Política gourmet
El desarrollo social y comunitario empieza por la participación social, es decir, porque se empodere a la ciudadanía y pueda entonces decidir libremente las prioridades y con su trabajo se constructores de su destino.
No solo Michoacán está bajo fuego; también en Guanajuato y otros estados hay problemas, lo sabemos todos; sin embargo hay una luz al final del túnel, hacer las cosas de tal manera que sin manipulación política, partidista y/o electoral, el gobierno y las instituciones, en coordinación con la ciudadanía se pongan a trabajar juntos para corregir el rumbo y construir el México que nos gustaría heredar a nuestros hijos y nietos. Eso está pasando en La Guajolota, una colonia de Celaya, en Guanajuato, que se distinguía por la inseguridad, la violencia y el robo al tren, hoy las cosas están cambiando, comparto:
Lo primero en llamar mi atención fue ver a soldados caminando en la calle; pues resulta que hay un doble esfuerzo en “La Guajolota”, por un lado militares y policías vigilan las vías del tren para evitar robos y la violencia, y por el otro, los vecinos están trabajando de la mano de los gobiernos estatal y municipal para la reconstrucción del tejido social, la consolidación de la familia y el desarrollo económico que traiga aparejada la posibilidad de una economía sustentada en el trabajo que dé para vivir con la dignidad de personas libres. Lo segundo fue encontrar un ambiente amigable con gente de primera, amable, cálida y cooperativa… Ahora bien, pongo énfasis en la calidad del trabajo, porque parece haber una consentimiento institucional y político de conformarnos con un trabajo, cualquier tipo de trabajo para erradicar cifras de pobreza y desempleo, dejando de lado el legítimo derecho de las personas a tener un ingreso digno con el fruto de su esfuerzo y no solamente ingresos de subsistencia; lo que me hacer recordar los tiempos de Miguel de La Madrid en donde el pueblo tenía un estribillo que bien se podría aplicar hoy: “Salario mínimo al Presidente,… pa´ que vea lo que se siente”.
Decía que hay un doble esfuerzo coordinado en la parte socio-económica por el gobierno de Guanajuato y por el gobierno de Celaya, que trabajando juntos han logrado lo que en opinión de algunos (me incluyo) es la clave del desarrollo comunitario ¡La participación social! Y es así como Doña Lety, apoyada por las Sras. Chayo, Paty, Carmen y Alicia, que son parte de los miembros del Comité Ciudadano que representa a “La Guajolota”, se echaron sobre sus hombros, con el apoyo de vecinos e institucional, la tarea de hacer un torneo de futbol femenil en tres categorías: infantil, juvenil y mayores de 18 años, torneo al que se ha invitado a participar a niñas y jovencitas de las colonias vecinas: Las Carretas, Insurgentes y posiblemente Villa de Celaya, ello como complemento a un concurso de altares de muertos y un concurso de figuras de plastilina referentes también al día de muertos (no se aceptan calabazas ni figuras de brujas alusivas al Halloween gringo) lo que redondea el programa de integración hasta el mes de noviembre del presente, pero que sienta las bases para lo más importante: La reconstrucción de una identidad que conforme la base de una vida comunitaria para armar proyectos productivos de impacto regional (varias colonias o polígonos) que realmente abran las posibilidad de una economía comunitaria que supla el ingreso de actividades ilícitas y finque las posibilidades de una mejor calidad de vida para todos, incluyendo la reinserción social y económica de aquellos que para sobrevivir han tenido que vivir al margen de la legalidad.
¿Qué se busca?, lo que debería ser una constante social en todo México, el trabajo coordinado del gobierno con la ciudadanía para que, bajo la conducción (empoderamiento) ciudadano, se defina el rumbo del desarrollo de cada polígono, colonia, municipio, pueblo o comunidad a partir de una estructura caracterizada por una representación ciudadana que sea puente entre autoridades e instituciones que por definición deben estar al servicio de la ciudadanía.
Quiero aclarar que este no es un programa de seguridad; los funcionarios de ambas instituciones (SEDESHU estatal y Desarrollo Social, municipal) no están para señalar personas o detectar actividades ilícitas, están exclusivamente para ayudar, apoyar y orientar a aquellas personas que en un derecho humano y ciudadano, y con una aspiración justa, a través del trabajo comunitario y de la sinergia que obtenemos al trabajar en equipo quieren mejorar sus vidas en todos aspectos, iniciando por la aceptación de que solo unidos en comunidad podemos salir adelante y que esto se facilita si se trabaja de la mano con los gobiernos cuya función central es servir a la ciudadanía.
El ser humano es por naturaleza un ser social, no por buena onda, sino por el reconocimiento de que: solo unidos podemos salir adelante y resolver los problemas comunes ¡Esto es lo que se está viviendo en “La Guajolota”!… Por cierto, para quién se quedó con la duda, a esta colonia se le reconoce como “La Guajolota” porque ahí había empresas familiares dedicadas a criar guajolotes para alimentar las bocas de los celayenses en nuestras tradicionales fiestas navideñas… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador