Paz y NEM
Símbolos, heráldicas y señales rumbo al dedazo 2024
Se cumplió un año del triunfo. En diciembre, se cumplirá también un año del ascenso al poder. En los hechos, el país ya está inmerso en una profunda transformación.
El mensaje “circular” es que los gobiernos del PAN y PRI abusaron del poder y se beneficiaron de un auténtico saqueo. Es difícil controvertir eso: prácticamente no hay un sólo sector que no esté tocado por la corrupción.
Se está viviendo una purga. Sin embargo, el problema es la forma como se está llevando a cabo. Se advierte desorden, descoordinación, falta de metodología, ausencia de planeación estratégica.
Para hablar en términos del nuevo régimen, es como si se pretendiera limpiar una hoya de frijoles con gorgojo pero, una vez limpios, se vacía todo en una olla vieja, sucia, llena de hollín y de aceite requemado.
Lo peor de esta reseña del primer año de acenso al poder es que, por fuerza del voluntarismo, vamos en picada a una involución que es, ni más ni menos la reinstauración del Presidencialismo más brutal.
Esto lo comentamos aquí hace exactamente un año y los hechos también en este caso, son incontrovertibles.
Decíamos entonces que uno de los primeros efectos de la llegada de Morena como nueva mayoría aplastante, sería el regreso del Presidencialismo del que supuestamente queríamos librarnos con la salida del PRI.
Sin embargo, hoy vemos como ha regresado un ceremonial incluso más abyecto que el anterior, plagado de genuflexión hacia el nuevo “Jefe de las fuerzas armadas y de las fuerzas brutas”.
Hoy tenemos casi reinstalado, el “Día del Presidente”, con una élite política aplaudidora, incapaz de chistar las órdenes del Primer Mandatario.
Así pues, el eje del poder no sólo no se modificó, sino que se ha entronizó con más fuerza. El sistema presidencialista está consolidado y redivivo.
López Obrador es el factótum de todas las decisiones. Es la cabeza de un nuevo partido de Estado, con apetitos de poder tan mezquinos como aquellos a los que desplazó. Sus decisiones son inobjetables y todo aquel que ose contradecirlas es tildado de “aberrante”.
El lenguaje, la forma de hablar pausado, el tono admonitorio, de regaño, ha permeado ya entre las clases sociales. Hoy este ambiente de tensión puede verse, de una manera preocupante y violenta, principalmente en las aulas universitarias y en los sindicatos.
Hay un hálito de rencor en las palabras, por las décadas de injusta distribución de la riqueza. Todo parece indicar que el siguiente paso será la revancha, la venganza, para sumir a todos en una “justa medianía“, en la Austeridad Republicana.
Según la prédica, todos estamos bajo pecado y por ende, bajo revisión. ¿Quiénes somos, qué tenemos, en qué trabajamos? Seguramente hay una forma corrupta de vivir porque, en gran medida, esa fue la cultura que dejó en su último sexenio el PRI y que no supo cambiar el PAN en 12 años.
Para quienes lean esto en el extranjero, esto es lo que está ocurriendo en México, No hay en este relato ni un punto, ni una coma de exageración. Hay ejemplos fehacientes:
Fuera de reglas, de toda normatividad; incluso sobre la violación flagrante de los derechos humanos, se han suspendido apoyos, ayudas en amplias capas de la población que en verdad requerían ciertos servicios.
AMLO cerró estancias infantiles, comedores comunitarios; suspendió el reparto de medicinas para el sida y el cáncer bajo el argumento de que había indicios de corrupción. Todo para extirpar el mal ¡Vaya receta!
Ahora, en medio de esta depuración cuasi religiosa, también pretende condenar al ostracismo, por un lapso de 10 años, a todo aquel ciudadano que haya servido al régimen.
Fijar un plazo de 10 años a los servidores públicos para poderse emplear en la iniciativa privada es aberrante, violatorio de los derechos humanos. ¿Quién y cómo determinaron que el nivel de “expertise” o sapiencia sobre algo se pierde en ese tiempo?.
Lo único que se promueve con ese tipo de criterios, es el surgimiento de un gobierno mediocre y la fuga de cerebros fuera del país o en empresas privadas nacionales y extranjeras que estén dispuestas a pagarle la suma que ellos consideren conveniente.
¿CÓMO VA A PALIAR LA DESIGUALDAD? ¿CON EL DEDAZO?
En medio de este fundamentalismo, lo más preocupante en el futuro es pensar a quién impondrá este santo varón como su sucesor en el 2024, que sea tan bueno, noble, puro, casto y honesto para que nos gobierne.
Porque, eso sí podemos afirmarlo desde hoy, es un hecho que él tomará la decisión ¡Si no para qué tanto brinco! ¡Será reinstaurado también el dedazo! Ya tenemos muestras evidentes en dos consultas espurias: “Lo que diga mi dedito”.
Como podemos ver, López Obrador está creando sus propios demonios. Su lenguaje ya abrió la compuerta de un mar de odios y rencores, en medio de una clase media insatisfecha, que es la franja más amplia de la sociedad mexicana.
Hoy, cuando él habla de reconstruir, muchos de sus fans piensan en un reparto del botín bajo el grito de guerra: “¡Muera la burocracia dorada!” Esa es la consigna, En noviembre empezaremos a ver las primeras muestras.
El cumplimiento del artículo 127 constitucional, se convirtió en el clarín de guerra para que sindicatos universitarios pidan su parte del dinero, no para mejoramiento de las instituciones, sino para la creación de plazas, que además son “negocio” de líderes.
López Obrador ha creído que por su voluntad se van a abrir los mares de la bonhomía; que con sus prédicas a las madres de cruentos asesinos, apaciguará al país. “Vamos a portarnos bien“.
Pero, si se fijan bien, más que una prédica de buena voluntad, parece un mensaje velado: por las buenas o por las malas, pero cambian o cambian. Suena tan fascista que resulta increíble. Es algo más que un SOFISMA engaña tontos.
Todas sus decisiones están basadas en su voluntad, no en planes ni programas estratégicos. Tienen más un fondo religioso, donde el objetivo final es el fin de la corrupción y la desigualdad entre pobres y ricos.
Por ejemplo: hasta la fecha ni el Presidente de la República, ni la Secretaría de Hacienda han explicado cuál fue la metodología o el parámetro por el que se decidió fijar 108 mil pesos mensuales como salario del Primer Mandatario.
¿Qué tipo de capacidades se miden? ¿Qué cualidades o atribuciones debe tener un mexicano para aspirar a ser Presidente de la República? ¿Se sometería AMLO a un examen de conocimientos, a un examen físico y psicométrico?
Esto no lo responderá nunca ni él ni nadie de su gabinete, pero el tema del artículo 127 Constitucional ahora es la punta de lanza de esta nueva lucha de clases que se está gestando en México.
En cascada, esto ha traído un gravísimo problema. En las universidades tampoco pueden explicar por qué los Rectores ganan altas sumas y qué cualidad deben tener para gozar de esa posición. ¿Es mucho o poco lo que ganan? ¿Cuáles son los talentos que se miden?
EL RESURGIMIENTO DEL SECTOR MILITAR
En contrapartida, en medio de este debate sobre los sueldos y las capacidades de quienes nos deben gobernar, ha crecido también sordamente el resurgimiento de un sector que se mantenía disciplinado y discreto: las Fuerzas Armadas.
Hay ya signos, señales, evidencias, de que el sector militar, sexenio tras sexenio ha sido favorecido, todo se les ha concedido. Es el único que no ha sufrido grandes recortes. Además, empieza a ser el mejor preparado física, mental y académicamente.
Lo paradójico es que, bajo las normas militares, muchos de los que hoy ocupan puestos de poder, incluido el propio Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, no pasarían el examen. En las Fuerzas Armadas se tiene que demostrar paso a paso la capacidad… y la fuerza.
Es por demás hipócrita y demagógica la declaración de AMLO, al decir que si por él fuera “desaparecería” al Ejército, cuando en los hechos no solo NO los regresó a los cuarteles, sino que los ha convertido en columna vertebral de sus proyectos, como el aeropuerto de Santa Lucía.
Los militares empiezan a ser los mejor preparados, los más disciplinados y no están lejos ya de decirle a los civiles: ¡Ya basta de desorden y de abusos!
Tampoco tiene sentido el discurso contra la corrupción y contra la “mafia del poder”, si el propio Presidente es el que se empeña en restablecer viejos rituales donde el monarca se hace rodear de los verdaderos hombres del poder y del dinero, como se vio el 1 de Julio.
Lo que debió ser la fiesta de un partido que obtuvo la victoria y tenía derecho a celebrar, López Obrador lo convirtió en un acto del Presidente de la República, con un informe sin sentido ni cifras objetivas, rodeado de los poderosos.
Hace un año dudamos, sin embargo, la versión que afirmaba la existencia de un “pacto de impunidad” entre Peña Nieto y AMLO hoy parece ser cierto, sobre todo luego de que él mismo dio su perdón a “la mafia del poder“
Quizá por eso la transición fue tan tersa, no sólo por el volumen de los votos, sino por la promesa del punto final. Quizá por eso no tocan a Peña Nieto. Veremos, a la luz del caso Lozoya, qué rumbo toma la historia.
Por lo pronto, éste es el camino por donde apuntan las lanzas. En las redes sociales hay algunos que quieren ver similitudes entre el escudo de la Guardia Nacional, el de Morena y el águila del Tercer Reich, de Adolf Hitler.
Parece broma pero son símbolos y heráldicas en medio de actos de fe.
En la Alemania nazi, el gobierno de Hitler y su partido mantuvieron la hegemonía basadas en ese binomio que sería inseparable, que daba un poder sin límites al Estado contra aquellos que robaban al pueblo. La falange del Estado era el partido.
Hoy por hoy, no se puede llamar a la unidad al pueblo cuando a unos los descalifica: “burocracia dorada” y a otros los empuja a la toma de ese pequeño poder, del reparto de un presupuesto que nunca alcanzará.
Es un lenguaje hipócrita porque, detrás del “con todo respeto“, encierra un mensaje de odio y de venganza que muchos empiezan a tomar como bandera para iniciar la toma de universidades, entre otras instituciones.
Cómo puede haber una Guardia Nacional confiable cuando algunos de sus miembros se revelan por violaciones a sus derechos laborales. Las decisiones verticales, son el punto distintivo del régimen de López Obrador
La 4T busca fundarse sobre las bases de un Estado totalitario, fundamentalista, donde un sólo hombre decide por encima de los demás poderes y la prédica de la justa medianía se convertirán en una obligación y no en una opción.En los próximos días tocarán a su puerta y entregarán su Cartilla Moral. Revísela, léala, apréndala. Quizá en los años próximos de eso dependa su libertad y la de los suyos. Que dios los bendiga a todos.
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