Un 19 de mayo para recordar
Después de que el presidente López Obrador diera un giro sustancial a la estrategia, son muy pocos los gobernadores que han cumplido con la encomienda de palacio nacional para dar apertura a los aspirantes a la silla presidencial. Solo los mandatarios de Michoacán y Oaxaca, han hecho un espacio en la agenda de trabajo para recibir a Ricardo Monreal. Incluso, en ambas entidades hubo encuentros con las bases del partido de Morena que atendieron la convocatoria que hicieron las dirigencias locales de cada uno de los territorios que mencionamos.
Hasta ahora, estos gestos han incidido poco para que los demás gobernadores y gobernadoras, emanados de Morena, atiendan el llamado de unidad. Los primeros en levantar la mano fueron Michoacán y Oaxaca; lo mismo que Veracruz, que este fin de semana recibirá a los cuatro aspirantes a suceder al presidente López Obrador. La pregunta es: ¿a poco los mandatarios no tienen pensado generar las condiciones de una visita? Ojalá que no den la espalda, ni muchos menos finjan un deseo del mandatario federal,
Suponemos que, en ese sentido, algunos gobiernos estatales están encontrando un punto en la agenda para abrir un espacio, especialmente a Ricardo Monreal. Y sí nos preguntan ¿por qué al coordinador de los senadores de Morena? La respuesta es sencilla: el zacatecano durante más de veinte meses vivió un veto presidencial. Eso provocó un efecto semejante en muchas entidades del país. Recordemos la propia postura de Layda Sansores que se dejó llevar por esa inercia o, quizá, creyó oportuna la coyuntura para manifestar su apoyo a otra corcholata.
De nada sirvió esa hostilidad que brotó desde un esquema televisivo como el martes del Jaguar. De hecho, el efecto Boomerang se cargó a la causa de Ricardo Monreal quien salió más beneficiado de esa guerra sucia. Es más, me atrevo a decir que, en ese momento, ese fue uno de los detonantes para que el presidente López Obrador rectificara el camino. Sabía que, esa polarización que estaba provocando la maquinación en Campeche, solo abriría una grieta en el movimiento.
Fue así, todo parece indicar, cómo el presidente determinó meter a Ricardo Monreal en la lista oficial para sucederle a él. Ahí es donde inició una nueva etapa para los aspirantes a la silla presidencial. El problema de ello es que, tres de las llamadas corcholatas, sacaron provecho en posicionamiento e impulso desde los estados, mientras el coordinador de los senadores alzó la voz. Es decir, durante ese lapso el senador Monreal luchaba contra la segregación y la guerra sucia.
Seguramente ese fue un factor para que varios de los gobernadores y gobernadoras de Morena, se negaran en su momento a recibirlo en los estados. No todos, pero la mayoría sí. De hecho, a la luz de todo el mundo, en ese periodo predominó la cargada a una de las corcholatas preferidas de palacio nacional. Recuerdo que, en muchos estados, varios mandatarios estatales recibieron a una sola aspirante, incluso abriendo paso para que la militancia y diversos sectores tuviesen un acercamiento.
Sería un error político y estratégico, sí los gobernadores y gobernadoras mantienen esa consigna. Hasta este día, solo tres mandatarios como el caso de Michoacán, Oaxaca y Veracruz, han atendido el llamado de unidad. Quiero pensar que Cuitláhuac García, se mostrará neutro con la visita de Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto y Ricardo Monreal. De esta forma, resultaría importante que busque un espacio para poder respaldar a los cuatro en un gesto plural y democrático.
Lo relevante sería que, lo más pronto posible, los gobernadores y gobernadoras emanados de Morena que faltan, busquen un espacio para que Ricardo Monreal acuda a las entidades y tenga, por democracia que pidió el presidente, las mismas condiciones de equidad que las demás corcholatas. Ojalá que sea rápido porque los meses transcurren y la unidad es fundamental para ayudar a refrendar el triunfo electoral del 2018.
Es más, una y otra vez hemos considerado que- el mejor perfil por su capacidad y experiencia- es el senador Ricardo Monreal. Él, en ese sentido, es un protagonista activo del cambio y un actor clave del proceso de transformación desde el Senado de la República. Siempre ha sido, para la opinión pública, un serio competidor. A partir de enero lo es para el presidente López Obrador por ser perseverante y, sobre todo, por el poder de convocatoria que jala a lo largo y ancho del país.
Prueba de ello ha sido la resistencia que ha encabezado desde hace veinte meses a la fecha. Por ello, no hay que perder de vista el trabajo que viene realizando Ricardo Monreal. Y dada la apertura que ha solicitado el presidente López Obrador, es buen momento para que más gobernadores y gobernadoras levanten la mano y reciban, en sus respectivas entidades, al coordinador de los senadores de Morena, como lo han hecho con otros aspirantes a la silla presidencial.
Piso parejo.