• Luis Videgaray será embajador ante EU, con o sin nombramiento
  • Ha reforzado sus relaciones con Jared Kushner, yerno de Trump
  • Cambios en la diplomacia y la situación de Claudia Ruiz Massieu

 

 

No es una puntada.

 

Con o sin nombramiento oficial, institucionalmente o de facto, Luis Videgaray Caso será el conductor en gran medida de las  relaciones y eventuales renegociaciones con Estados Unidos.

 

Relaciones si, contra la palabra de Donald Trump, todo sigue igual entre ambos países.

 

Renegociaciones si, en cumplimiento de sus muchos compromisos de campaña, de inmediato entran a revisión convenios bilaterales y multilaterales, en especial el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

 

Más deportaciones, más gravámenes a las remesas, más barreras a las exportaciones mexicanas, más reforzamiento de los controles fronterizos, más cuanto al republicano se le ocurra.

 

Hay muchos elementos de respaldo sobre el papel oficioso de Videtaray.

 

He aquí los datos:

 

Todavía como secretario de Hacienda y Crédito Público, Videgaray convenció al presidente Enrique Peña sobre la conveniencia de dialogar con los dos candidatos a la Casa Blanca.

 

Pero hubo un factor:

 

Videgaray tenía y tiene prácticamente derecho de picaporte con el neoyorkino gracias a su cercanía personal con Jared Kushner, yerno del magnate de Nueva York.

 

No es el caso con Hillary Clinton, pese a haberla tratado como secretaria de Estado en la primera administración de Barack Obama, más encuentros ocasionales una vez relevado por John Kerry.

 

 

TRATO  DIRECTO DESDE LA TRANSICIÓN

 

 

Luis Videgaray, decíamos arriba, ya es intermediario oficioso.

 

Cuando debió renunciar por el desastre político causado al país tras la invitación de Donald Trump a Los Pinos, con trato de jefe de Estado y todos los honores, lo destrozaron en memes.

 

Algunos lo denominaron jefe de campaña de Trump.

 

No tanto, pero a partir de entonces vino el ascenso del ahora presidente electo porque los estadunidenses blancos y conservadores -reforzados por trabajadores agraviados y minorías negras y latinas-, por dos razones:

 

La primera: sus simpatizantes vieron a un hombre fuerte, con porte de estadista quien ante el mismísimo presidente de México reivindicaba las críticas a su país anfitrión y regresó a Arizona a reforzar su compromiso del muro y acciones antiinmigrantes.

 

Y la segunda: no encontraron la reacción esperada –y reclamada- por el cuerpo diplomático y en general la población mexicana.

 

Por algo el propio Trump reivindicó la salida de Videgaray como el castigo de un amigo y facilitador.

 

Y por algo también Hillary Clinton se negó a venir o a recibir a Enrique Peña Nieto en su viaje a Estados Unidos.

 

Ya sin el cargo de secretario de Hacienda, Videgaray se sintió y actúa con libertad en sus relaciones con el Jared Kushner, al tiempo de mantenerse como asesor del presidente de la república.

 

 

¿QUÉ SERÁ DE LA CANCILLER RUIZ MASSIEU?

 

 

1.- Será interesante ver, en este esquema, cómo queda la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, quien fue informada la víspera sobre la gran recepción a Donald Trump en la residencia presidencial.

 

Tal vez pronto haya noticias del reordenamiento de la diplomacia de Enrique Peña Nieto, lo cual involucraría a la canciller.

 

En todo caso, ella no guiará las relaciones con Estados Unidos cuando inicie el próximo gobierno, el 20 de enero, y lo menos grave sería si la rebasan como lo hicieron en agosto.

 

Y 2.- los problemas no han terminado para Sinaloa, dice Gerardo Vargas, pero ya no es estado conflictivo de antaño.

 

El secretario de Gobierno da algunos datos: Sinaloa fue certificado con el ISO 9000 gracias a la goberanbilidad durante la administración, con más policías certificados y mejor equipados.

 

“La vida nocturna ha regresado, los hoteles de Mazatlán está llenos y los delitos de alto impacto se han reducido significativamente”, sostiene Vargas, ISO en mano.