UGC, el objeto del deseo
El daño está hecho
Al margen del debate sobre el reparto de las vacunas, el juicio que se empieza a asentar en el subconsciente colectivo, es que “el daño está hecho”. Hoy, son ya casi 150 mil muertos y casi 2 millones infectados.
Pase lo que pase, la mortandad se ha expandido por todo el territorio. Los especialistas desde ahora afirman, que se pudieron hacer muchas otras cosas.
La doctora en Ciencias Médicas por la Universidad de Harvard y jefa del Laboratorio de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Laurie Ann Ximénez-Fyvie así lo afirma.
En su libro: Un daño irreparable. La gestión de la pandemia en México, recopila y analiza los datos oficiales, para acumular así las pruebas de cómo actuó el Estado ante la grave emergencia sanitaria.
“El daño es irreparable, es un daño que la vacunación no repara; hubiera podido redimir un poco las malas decisiones anteriores, pero se ve que seguirá por la misma línea”, señala, demoledora.
Además, advierte admonitoria:
“No tengo esperanzas de que eventualmente haya una rendición de cuentas, pero lo que sí creo es que debe quedar un registro objetivo de lo que está sucediendo, del por qué mucha gente ha perdido la vida en menos de un año”.
Sobre López Gatell tiene también un juicio:
“No es ignorante, al contrario, es inteligente, pero no es un error a falta de información, sino de una persona que ha tomado la decisión consciente de no hacer las cosas como deben de ser”.
En cuanto al plan de vacunación, también advierte:
La vacuna no “es un remedio mágico”, esto debido a que hay personas que pueden perder la inmunidad porque Pfizer no mandará dosis en los días siguientes.
Es, en suman, un análisis demoledor, que se aúna a la convicción de que el reparto de las vacunas se ha politizado, con nefastos fines electorales.
Así se ve, de arranque, en los spots propagandísticos del partido de Andrés Manuel López Obrador, con lo que levantan la bandera de un cambio que no se ha dado en ningún aspecto.
¡PERO QUÉ NECESIDAD!
En un acto de aparente bonhomía, López Obrador anunció el viernes pasado, la liberación de los permisos para que estados de la república e iniciativa privada, puedan comprar las vacunas anti Covid 19.
El problema es que, de acuerdo con los cálculos oficiales, estarán disponibles, a mercado abierto, probablemente hasta octubre. Por obvias razones, los pedidos del gobierno se reanudarán en febrero.
Es decir, la administración 4T mantendrá el control. No se trata de una competencia, claro, pero el mensaje habría sido más halagüeño si desde el principio se hubiera repartido la responsabilidad.
Pero no. La irritación nacional crece conforme avanza la pandemia y los llamados “siervos” o “servidores” de la nación se convierten en la primera línea, pero de la vacunación, aunque no realicen ninguna tarea fundamental.
Por si no fuera suficiente, ahora el gobierno pretende meter también en esta primera fila, a los maestros, aunque estos difícilmente regresarán a clases presenciales en el primer trimestre de este año.
En medio de la irritación, el presidente de la república volvió a mentir el martes pasado, al decir que “No hay en el mundo, actualmente, un país donde se estén aplicando tantas vacunas…”
Van más de 30 mil falsedades vertidas desde Palacio Nacional, según el conteo de sus adversarios. Pero, hasta sus amigos, como Elena Poniatowska, le piden que termine ya con “las mañaneras”.
La gente está harta y la división nacional cada día es más grande, le dijo la periodista, cronista y militante de la 4T, lo que resume el fenómeno que ya salpica las redes sociales.
Politización, politización y más politización. A eso se reduce el accionar de este gobierno en los últimos dos años. Aderezado con mentiras piadosas, como decir que este año creceremos un 5 por ciento.
¿De dónde saca ese dato? A menos que el mundo entero tenga otros datos. Pero no. Él festinó así su reciente llamada con el Presidente de Estados Unidos.
En la mente de López Obrador existe un proyecto ideológico que, hoy, en los hechos, no ha podido aterrizar en acciones prácticas ni estructurales, porque el desarrollo en el mundo se ha detenido.
Sólo el avance tecnológico de las telecomunicaciones, tiene perspectivas de explosión creciente, pero que conllevará la profundización de viejos rezagos y marginación.
Eso no estaba en la agenda de transformación del nuevo régimen. Austeridad y combate a la corrupción han sido la espina dorsal de un discurso que, por repetido, empieza a dejar de ser creíble.
Ese sistema de la 4T no encuentra las varillas, ni los soportes, cuando empieza a filtrarse información de muchos miembros de Morena que ni son honestos, y que tienen en su estirpe el robo y la traición.
Hoy por hoy, los ánimos están caldeados, y el régimen empieza a ponerse no sólo nervioso, sino irritado, porque las “benditas redes sociales” ya no le funcionan como hace 18 años.
Los AMLOVERS llaman a la retirada de Twitter, para irse a refugiar en Facebook y Youtube, donde sus ideólogos han hecho las delicias a millones de legionarios. Pero ya no les alcanzan.
Se quejan de presunta censura en Twitter. AMLO revela la existencia de ¡un panista” dentro de la red del pájaro azul. También se molesta con el INE.
En fin, parece que los conservadores, los neoliberales, los adversarios le crecieron y el optimismo se empieza a resquebrajar. Pero para eso sí tiene un plan B, C y D; algunos incluyen el fraude.
ALLENDE LAS FRONTERAS
El problema, aunque usted no lo crea, es que para el régimen también se le han descompuesto las cosas aceleradamente en el plano internacional, principalmente con los Estados Unidos.
Al menos en temas como energías renovables y contratos de sustentabilidad, el gobierno de México ya tiene un primer nicho de confrontación con la naciente administración de Joe Biden.
Pero, en términos de justicia y seguridad nacional, ya hay también un grave expediente abierto, y se llama Salvador Cienfuegos.
La cortesía diplomática fue brutalmente reventada por un lenguaje inusual y bravucón.
Si López Obrador y el Fiscal General, Alejandro Gertz Manero creen que Biden dejará pasar los insultos a su Departamento de Justicia, están sumamente equivocados.
Justamente son esas instituciones, las que han permitido a esa vieja nación mantener la estabilidad, en medio de los escándalos más graves, que han involucrado a sus propios presidentes. Recuérdese a Nixon.
Así pues, en términos de diplomacia, el gobierno de México también ha iniciado un año desastroso. Politizarlo todo, ha generado graves problemas a la 4T.
Así, en medio de una pandemia, tenemos el escándalo diplomático generado con el caso Cienfuegos.
Por cierto, hace unos días nos enteramos que la defensa jurídica en el vecino país fue pagada por el Estado mexicano, a través de la Secretaría de la Defensa.
De hecho, al parecer López Obrador no sabía, ni su equipo de abogados se lo dijo, que los ex secretarios de la Defensa se convierten en asesores del gobierno, al terminar sus encargos.
No lo sabíamos..
Al principio, López Obrador usó la detención de Cienfuegos para descalificar “a los de antes”. En menos de 24 horas, tuvo que dar marcha atrás ante el malestar de las élites de las Fuerzas Armadas, y quizá cuando supo de ese “detallito” legal. Cienfuegos es su asesor.
Sin embargo, para entonces, ya algunos de los suyos habían caído en el pecado de descalificar a Cienfuegos, entre ellos el ahora líder de Morena, Mario Delgado, que lo integró, de facto, a las ligas de la corrupción de Peña Nieto y Calderón.
Para contrarrestar todo esto, se le fue de frente a la DEA, pero olvidó que el responsable directo es el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Todos sus dichos, y los de Gertz Manero, pueden ser tomados como una ofensa.
Ergo: es culpa de AMLO esta situación. Una cosa es tener ópticas distintas: otra muy distinta, llegar a la ofensa institucional o al insulto, y Gertz los llamó “locos” y se atrevió a “pendejear” a la DEA.
Hasta para los legos en materia de justicia y derecho internacional, es obvio que la extradición del militar se dio por tratarse de un asunto de Estado.
Hoy, envuelto en una bandera que no le queda, el Fiscal llena de agravios el principio de la relación.
Era mucho más fácil decir que, de acuerdo con las leyes mexicanas, y principalmente con la Constitución, el caso abierto por la DEA, en México no podría seguirse.
1.- Las pesquisas de la agencia estadounidense nunca fueron informadas a las autoridades mexicanas.
2.- Por ende, no contaban con autorización.
3.- Las intervenciones telefónicas y triangulación de mensajes, sin autorización de un juez y sin aviso al gobierno de México, son ilegales.
Efectivamente, los agentes de la DEA se movían “como Pedro por su casa” por territorio nacional, sin rendir cuentas más que a su gobierno.
Esos datos eran más que suficientes para que el gobierno mexicano declarara suspendida la investigación.
Eso, de origen, constituía una falta a las relaciones bilaterales. Durante 8 años los agentes de la DEA se movieron así, violando todo acuerdo.
Pero López Obrador y Gertz llevaron la línea hasta la defensa a ultranza del ex Secretario, más para satisfacer a sus seguidores dentro del país, que para convencer a las autoridades del vecino del norte.
Se fueron por las respuestas de callejón sin salida; las bravuconadas de macho de barriada y por lo pronto, Cienfuegos ya nunca más en su vida podrá a ir a Disneylandia, como advirtió el ex agente de la DEA, Mike Vigil.
Así, un grave asunto judicial se convierte también en un grave conflicto diplomático.
Se entiende en parte. La exoneración repentina de Cienfuegos fue reprochada incluso por los propios Lópezobradoristas.
El silencio inerme de sus opinadores obligó a emprender este “Rodshow” mediático. Pero se les pasó la mano. Aún así, quedan preguntas:
¿Cuánto pagó el gobierno de la 4T por la defensa de Cienfuegos?
Quizá no lo sabremos en menos de 6 años, porque esa es otra de las recetas que nos quiere aplicar López Obrador: la opacidad, bajo un manto hipócrita de austeridad republicana.
De 30 mil solicitudes de información que se registraron con el antiguo IFAI, pasamos a los casi 300 mil con el INAI.
Ello demuestra que la sociedad tiene ansias de información y quiere saber qué es lo que hacen sus autoridades.
Sin embargo, esto es lo que ahora quiere dinamitar López Obrador, con el argumento de lo “caro” que cuestan los organismos autónomos al país.
Curiosamente, quiere desaparecer al INAI, y a la vez crear su propia red social. Manipulación es la divisa, antes que entregar datos duros.
Todo lo empieza a reservar 5 años, con la esperanza de que los del futuro no lo enjuicien, y que uno de los suyos asuma el poder.