A 71 años de aprobada la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10 de diciembre de 1948) y uno de los documentos universales más conocido, después de las Sagradas Escrituras; me pregunto si la Declaración representa las aspiraciones de más de siete mil quinientos millones de humanos, estoy seguro que no.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el piso mínimo, del derecho universal positivo para la humanidad; los principios de la Declaración son la universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, pero no han llegado a la población por muchas causas, entre ellas y en lo que toca a nuestro país, la corrupción, auge del narcotráfico (droga, armas, trata de personas) y el crimen organizado, así como la descomposición del tejido social y el debilitamiento del Estado de derecho, han puesto en crisis, no la validez, pero sí la vigencia de conceptos y valores que dan sentido a un Estado democrático y social sustentado en la vigencia de las leyes y hoy también de los tratados internacionales de derechos humanos firmados por el Estado mexicano y ratificados por el Senado.

El contexto en que se formuló la Declaración es el resultado, entre otros, de la toma de conciencia de las dolorosas lecciones aprendidas tras los horrores y la devastación de los cuerpos y del medio ambiente, durante  la Segunda Guerra Mundial, aquellos momentos orientaron el diseño de los marcos normativos y de las políticas públicas, y como exprese al parecer no han sido aún superadas, continua vigente la violación a los derechos humanos.

A 71 años, los más de siete mil quinientos millones de humanos,  requieren con urgencia hacer una minuciosa revisión de la misma para dar contenido, en las circunstancias actuales, a valores tales como la libertad, la igualdad, la justicia,  la paz, el desarrollo, entre otros, como el libre desarrollo de la personalidad; todos ellos, elementos necesarios e indispensables para el reconocimiento de la dignidad de toda persona y del respeto irrestricto a sus derechos inherentes e inalienables; no se requiere transformar, es solo aplicar y hacer vigente su contenido.

Hoy, países violadores de los derechos humanos como: Estados Unidos, China, Rusia, Siria, Irak, entre otros: Cuba, incluso México, quien tiene deudas pendientes con temas como Ayotzinapa, Tlatlaya, la pobreza, una mala distribución de la riqueza y un largo etcétera.

Ante ello, plantear que es importante seguir trabajando para lograr el pleno respeto y reconocimiento de los  derechos humanos y libertades continuará siendo una asignatura pendiente en México y en el mundo; el gobierno tiene un gran compromiso con los Derechos Humanos y las libertades, de todos, de todas en el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

De forma personal o bien colectiva, un número muy importante de personas ven trasgredidos sus derechos de forma sistemática; en este mismo momento que escribo esta reflexión, cientos de  mujeres están siendo violentadas en su dignidad humana, así como personas con discapacidad, adultos mayores, indígenas, personas de talla baja, afrodescendientes, personas en condición de calle, huérfanos, desplazados, minorías religiosas, minorías sexuales, periodistas, defensores de derechos humanos, y un largo etcétera; al parecer todo ello fortalece la desigualdad, la inequidad, la exclusión y la injusticia.

A 71 años, ¿la Declaración Universal de los Derechos Humanos es letra muerta?, yo respondo la pregunta expresando que no, que no lo es, la Declaración Universal conserva intacta la fuerza moral y jurídica con la que fue aprobada en 1948. Es la fuente jurídico-filosófica de la que emanan todos los demás documentos jurídicos internacionales de protección a los derechos de las personas.

Hoy, como lo vengo haciendo desde hace años, en el día a día, promoviendo y desarrollando la conciencia social para el respeto a los derechos humanos, a la dignidad humana, como lo hice este sábado y domingo en La Piedad, Michoacán,  como lo hice el lunes en la escuela primaria Revolución, o como lo hago hoy, con maestros de educación especial a favor de niños y niñas con discapacidad en el municipio de Cuitzeo, o bien, con los responsables de los ayuntamientos que realizan acciones a favor para preparar los programas municipales de derechos humanos.