VOLVIERON LOS PALOS

Sábado 6 de junio, 2020.

SIN GAFETE

POR ISABEL ARVIDE

La peor pesadilla que podemos vivir es la aparición de fuerzas públicas ilegales, de policías vestidos de civil actuando como criminales, fuera de la Ley.
Y eso es lo que hemos visto en Jalisco en estos días.
El mayor retroceso de la democracia a imaginar.
La confrontación abierta, salvaje, de policías uniformados con la población que protestaba en el centro de Guadalajara por la muerte de una persona, asesinada por policías municipales, derivó en la presencia, horas, días después de policías vestidos de civil, con palos, tubos, que llegaron a golpear abiertamente a los que protestaban, incluso a quienes simplemente pasaban por el lugar.
Enrique Alfaro se comporta, con estas acciones, como el más vil representante del pasado, de los tiempos en que se adiestraba, oficialmente, este tipo de “policías”. Recordemos a “Los Halcones”.
La gente está harta del encierro, harta del miedo de contagiarse de Coronavirus, harta de haber perdido su empleo, lo que hace mucho más fuerte cualquier manifestación en contra de la autoridad. A lo que debe agregarse toda la magnificación de las protestas en Estados Unidos.
En un municipio de Jalisco, Ixtlahuacan, detuvieron a un hombre joven, albañil de profesión, por no usar cubre bocas, delante de su familia. Y lo mataron.
Así de simple, lo mataron a golpes.
No es la primera vez que sucede una atrocidad de este calibre, pero esta vez fue una gota de derramó la hartura. Una causa inmensamente justificada para salir a la calle, protestar, gritar. Y al gobernador se le fue de las manos, incapaz de resolver sin violencia, incapaz de gobernar, incapaz.
Primero fueron los uniformados, después los policías vestidos de civil, en todo momento con intención de golpear, de hacer daño. Y lo lograron. A lo que debe sumarse el secuestro, detención ilegal, de varios jóvenes.
Alfaro fracasó, también, en la intención de responsabilizar al Presidente de la República de las protestas. Compró un pleito público innecesario y estéril.
Frente a esta crispación social, a la utilización de fuerzas de seguridad ilegales, a la agresión oficial contra la población, la señora Olga Sánchez Cordero insiste en su papel de “florero”, sigue siendo un cero a la izquierda que pagamos con nuestros impuestos.
Se juega con fuego, se dan órdenes ilegales, se agrede a jóvenes, se les secuestra, y en Bucareli siguen papando moscas…

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