La opción
Tiempos de gandallas y porros; tiempos de odio: por Jorge Octavio Ochoa.
Dicen que el odio, más que un sentimiento, es una enfermedad. Los psicólogos lo definen, más como una actitud o disposición, que un estado emocional temporal.
Bajo esa premisa, hoy podemos afirmar, sin lugar a duda, que México vive tiempos de odio, acuciado por un discurso de polarización y división.
Peor aún. Vivimos tiempos de gandallas y porros, que lo mismo tuercen las leyes, que usan al aparato judicial para enjuiciar, encarcelar y mantener bajo amenaza a todos aquellos que se le opongan.
Más de dos años de pandemia no sirvieron para concitar unidad alguna. Y cuando parece terminar este infierno, viene una guerra que también nos divide.
El sentimiento que flota es el odio, que obliga a la sociedad a tomar posiciones. El ser humano es la única especie viva que puede alimentar este tipo de contradicciones.
La consulta que viene…
En medio de una pandemia que no cede y un conflicto que nos envilece como especie, México se enfrentará pronto a sus propios demonios, por una consulta que parece inocente, pero que está inyectada de manipulación e ideologización.
El régimen de la 4T, dice que es un instrumento inédito para asumir una democracia directa y popular. Otros ven, a las claras, que sólo se trata de una nueva falange para dar al partido en el poder, el control absoluto sobre los futuros gobernantes.
Quitarlos o ponerlos desde falsas cortes populares, que dirán a mitad del camino quien se queda o quien se va, según el resultado de los votos.
Sin embargo, al menos la consulta que viene es, de principio a fin, toda una farsa. No es una iniciativa que surja de la sociedad, como lo establece la ley y la Constitución. Miles de firmas fueron falsificadas, y son de ¡gente muerta!
Es el propio Ejecutivo Federal quien la propuso, la promueve y la empuja, incluso a través de acciones profundamente ilegales, que sólo tuercen las leyes y las instituciones. Morena pidió las firmas, no fue una consulta ciudadana.
Las pruebas de la farsa están a la vista: apenas la semana pasada, Morena presentó en la Cámara de Diputados un decreto, aprobado en inédito fast track, para que el presidente de la República y funcionarios de todos los niveles, puedan promover dicha consulta.
Junto con ello, diputados de Morena anuncian el inicio del mecanismo constitucional para abrir Juicio Político a 2 consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
En el primer caso, el decreto aprobado es inoperante para la consulta que viene, pues se aprobó cuando ésta ya está dentro de los términos legales para su realización.
Un principio de jurisprudencia dice que las leyes no pueden ser retroactivas. Es por eso por lo que el Tribunal Electoral advirtió ya que dicho decreto no es aplicable para el proceso de consulta en curso.
Es decir, toda la publicidad resultante y las declaraciones que se han hecho a posteriori, son ilegales e incluso podrían ser sancionables, por violar la ley de la consulta para la revocación de mandato.
Todos los hombres y mujeres del Presidente
En el supuesto que esta consulta fuera honesta y democrática, de todos modos se llevará a cabo en medio de uno de los momentos más graves y más delicados del mandato de Andrés Manuel López Obrador.
No hay éxito ni logros destacables de estos tres años; sus obras emblemáticas se encuentran bajo cuestión y, lo peor, hay confrontaciones terribles dentro del nuevo aparato del poder que lo pueden desbarrancar.
Uno, es el choque del exconsejero jurídico de la Presidencia de la República, Julio Scherer Ibarra con el Fiscal General Alejandro Gertz Manero y la presidenta en turno del Senado, Olga Sánchez Cordero.
Otro, es la confrontación que viven René Bejarano y Dolores Padierna contra el líder de los morenistas, también en el Senado, Ricardo Monreal, a quien quieren expulsar por presunta traición.
Esta pareja no ha podido asimilar la derrota que sufrieron en la Alcaldía Cuauhtémoc, de la ciudad de México, durante las pasadas elecciones intermedias donde Morena perdió la mitad del territorio electoral de la capital del país.
Ellos aducen, sin haber presentado prueba alguna hasta el momento, que Monreal apoyó a la ahora alcaldesa Sandra Cuevas, y pretenden arrebatarle el poder mediante una argucia legaloide, burda, escandalosa y sin sustento.
A ese dúo dinámico los acompaña el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, quien mantiene en la cárcel ilegalmente a un funcionario del Senado, bajo acusaciones no probadas de autoría intelectual de un homicidio.
No es una afirmación tendenciosa ni interesada. Un juez de distrito concedió un amparo a José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado, para que el funcionario abandone la prisión. El gobernador se negó a obedecer.
Cuando pierden, arrebatan
Todos estos hechos demuestran como la justicia se ha politizado. Contra lo que afirma López Obrador de que se hace “politiquería” y que no son igual a los de antes, uno se empieza a preguntar si, en todo caso, son peores.
Pero lo más grave para el mandatario, es que todo esto ocurre justo en el momento en que su sexenio se encuentra en el zenit, en una vertical que apunta de bajada, y bajo la lupa del gobierno estadounidense.
Para la administración Biden han surgido tres puntos de ruptura con López Obrador: 1.- Su postura indefinida frente a la guerra con Rusia; 2.- Su cerrazón en torno a la reforma energética y la violación del TLC; 3.- La creciente violencia en la frontera norte.
De hecho, el Departamento de Estado del vecino país expresó ya su preocupación por los más de 30 ataques armados que se registraron en Nuevo Laredo, Tamaulipas, tras la detención de Juan Gerardo Treviño, “El Huevo”.
Pero no es todo: hasta el exfiscal norteamericano William Barr, funcionario del expresidente Donald Trump, ya advirtió que López Obrador ha perdido el control del país por la violencia desatada entre los cárteles de la droga en México.
El Consulado de EU en Nuevo Laredo suspendió los servicios a principios de la semana pasada y emitió una alerta de viaje para sus ciudadanos por el aumento de la violencia. Son malos augurios para AMLO.
El mismísimo secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval González, tuvo que prometer que se fortalecerá la seguridad de Nuevo Laredo. Hay desconfianza, profunda desconfianza.
Para acabarla, el ministro de asuntos Exteriores de Rusia incluyó a México entre los países aliados, “que no admiten las órdenes del Tío Sam” y que, por tanto, apoyan la guerra iniciada en Ucrania.
Como podrá verse, son tiempos de gandallas, de porros, de sujetos que piensan que sólo su verdad puede prevalecer. Son tiempos de odio, no hay más. El ambiente pinta para peor.