Uruapan, Michoacán, 19 de noviembre del 2017

Este 2017 cumplió 10 años la campaña: “Sin Maíz no hay País” en defensa de la soberanía alimentaria, la salud alimentaria y de los campesinos.

Noticia de la semana fue la reunión del Canciller Luis Videgaray con su homólogo ruso, el Canciller Serguéi Lavrov. “La prioridad de la política comercial de México en Rusia es impulsar la exportación de alimentos”, declaró el Canciller mexicano… Con cincuenta millones de pobres y veinte de ellos en pobreza alimentaria, nuestro gobierno quiere impulsar la exportación de alimentos… ¡Sin comentarios!

A riesgo de ser repetitivo, insisto en que la primera y principal responsabilidad de un gobernante (al igual que de un padre de familia) es garantizar la alimentación del pueblo. No son pocas las historias de gobierno derrocados por pueblos hambrientos que veían a las clases “nobles” y pudientes engordar como marranos. El más famoso evento: ¡La revolución francesa!, en donde la ceguera de sus gobernantes encabezados por Luis XVI y una nobleza inmoral, irresponsable y miope que tuvo su epítome en la reina María Antonieta, a quien, ante las manifestaciones de violencia por el hambre del pueblo francés, se le atribuye la expresión: “Si no tienen pan, que coman pasteles”… ¿El resultado?, ella y su esposo fueron decapitados.

Hoy las cosas no han cambiado mucho, no en cuanto a la injusticia social derivada de la explotación de las clases campesina y obrera (hoy México es buscado por inversionistas de todo el mundo, por su situación geográfica, la fácil cooptación de sindicatos, una mano de obra barata, sus recursos naturales y por tener gobiernos que sirven al capital, no al pueblo), derivado ello de un modelo socioeconómico (el neoliberal), sustentado en el consumo con prácticas comerciales internacionales que favorecen a los países de primer mundo en detrimento de las naciones y los pueblos del tercer mundo, México incluido (ver negociaciones actuales del TLCAN), con reglas de comercio y competencia que obligan, para maximizar ganancias, a explotar a quienes trabajan en beneficio de quienes son poseedores de las riquezas, canales de distribución y de los bienes de producción.

Ante este escenario, los campesinos de México deberían estar preocupados y elegir gobernantes que se comprometan a valorar los productos del campo y reconozcan el trabajo de quienes, con vocación republicana, alimentan al pueblo de México… En este contexto el 2018 es área de oportunidad para elegir gobernantes cuya vocación sea servir y no enriquecerse, políticos cuya generosidad y compromiso con México les permita visualizar que una manera de tener una vida plena es cumpliendo sus compromisos con el pueblo que los elige, políticos que antepongan el bien ser al bien tener, su compromiso con México antes que sus arreglos con sus cuates, compadres, correligionarios o mecenas.

Visto así el 2018 presenta una ventana de oportunidad para los campesinos, para los políticos y para los gobernantes, para construir gobernanza, entendida como: “El arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.”, para que así, pueblo y gobierno tomados de la mano, trabajemos juntos por un México con soberanía alimentaria, en tanto sus campesinos, con el fruto de su trabajo, tienen acceso a una vida digna.

Durante años las políticas públicas han buscado que la sociedad urbana tenga acceso a alimentos baratos, en detrimento de la rentabilidad y la calidad de vida de la gente del campo, quienes injustamente han sostenido parte de la bonanza citadina, mientras la sociedad rural se pauperiza, el campo se abandona y los jóvenes campesinos emigran poniendo en riesgo la soberanía alimentaria de la República; todo ello sin ver que, el que la gente del campo tengan acceso a mejores niveles de calidad de vida no necesariamente tiene que ir en detrimento de la calidad de vida en las ciudades, y que hay formas para que se dé la formula ganar-ganar para la sociedad rural y urbana, una de ellas es a través del proyecto Agroindustrias Estatales, que busca, a través de la inversión en infraestructura para el empaque, enfriamiento, procesamiento, almacenamiento, distribución y comercialización de productos del campo, en cada estado de la república, incorporar a los campesinos y a los productores del sector rural a la modernidad y a los beneficios de la globalización, en lo que las naciones de todo el mundo entienden que un modelo orientado al consumo al infinito, en un planeta redondo, no es viable… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser Beltrán

Escritor y soñador