Teléfono rojo/José Ureña

• La dictadura de Ricardo Anaya revive los rescoldos del PRI
• Su fracción en la Cámara riñe mientras la senatorial se une
• Gamboa cambia la liturgia del PRI y abre pasarela en Valle

Acción Nacional (PAN) no necesitó revivir a Porfirio Díaz.

Bastó la entrega de ese partido de extrema derecha a Ricardo Anaya por Gustavo Madero para volver a vivir las condiciones dictatoriales del caudillo oaxaqueño.

O del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hegemónico, cuando la voz del presidente de la república era voluntad única y toda la militancia obedecía los dictados del jefe de las instituciones nacionales.

A la información:

Desde el sexenio pasado, cuando Felipe Calderón no pudo rehacerse del PAN, Madero ideó un largo camino con muchas opciones, presidente de ese organismo, diputado federal, coordinador parlamentario, candidato presidencial…

O por lo menos la candidatura a gobernador de Chihuahua.

Para manejar la bancada utilizó a varios incondicionales suyos, desde Luis Alberto Villarreal hasta José Isabel Trejo, Ricardo Anaya y Marcelo Cofiño.

Tiempos de polémica, de acusaciones de corrupción, de moches, de reuniones parlamentarias con mujeres alquiladas…

Madero tuvo libertad hasta para prestarse a Anaya y encomendarle la tienda panista como presidente interino mientras él preparaba la reelección, para luego dejársela con una elección simulada.

TODAS LAS EXPRESIONES RESULTARON UNA

Gustavo Madero tardó en conocer al Ricardo Anaya real.

El primer gran mensaje fue cuando le negó la coordinación de la bancada panista en la Cámara de Diputados y el segundo al escamotearle la coordinación fraccionaria.

Por eso Madero lo acusó la traición.

Y por eso Anaya ha reaccionado con el peso de su dictadura partidista para fortalecerse como jerarca y deshacerse en definitiva de quien lo aupó en la Cámara y en el PAN.

Y por esas paradojas de la política, el mayor respaldo lo ha recibido del grupo parlamentario azul en el Senado de la República.

Paradójico porque es el conjunto más dispar, acusado de divisiones y, sin embargo, los coordinados por Fernando Herrera llegaron unidos a Coahuila y actuaron como uno en torno a Anaya.

Ahí estaban Roberto Gil, presidente del Senado a quien su partido dejó solo cuando propuso la legalización de la mariguana.

Ernesto Ruffo, primer gobernador panista caracterizado por su independencia.

Javier Lozano, ad later de Rafael Moreno Valle en espera de la bendición poblana para 2018.

Mariana Gómez del Campo, una de las mayores interesadas en llevar a su prima Margarita Zavala a la Presidencia como virtual reelección de Felipe Calderón.

O Ernesto Cordero, cabeza calderonista con poder menguante al interior del PAN…

Si los diputados se dividen y confrontan, será responsabilidad de ellos, podría decir Herrera.

EL PRI EN EL SENADO CAMBIA SU LITURGIA

A propósito del Senado, otra fracción será nota estos días.

El grupo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), coordinado por Emilio Gamboa, tendrá hoy y mañana su plenaria en Valle de Bravo, estado de México.

Por segunda vez Eruviel Avila será anfitrión de la bancada tricolor y el primero en desfilar será el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong.

Luego desfilará gran parte del gabinete para analizar las acciones legislativas en puerta, con las cuales pretenderá despedirse el sexenio del presidente Enrique Peña.

En cuanto a forma, o quizá como parte del fondo, las sesiones serán abiertas y no con exposiciones privadas, como había sido la costumbre de diputados y senadores priístas.