El regreso de los brujos o la refundación del viejo PNR

México se encuentra en una paradoja, una especie de cruce de caminos, donde las propuestas de todos los “aspirantes” nos llevan a una involución.

En el mejor de los casos, es como querer recuperar algo que perdimos en el camino. ¡Pobre México!

Del PRI, todo mundo lo dice: ofrece más de lo mismo y José Antonio Meade ha tenido que cargar con un pesado grillete que lo hace retroceder dos pasos por uno que da.

De no fijar un deslinde rotundo en las próximas semanas respecto del partidazo y del gobierno de Enrique Peña Nieto, su suerte estará echada.

Y por mucho que discutan, a quien tienen que arropar  los priistas es a su candidato, no a su líder Enrique Ochoa Reza que, a fuerza de ineficiente, a todo mundo resulta ya antipático.

Bueno, hasta los “memes” más ingeniosos en su boca se convierten en blasfemia.

Pero el hecho es que el PRI confía en su estructura, pensando en dilapidar ese 40% de votos “amarrados” que creé tener, sin darse cuenta de la fuga que se está gestando a través de las redes sociales… y que se le podría ir vía magisterio.

EL CAMBIO Y LA MORRALLA

Pero lo triste para el país es que lo que proponen los otros está lejos de implicar un cambio: unos ofrecen treguas para armar conciliábulos de clanes; otros anuncian el inicio de la intolerancia, principalmente contra los periodistas.

Andrés Manuel López Obrador quiere disfrazar de “giro histórico” lo que en términos reales no es más que una “vuelta de tuerca” a los peores fundamentos que dieron origen al actual PRI.

Su gran anuncio es que quiere sacar del sombrero de mago, una propuesta de pacto, como lo hizo el Partido Nacional Revolucionario. Amor, paz y amnistía a todos los grupos beligerantes, para sentarse en una gran mesa a negociar.

El problema es que muchos a los que hoy ofrece sitio en ese “rancho”, ni son revolucionarios, ni son próceres de nada, ni mucho menos podrán pacificar al país.

Algunos son asesinos o narcos, como los de Iguala; otros son farsantes, pero en su mayoría son traidores al país, por corrupción, empezando por Elba Eshter Gordillo, la más nociva de todos, junto con la dinastía de los Napoleones mineros.

La estrategia de MORENA es la misma utilizada por el PRD en 20 años de gobierno en la Ciudad de México:

Ni Cuauhtémoc Cárdenas. ni López Obrador, mucho menos Marcelo Ebrard, destruyeron las estructuras corruptas que se han movido en la capital de la República.

Sólo renovaron liderazgos, dejaron florecer a todos esos grupos y mantuvieron la violencia soterrada. La putrefacción afloró cuando Rosario Robles Berlanga puso al descubierto, con René Bejarano, los negocios sucios que imperan en la ciudad

La estructura se ve intacta en amplias zonas como La Merced o Tepito, donde grupos delictivos llevan el control financiero de los ingresos ilegales que se generan por permisos de uso de suelo no sólo sobre aceras, sino incluso en los carriles confinados del metrobus.

Esos ingresos corruptos representan una derrama anual superior a los 16 mil millones de pesos, tan sólo en la capital del país. Ello, sin contar los permisos de obra y construcciones que sólo han hecho inhabitable al viejo DF.

El abordaje de la ciudad está listo.

El problema es que ahora son dos grupos poderosos los que preparan sus naves: MORENAvsPRD, con sus aliados del PAN, que no dejarán ir así como así las delegaciones Miguel Hidalgo y Benito Juárez.

En este nuevo armisticio, pacto o acuerdo de grupos, AMLO ha puesto toda la carne al asador, perdonando la política de chantaje y cooptación que el sindicalismo oficial ha representado para México.

Tiene un mar de fondo su mensaje de hace unos días: De ganar la elección del primerode julio, su Gobierno federal “ya no impondrá a los líderes magisteriales ni favorecerá a facción alguna”.

No, claro, las imposiciones y el mangoneo lo realizarán los hijos…yernos y nietos de Elba Esther. ¿Ustedes le creen a Elba Esther Gordillo? Yo tampoco.

Pero como muchos adoradores del tabasqueño dirán que no era el sentido de ese discurso, nada más vea ante quien soltó tales frases: Fernando González, yerno de Gordillo, y René Fujiwara, nieto.

Por eso no es extraño el repentino resurgimiento de Elba Esther Gordillo, que amagaba con regresar a la dirigencia nacional del SNTE, donde Juan Díaz se ha vuelto el nuevo rey.

Ahora, ese gremio está en el eje de la disputa entre PRI vs MORENA, de ahí la aquiescencia y el desparpajo con que López Obrador se placea con la familia Gordillo, sin ningún prurito ni vergüenza.

Simplemente es el caudal de votos que necesita para ganar.

INTOLERANCIA Y REACCIÓN

https://youtu.be/Id1xEZyE6Fc

Pero, por el lado del PAN-PRD-MC con Anaya como candidato, la situación no mejora un ápice.

Baste ver las declaraciones de Javier Corral desde Chihuahua y la brutal golpiza que se recetaron los perredistas de las corrientes Alternativa Democrática Nacional, Nueva Izquierda y Vanguardia Progresista.

Ese fue el marco con que avalaron la candidatura presidencial de Ricardo Anaya, como parte de la coalición Por México al Frente, mientras se daba la definición de candidaturas a puestos legislativos.

La confrontación fue por una supuesta exclusión de corrientes. Los hechos ocurrieron en los salones alternos al Consejo que se realizaba en Expo Reforma.

Pero más reveladoras las expresiones de Javier Corral, gobernador de Chihuahua, quien de antemano advirtió que no se prestará a una “simulación política”, ni a la soberbia y el autoritarismo del grupo de Anaya, Damián Zepeda y Santiago Creel.

“Unos cuantos acuerdan en el Club de Industriales o en la oficina de la precampaña o en la oficina de Santiago Creel o en la oficina del presidente del partido, porque abusan de ustedes”, dijo Corral a los consejeros panistas.

Este grupo que encabeza el presidente nacional del partido con licencia, Damián Zepeda, dijo, está tomando decisiones con una “soberbia infinita”, como si ya tuvieran el poder presidencial.

Pero los hechos están a la vista. Sólo hay que ver cómo respondió Ricardo Anaya ante la investigación periodística de EL UNIVERSAL por indagar sobre el origen de su riqueza: una demanda judicial.

Luego su aliado panista en Veracruz, Miguel Ángel Yunes, dio otra muestra, para que los reporteros no le estén buscando ruido al chicharrón: otra demanda, pero contra la revista PROCESO, por “daño moral”.

Hay intolerancia abierta y virulenta, con calificativos y anatemas: “pasquín”, “órgano de información de MORENA”; información “tendenciosa, ridícula y torpe”, elaborada por “calumniadores”.

Todo por afirmar que Yunes ha ocultado información en su declaración de bienes lo que, en todo caso, debiera ser su obligación. Que mala noticia para el periodismo, además del hálito de muerte que los rodea, que mala noticia para México.

Esos son los que nos quieren gobernar.