El voto de Dios y la virgen
Salinas Pliego, acuchilla a la afición en Morelia
La versión cada vez más insistente en el balompié nacional cobró fuerza y hasta el cierre de este despacho, ninguna voz autorizada por el bando de Monarcas Morelia -por ser parte aludida- había aparecido a atajar o corroborar la presunta salida del equipo local para ir con su franquicia a Mazatlán, plaza que no tiene tradición futbolera. De ser así, el dueño del equipo Ricardo Salinas Pliego, estará consumando una cuchillada trapera a la noble y numerosa afición con que cuenta la escuadra michoacana.
Sabido es que Salinas Pliego, hoy socio comercial y empresario protegido por Andrés Manuel López Obrador desde Palacio Nacional, nunca sintió aprecio ni respeto por los colores del equipo que sin duda fue tratado con marcado menosprecio, como hijo no deseado y en no pocas ocasiones se especuló sobre su salida a otra plaza.
El ejemplo más reciente fue apostar todas las canicas por el Atlas y dejar al borde del descenso a los michoacanos, que en épica batalla, con gol de último minuto del peruano-croata Raúl Ruidíaz ante el Monterrey, salvó la permanencia en el máximo circuito y como pago a la afición que hasta misas para “pedir el milagro” del no descenso, organizó, fue inmediatamente transferido a su actual equipo el Seattle Sounders de la Major League Soccer de los Estados Unidos, embolsándose lo de ese multimillonario traspaso.
Lamentable papel el que desempeñó por igual Álvaro Dávila, “presidente” de Monarcas quien residía en Guadalajara y jamás hizo acto de presencia en la plaza, quien sólo se acordó de la noble afición cuando vivó esta pesadilla, a extremos de obsequiar “entrada libre” a uno de los últimos partidos para que estadio se llenara y diera el respaldo a los guerreros que en la cancha buscaban la permanencia finalmente alcanzada.
Y pese a ello, con altibajos, dando tumbos por falta de contrataciones de renombre o peso en el concierto nacional e internacional, Monarcas Morelia se mantuvo entre los protagonistas, logró ser ambientador de los torneos cortos, meterse a liguillas y demostrar que en materia de negocios, era redituable en todos los sentidos.
Sin embargo, a raíz del cambio de gobierno y cuando Ricardo Salinas Pliego se hizo de las preferencias de López Obrador y dejó de ser parte de la “mafia del poder” para ser ahora aliado y defensor rabioso de la deformación de cuarta, hizo el papel de tonto útil en la venganza instrumentada desde Palacio Nacional contra el gobernador Silvano Aureoles Conejo, y mandó a su testaferro Álvaro Dávila aquel 7 de febrero del 2019 a denunciar que más de la mitad de la plantilla se mostraba renuente a renovar contrato y otros más no querían venir al Morelia, porque habían recibido amenaza de secuestro y eran objeto de extorsiones.
En ese lance con evidente mala fe para buscar problemas de la afición contra el Ejecutivo estatal, también declaró el entonces “presidente” del conjunto que el pleito irreconciliable entre la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) –hampones con fuero, brazo golpeador de Morena-, y el gobierno estatal, provocaba inestabilidad, cierres carreteros, toma de bancos, calles y plazas públicas, por lo que también muchos “prospectos desisten enrolarse en nuestras filas”.
La versión fue desmentida en el corto plazo y por los propios jugadores aludidos, uno de ellos hasta la fecha enrolado en el equipo como es Alfonso Sosa, arquero y varias veces capitán del conjunto Monarca.
Pese a ser tratado como hijo putativo, Monarcas Morelia dio siempre la cara y puso el corazón por sus aficionados que por igual, nunca, ni en los peores momentos, abandonó al conjunto, lo siguió a todas las plazas e hizo suyo, como casa propia y llenó cada 15 días, el Estadio Morelos.
Hoy cuando la pandemia provocó una situación inédita en el país, en todos los rubros de la vida nacional y mundial, Salinas Pliego decide llevarse la franquicia a Mazatlán y dejar literalmente en el abandono a la noble afición del que se sirvió tantos años, para decidir por una plaza que aparte de no tener tradición futbolera –lo que quizá no sea el mayor de los detalles en contra- tiene eso sí, muchos mayores indicios de ser territorio del crimen organizado, cuyo potencial económico lamentablemente, tiene para cumplir este tipo de caprichos y más.
Y es ahí, precisamente donde surge la especulación a golpe de vista, porque es Sinaloa una entidad especialmente tratada por el gobierno de López Obrador que vive en abierto y franco romance de abrazos y no balazos con la familia del Chapo Guzmán, donde su socio Salinas Pliego decide llevar al equipo de su propiedad con la intencionalidad obscena de generar problemas al gobierno de Michoacán.
Porque no será sólo que en el futbol mexicano está proscrito que pueda llegar un equipo de la división de ascenso, toda vez que ésta categoría ya no existe, sino además los miles de propietarios de palcos y plateas, verán en riesgo su inversión al no haber espectáculo mayor que ir a presencia en las gradas del llamado Coloso del Quinceo. Y los reclamos surgirán como hongos, con justificada razón…
Para los que aún creen que no transitamos a la dictadura perfecta que se instrumenta desde Palacio Nacional, dejamos aquí estas reflexiones basadas en hechos irrefutables, aunque suenen lapidarias y no sean del gusto de las mascotas y floreros que siguen fieles al que se siente dueño de México.
Por lo pronto, hoy la afición michoacana -muchos de ellos adoradores de López Obrador-, podrán descansar a gusto y buscar justificaciones donde no las hay, pero es un hecho que su socio comercial e intocable, Ricardo Salinas Pliego, les acaba de asestar una cuchillada trapera de mortal necesidad.
Pero sigan consumiendo en sus tiendas y regalen su dinero en “abonos chiquitos” para agradecer que los hayan dejado sin futbol de primera división…
Vale…