Teléfono rojo
CNTE-AMLO, la máquina del odio
Y ahora, ¿qué grupo de “infiltrados” tomó por la fuerza radios y televisoras en Chiapas ayer por la mañana? Fueron ellos, los integrantes de la CNTE, protegidos y aliados políticos de López Obrador.
Esa alianza, como lo dijo el secretario Miguel Osorio Chong, es la que alienta la violencia en su sector del país.
Sólo ofrecen odio, rencor social, subsidios y profundización de la desigualdad.
En su cierre de campaña, acompañado de López Obrador, el candidato de Morena al gobierno de Zacatecas, David Monreal, dijo que cuando tome posesión va a derogar la reforma educativa: “le vamos a dar para atrás. La vamos a echar abajo”.
Y acto seguido expuso que habría nuevos programas sociales emergentes dirigidos a sectores vulnerables.
Ahí está lo que significa esa alianza CNTE-AMLO: atraso educativo que condena a los niños a una educación deficiente y, en consecuencia, a vivir de los subsidios mientras se pueda (en Venezuela ese esquema se desploma).
No quieren que la gente aprenda a pescar, sino que prefieren regalar pescado.
Para impulsar sus delirios anti históricos, López Obrador azuza el odio contra enemigos que expone como confabulados contra el pueblo. Dijo en ese mitin en Zacatecas que hay una alianza del PRI y PAN contra Morena, que incluye a Felipe Calderón y que tiene detrás a Carlos Salinas “para detener nuestro avance en Zacatecas” (La Jornada de ayer).
PRI y PAN son adversarios en Zacatecas (y en todo el país), por lo que no se ve una alianza contra Morena en ese estado y en ningún otro. Pura fantasía para engañar a la gente y promover el odio.
Ese odio que transmite y promueve AMLO, encuentra eco en sus aliados como la CNTE, que ayer en Chiapas tomó por la fuerza media docena de radios y televisoras, entre ellas Canal 5 y Megacable, Máxima FM y EXA FM, así como el Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión.
Un día antes, los aliados de AMLO retuvieron y humillaron a agentes de investigación en Oaxaca. Los pararon ocho horas bajo el sol, sin darles agua, con carteles que los acusaban de ser enemigos del pueblo.
El día anterior, una agrupación aliada a la CNTE rapó a directores de escuela que habían dado clases a los alumnos, sin obedecer el llamado al paro que hizo la sección 7 de la CNTE. Todos vimos que les cortaban el pelo a la fuerza y los hicieron caminar descalzos por las calles de Comitán con letreros de “yo soy un traidor”, a la CNTE, desde luego.
Y un par de días antes, grupos afines a la CNTE retuvieron al presidente del Congreso del Estado, lo amarraron en el kiosko de la plaza pública de San Cristóbal de las Casas y amenazaron con quemarlo vivo si no les cumplían sus demandas.
Todo esto se hace en nombre de una oposición a la reforma educativa, pero en realidad se trata de un pretexto para polarizar y darle cauce práctico al odio que promueve López Obrador en el país.
La alianza CNTE-AMLO, que nace de un discurso mentiroso para generar odio, tiene en la base social una respuesta concreta que se expresa en las acciones violentas y fascistas que hemos visto en estos días y, a medida que se acerque la elección presidencial, se va a poner peor.
Por qué AMLO
López Obrador va en punta entre los posibles candidatos a la Presidencia de la República porque desde que inició el presente siglo se encuentra en campaña para ocupar la primera magistratura.
Es el único candidato presidencial que hay, pues los demás partidos elegirán hasta el próximo año a sus abanderados, y en los hechos AMLO ya es el candidato de Morena.
De acuerdo con la encuesta de El Financiero que se publica hoy, López Obrador le saca tres puntos de ventaja a Miguel Ángel Osorio Chong y a Margarita Zavala.
Es una noticia fuerte. El que lleva quince años en campaña y ha sido dos veces candidato presidencial, solo adelanta por tres puntos al mejor posicionado de los posibles abanderados del PRI y a la precandidata del PAN.
Ha utilizado toda suerte de recursos públicos, legales e ilegales como fue el caso de pagar con dinero del GDF spots que nunca salieron al aire (Contaduría Mayor de la ALDF) cuando estaba al frente del gobierno capitalino.
Luego se dedicó a recorrer el país en campaña anticipada, para lo cual utilizó dinero de oscura procedencia y de gobiernos estatales aliados (o chantajeados) que le financiaron su precampaña.
Ahora lo hace con los recursos públicos que le corresponden a su partido, Morena, y así saca ventaja a todos los posibles contendientes de otros partidos que están dedicados a trabajar en lo suyo, no en campaña.
De cualquier manera López Obrador va en primer lugar. Por poco, pero ahí está, con una ventaja que le han dado los años de visitar municipio por municipio en demanda del voto popular.
Los posibles candidatos de los demás partidos todavía no lo son, así es que la “fotografía de instante” que presentamos hoy se va a ajustar cuando todos hagan campaña y no nada más uno como ocurre ahora.
Sin embargo el 22 por ciento que tiene López Obrador marca un piso del cual difícilmente va a bajar en la elección de 2018. Al contrario, puede subir si los demás candidatos decepcionan u ocurre un descalabro mayúsculo en el país.
Quien aprovecha las desgracias nacionales y el mal ambiente político que se genera es López Obrador, nadie más. Por eso su insistencia en oponerse a todo, a fin de que a México le vaya mal para que a él le vaya bien.
Por razones externas e internas la economía no ha crecido lo suficiente para satisfacer las necesidades del país. Eso juega en favor de López Obrador.
La polarización PRI-PAN también juega en favor de López Obrador, ya que el sedimento de encono que deja en las bases ese enfrentamiento constante entre los dos principales partidos, aleja la posibilidad de alianzas de hecho en caso de partirse en dos la elección, como ocurrió en 2006 y 2012.
Va en punta, aunque por una diferencia mucho menor a la que tenía en 2006 y perdió.