Ahí estuvieron todos, un recinto habilitado por el Instituto Nacional Electoral para el primer debate de los candidatos a Presidente de la Republica, pletórico para el inicio, mudo para el final del evento.

Poco varió en relación a debates anteriores, pareció una reedición de los debates de elecciones pasadas. Solo cambio de algunos de los actores, pero las mismas propuestas, intenciones y buenos deseos.

Cada uno llegó Precedido de escándalos propios, de sus equipos o de sus partidos. Podían ser blanco de los ataques como fueron. Los moderadores se encargaron de refrescarles la memoria para que aclararan las acusaciones.

Nadie asumió. Todos tuvieron buenos pretextos y evasivas.

Poco debate, mucha expectativa y poco resultado.

Y sí, todos contra Andrés Manuel, obviamente al encabezar las encuestas lo normal es que todos fueran en su contra, no producto de un acuerdo, sino por su posición de primero en las encuestas. Aún si no respondió nada,

AMLO evadió todo, hasta decir el fondo de sus propuestas.

El Bronco se vio de manera frontal contra el Peje, como puntero de Mead para golpear al oponente.

No se percibió claridad en las propuestas de ninguno de los candidatos, algunas que se señalaron evidentemente resultan absurdas.

Los candidatos intentaron más bien posicionarse, ganar a la gente, prácticamente cero propuestas para sacar a Mexico adelante.

En los diferentes segmentos, no pudieron concretar y exponer de qué manera resolver los grandes temas de México. Todo fue retórica, diatriba. Jamás dijeron como abatir la inseguridad y la corrupción, dejaron las propuestas en sus apuntes o en su memoria, quizás hasta el tiempo les fue insuficiente, pero no articularon nada en concreto.

Se debatió la honestidad de manera recurrente y dejaron más dudas que verdades. El tema de la honestidad de los candidatos no quedó resuelto, como era de esperarse, y deberán trasparentar antes del día primero de julio para que el electorado tenga más elementos de juicio.

Margarita Zavala fue perseguida por el fantasma del calderonato, no pudo desvincularse y por el contrario quedó reafirmado que no tiene identidad propia.

Meade con poco propuesta, sin contundencia, opaco. Sin propuestas que lleguen verdaderamente a los ciudadanos. Le falto la garra propia de un líder.

Anaya trató de reeditar a Diego Fernandez de Ceballos. No pudo y se vio como en cualquier acto de campaña. Trato de parase con mucha solvencia y lo alcanzaron sus escándalos históricos. Sí, se esperaba mucho del joven promesa y en esa medida quedó a deber.

Si trataron de ser cautos, en esa misma medida perdieron. La cautela es propia de los adelantados, aquí no les funcionó, se vieron cortos.

Todos se darán por ganadores, así lo veremos en las encuestas. Analistas, medios dirán que hubo ganador y entre más rápido mejor. Ganar la noticia, más no el debate.

Después del ejercicio los ciudadanos de a pie nos quedamos con la sensación de más hartazgo, de pocas verdades, o de mentiras matizadas de verdades.

Al final cuando todos se den por ganadores, el pueblo tendrá su propio veredicto: todos pierden.