Ser humano, cuerpo y universo/Gerardo A. Herrera Pérez
Ser humano, cuerpo y universo
Gerardo A. Herrera Pérez
Quiénes somos los seres humanos?, nos responde Leonardo Boff, energía de fondo, un ser del cosmos, un eslabón de la cadena de la vida, un animal de la rama de los vertebrados, para Pascal (1662) expresaba que el ser humano en el marco de la naturaleza, era nada adelante del infinito, y un todo ante la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde viene y el infinito hacia donde va.
A la vuelta de todos estos años de existencia del ser humano, que ya suman más de 3,800 millones de años, considero que el ser humano, debe verse a la luz de la participación que tiene en el marco del contexto en que vive; esto es, de un modelo económico, que influye en el modelo social, y en donde el Estado cuenta con diferentes aparatos ideológicos para someter, controlar y disciplinar los cuerpos del ser humano a partir de homogenizarlo, y de crear las instituciones para dicho control como la familia, la escuela, la iglesia, las políticas públicas, las normatividades, incluso en el deporte.
El ser humano, ese al que nos referimos en este momento histórico, es el mismo que cuenta con racionalidad (incluso racionalidad instrumental), que tiene sentimientos, libertades, lenguaje y éste es individual, social, género humano y por ello, planetario. El ser humano se encuentra inmerso en la ecología del capitalismo, en donde es funcional desde el punto de vista para su explotación y para el consumo en el mercado. Por lo que hay que analizarlo a la luz de la ecosofias de Guattari (la crisis de las tres ecologías) o Goleman (la inteligencia emocional) o bien desde su unicidad y el universo.
El cuerpo humano constituye un producto, una mercancía, un servicio que se puede vender en el mercado Neoliberal. Teóricos como Zygmunt Bauman en la introducción de su obra Vida de consumo o Guille Lipovetzky en su obre el Crepúsculo, nos plantean que el cuerpo es una mercancía sin siquiera notarlo. El sistema nos hace hedonistas, narcisistas, en búsqueda del lujo, el placer, el éxito, y los valores líquidos, lo individual, el egoísmo en una sociedad de consumo que perdió los valores comunales.
claro ejemplo de que el cuerpo es mercancia lo encontramos en las páginas web que ofrecen el cuerpo y su funcionalidad como parejas perfectas; lo importante es buscar bien, sino solo hay que seguir buscando para acceder a ese perfil deseable, de cara, cuerpo, sonrisa, atributos sexuales.
También otras páginas electrónicas te ofrecen otros servicios como lo relacionado a la venta de pornografía y sexualidad explicita en vivo; y observamos que se vende los órganos del cuerpo como un riñón, la sangre, ese vital líquido para la vida. Es decir, que vendemos y ofrecemos nuestro cuerpo, o una idea de este, en un mundo de consumo, donde la globalidad, el mercado y el patriarcado están presentes “la característica más prominente de la sociedad de consumidores –por cuidadosa que haya sido escondida o encubierta- en su capacidad de transformar a los consumidores en productos consumibles”, sino, el delito de trata de personas ofrece esta nueva forma de esclavitud, el cuerpo en el mercado, sometido a las leyes de la oferta y la demanda.
En tiempos posmodernos la inteligencia artificial y los avances que se tiene en la ciencia, entre ellos la clonación me hacen reflexionar sobre los textos: 21 lecciones para el siglo XXI y el Homo sapiens de Yuval Noah Harari, y la producción literaria de Buman; es decir, nos señalan los impactos que vendrán, entre ellos para posicionar este tema del cuerpo como mercancía, es la clonación, que podría hacer del cuerpo humano una mercancía y como, lo vislumbra Bauman en su obra, en el que el cuerpo pueda ser visto meramente como una mercancía más, al cual se le puede explotar y sustraer lo que se requiera, fuerza, corneas, sexualidad, sangre, etc.
No obstante, al hablar del cuerpo en el mercado nos plantea igualmente reflexionar sobre lo que expresa la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombres, donde se expresa que el hombre nace libre e igual en derechos y dignidad. Este pronunciamiento nos hace pensar en la importancia que tiene la igualdad, la libertad y la justicia social en cada persona, en cada cuerpo, en el cual, existen igualdad ante la ley, y ante las oportunidades me expresaba en una reflexión recientemente Perfecto Zarate de la Universidad Autónoma de Nuevo León, “La igualdad de oportunidades y de resultados es una forma de justicia social que promueve que un sistema es socialmente justo cuando todas las personas potencialmente iguales tienen las mismas oportunidades de acceder al bienestar social y poseen los mismos derechos de resultados”; me explicaba con un ejemplo muy coloquial, que la rifa de un pastel tendrá igualdad de oportunidad si todos reciben un boleto para participar, pero al final solo uno de ellos se los llevara todo el pastel, situación contraria, si la igualdad de oportunidad se da para que todos participen y la igualdad de resultados permite que todos se puedan llevar de manera igualitaria un pedazo de pastel.
Es decir, la igualdad debe ser para que todos puedan participar y todos puedan obtener resultados de un beneficio colectivo. En este mundo Posmoderno y Neoliberal la igualdad no se da en esas circunstancias. Por ello, y otras situaciones más, habrá cuerpos que estén en el mercado, satisfaciendo las necesidades de consumidores y de personas que con un pensamiento instrumental logran poner dichos cuerpos en el mercado para ser consumidos por unos pesos.
¿Pero la pregunta es, esos cuerpos, tienen una funcionalidad planetaria?, ¿esos cuerpos están vivos y con una subjetivación?, ¿esos cuerpos obedecen a otras dinámicas?, ¿esos cuerpos constituyen una conexión con el universo en unicidad?, ¿esos cuerpos se conectan a través de los elementos que dan vida de la naturaleza, el aire, el agua, la tierra y la luz, el sol?, ¿qué son esos cuerpos?, espiritualidad, energía, ¿qué son?
Los cuerpos juegan una doble función, en el modelo económico que vivimos son mercancía, son producto de venta en el mercado, pero en el mundo de la espiritualidad, de la complementariedad con el universo, del modelo del “Buen vivir, comunalidad y bienestar” el cuerpo es unicidad y conexión con el universo a través de sus elementos.
Por ello, en una visión de pensamiento crítico, de aquel que permite no estar alienado, ni ser instrumental, nos ayuda a comprender la importancia que tienen el ser humano y su corporalidad en esta realidad que vivimos de crisis medioambiental, social, personal, financiera, extractivista y de miedo frente a un mercado que demanda la funcionalidad del cuerpo como producto para el placer de otro (los órganos, los tejidos, el trabajo forzado, la adopción y casamiento a modo, el tráfico de sustancias toxicas, la prostitución, el trabajo sexual, la pornografía infantil, etc.).
Y es que repito una y otra vez que el cuerpo de los humanos es el medio por el cual entramos en contacto con la madre naturaleza y sus elementos: el agua, el aire, la tierra, la luz, que, si bien nos insisten en que son inertes, la realidad de las cosas es que sin ellos los seres vivos no podrían existir, es decir, son tan importantes como la vida misma.
Por ello, expresamos que somos unicidad con el universo; formamos uno solo, somos complementariedad, cuerpo y universo; nuestro cuerpo está diseñado para recibir la vida a partir de los elementos que se les denomina inertes: el agua, la luz, el aire, y la tierra, reflexiones que hacíamos con Juan Tungui y Pedro Cantú en el Ecorancho Tungui en Uruapan, cuando caminábamos sobre las melgas de productos vivos (cebollas, acelgas, cilantro, betabel y otros productos vivos).
El cuerpo nuevamente será para los humanos y la otredad (animales y plantas) el instrumento que interactuará con el universo y sus elementos de la naturaleza; el cuerpo de los seres vivos requiere de agua para la vida, imposible vivir sin ella; por ello y entre otras cuestiones, el agua es un derecho humano y un derecho también para la otredad que no es humana pero reconocida desde la espiritualidad que es respeto para plantas y animales y en el cual pudimos comentar con las y los participantes del Taller: “21 símbolos para el cuidado del agua en el siglo XXI” desarrollado en el marco de la FAAL, en Uruapan y organizado por la diputada Brenda Fraga.
Pero el cuerpo requiere también del oxígeno, requiere que los pulmones y los sistemas de ventilación de los seres vivos mantengan su oxigenación, aunque ahora los humanos vivimos en ecosofía de conformidad con Felix Guattari, por lo que el oxígeno se encuentra viciado y con polución y genera impactos a la salud de los seres vivos, y razón por la cual la Agenda 2030 los Objetivos del Desarrollo Sostenible, requieren de energías asequibles y no contaminantes y acciones por el clima.
La tierra nos da los nutrientes, los minerales necesarios para la vida, por ello, el cuerpo recibe de la tierra sus alimentos que le permite disfrutar de salud. Hoy la tierra está dañada por paquetes tecnológicos que han olvidado el respeto a la madre tierra, que la han contaminado y que han generado cambio en el uso del suelo impactando al medio ambiente, y generando calentamiento global y efecto invernadero.
Pero el cuerpo de los seres vivos también requiere en la generalidad de la luz solar, y ella es fundamental para fijar las vitaminas, para hacer fotosíntesis y para recibir calor.
Así el cuerpo de los seres vivos hace unicidad con el universo. Eso fue lo que encontré en el EcoRancho Tungui, en Uruapan, un espacio que reconoce en la biología del amor a los seres vivos y que produce con respeto a los elementos de la naturaleza, donde cada gota de agua, cada espacio con tierra, y en general el bosque y la luz solar están presentes para dar viabilidad a un proyecto de respeto de Pachamama y Gaia.
Recuerda, nuestro cuerpo se conecta con la naturaleza, con el agua, con la luz, con la tierra, con el aire, cuidarlo, protegerlo, respetarlo es parte de la filosofía de la vida. Hagamos conciencia, es decir construyamos ECOCONCIENCIA.