalmente.
¿Cuándo cambiará esto? Cuando haya un enfoque hacia estas direcciones, empezando por la promoción, práctica, desarrollo y selección deportivas – no de cuates-compromisos, por méritos deportivos, no por el cuerpo y/o de sábanas, fogueo y más fogueo, pero como en nuestro deporte no existe una política deportiva competitiva – no hay ligas deportivas – ni en el IMSS, ISSSTE, UNAM, IPN, universidades, etc., pues la base está, fundamentalmente, en las escuelas – desde abajo hasta la superior -; no existe una cultura popular hacia cualquier deporte – atletismo (de cualquier tipo, de conjunto, ciclismo, natación, básquet bol volei bol, karate, tae qwan don, futbol, etc.) – de competición ¡que también es negocio!…pero ¡hay que sembrarlo! pasarán años y años y jamás vendrá un cambio y seguiremos lamentándonos de los resultados.
Ejemplo de lo anterior es China…sus deportistas están preparados biológicamente, físicamente y psicológicamente para ser protagonistas y triunfar…qué animalotes presentaron en levantamiento de pesas; qué delgadas en gimnasia, qué empaque para clavados y natación…
Otro: los deportistas africanos, Jamaica y Barbados: sus directivos explotan su disposición biológica-natural para tal deporte: resistencia, velocidad: Fondo y gran fondo…No se andan perdiendo en infiernitos.
Nosotros queremos competir en todo. Y ahí está la fregadera.
Debe recordarse que a los competidores de Rusia se les vinculó con una política de Estado para doparse y entrenar…ahí está la prueba de que es posible la promoción, selección, desarrollo y maduración, sin llegar a ese extremo.
En nuestro país, muy seguramente habrá tormenta porque alguien debe pagar los platos rotos, sobre todo porque no se hizo feliz al pueblo, en base a lo que se le ofreció y prometió: el oro y el moro.