“Mi defensa contra el Coronavirus”

Cansado de escuchar mentiras institucionales, confundido con información contradictoria, con el temor que implica una muerte gacha que no avisa, y convencido de que el mentado semáforo no protege de nada, construí mi propia rutina de defensa.

R- Guarraguauuu, mi Santias, ¡bien por ti!, cuidarse uno mismo es el camino seguro; ir a hospitales, con las carencias y el hacinamiento que tienen, es riesgoso.

S- Coincido contigo, mi Rufo; ahora pasemos al tema: como explicaba en la introducción, sin albur, estoy cansado de escuchar mentiras institucionales, así que construí mi propia rutina de defensa; lo primero que hice fue clasificar los escenarios en cinco:

1.- El virus lo puedo contraer al salir de casa para cualquier actividad (ir a la tienda, al cajero por dinero, a una junta de trabajo, etc.), ya que el virus puede venir a nosotros al tocar personas, al estar cerca de un contagiado, en el dinero o en las cosas que tocamos.

Para protegerme estando fuera de casa, lo primero es: ¡No tocarse la cara! y guardar sana distancia de cuando menos dos metros, de todos, aun así, al andar en la banqueta u cruzarme con otra persona es muy probable que pase más cerca, para eso es necesario usar tapabocas y lentes o una máscara de plástico transparente. Obvio, cero contacto físico, nada de abrazos, besos, faje o apretones de manos. Algo que trato de cuidar adicionalmente, sobre todo en la calle, es a las personas que van delante de mi o que se me atraviesan, esas personas, pueden dejar una nube de gotitas de saliva microscópicas que si bien van a terminar en el suelo (parece que el virus no vuela), eventualmente se quedan un rato suspendidas en el aire (como burbujas de jabón) y aunque la persona esté a más de dos metros, podemos respirar la nube contaminada e invisible que dejó detrás de sí; lo mismo con los que corren o andan en bicicleta, van dejando una nube contaminante en su trayecto.

2.- El virus puede quedar en el auto.

Si bien el virus desaparece solo después de un tiempo (dicen), lo aconsejable es lavar el auto después de usarlo, por dentro con una solución antiséptica (como el gel, pero líquido, virucida, bactericida con alcohol, etc.) con un trapo y después con un atomizador (spray) esparcir el antiséptico, empezando por el techo, con énfasis en tablero, manivelas, palanca y volante.

3.- El virus lo puedo introducir en casa al regreso.

Para protegerme al regresar a casa, a la entrada tengo el líquido antiséptico que con el atomizador (spray) pongo en la suela de mis zapatos (lo puedes hacer también con una cubeta con agua y cloro), me quito la ropa y la mando lavar y me meto a la regadera donde me enjabono con mucha espuma, para no fallar, cuidando que la vecina no esté espiando, por aquello del pudor (ahora que está encerrada no tiene otra cosa que hacer). Las cosas que traigo a casa (compras), las desinfecto o las lavo, según sea el caso.

4.- Cuando alguien viene de visita.

Al entrar les pido que limpien sus zapatos y que se laven las manos, hasta ahí el protocolo, lo que no es 100% seguro. Lo mejor es evitar visitas, lo que parece imposible. Lo que sí puedo hacer, es no permitir que el virus llegue a mi cara; para ello imagino que el virus viene por un embudo directo a mí y que con eso en mente tengo que protegerme: limpiando superficies con cierta frecuencia, sobre todo si alguien vino de visita (teclado de computadora, manijas de puertas y ventanas, superficies como mesas, el control de la tele, etc.), lavarme las manos a cada rato es parte de mi rutina, lo mismo que no tocarme la cara y ponerme gel al usar computadora y al estar en la habitación. Las comidas las hacemos a dos metros de distancia, mi mujer se lava las manos y usa tapabocas para cocinar, cada quién tenemos y lavamos nuestros platos y cubiertos y evitamos compartir cosas… Y aun así, estamos en riesgo, porque el pinche virus es como la humedad, se mete por muchos lados, de ahí qué:

5.- Prepararme para el contagio.

Como no hay manera de garantizar al 100% que no me voy a contagiar, me preparo reforzando mi cuerpo: 1.- Comiendo sano, 2.- Tomando agua de limón continuamente y chupando limón cada vez que salgo o entro (por si agarré el virus matarlo en mi garganta), 3.- Haciendo gárgaras de agua con sal de mar (misma cosa). 3.- Tomando té de Manzanilla (parece que fortalece defensas), 4.- Tomando vitamina “D” en jarabe de aceite de hígado de bacalao (para lo mismo), y 5.- Tomando vitaminas de Bedoyecta para estar “fuerte”. La idea es que si me enfermo, mi cuerpo resista y no me cargue el payaso; por cierto, ¡rezar no funciona!… ¡Así de sencillo!

Un saludo, una reflexión.

Santiago Heyser Beltrán

Escritor y soñador