Santiago Taboada ganó el debate
En Lázaro Cárdenas, como en Uruapan, y otras importantes ciudades de Michoacán se trabaja con ahínco y respeto por construir nuevos paradigmas sociales impulsados por los jóvenes; el día de hoy, nuevamente constate que el Subsistema de Universidad Politécnica, es un instrumento de política pública para la educación superior que en el caso de Lázaro Cárdenas contribuye a generar condiciones no solo de gobernabilidad, sino de gobernanza para la Costa de Michoacán, tan importante en estos tiempos de promoción de la cohesión social.
Hoy estuve con los estudiantes de la Universidad Politécnica de Lázaro Cárdenas, con ellos, y acompañados de sus autoridades emprendimos un proceso de reflexión sobre la participación de los jóvenes en espacialidades como la de la Costa de Michoacán que ha conformado un espacio Intercultural en donde los jóvenes requieres de dialogar sobre sus expectativas y necesidades y hacer que ese dialogo se convierta en acciones para el impulso de la complementariedad, entre el que sabe por una formación académica y el que sabe por su experiencia, es decir por su sabiduría. Me permití hacer la disertación desde el periodo Posmoderno que vivimos para hablar sobre los valores y lo deontológico.
El periodo Posmoderno, define y expresa los valores sobre los cuales existimos; no podría ser de otra manera, las cuestiones culturales se transforman en la medida que evoluciona la sociedad y sus valores, principios, prácticas sociales, usos y costumbres; no así lo natural, que siempre seguirá siendo igual, salvo que el hombre actúe sobre la naturaleza y la altere, como lo que hoy sucede en Uruapan y muchas partes de Michoacán que se encuentran siendo depredadas.
Para los jóvenes, de manera general, para los que viven en grandes concentraciones de población, y podríamos decir que en menor proporción para los que viven en zonas rurales o lugares con una menor densidad de población, el consumo permea los valores con los cuales se conducen; valores que se adquieren con el consumo y que van desde el hedonismo, es decir el placer por las cosas (fumar, tomar alcohol, las adicciones, el sexo) pasando por el narcicismo, el buscar generar una ideología clasista que los lleva a consumir las modelos y las marcas de renombre, y que en conjunto los aleja de contar con una visión igualitaria, de respeto por la dignidad humana, pero sobre todo de hacer actos de solidaridad con la población.
Por fortuna, no podemos homogenizar a los jóvenes, no, no lo haría, porque existe una diversidad cultural, social y sexual de diferencias sobre cada cuerpo que sería imposible decir que hablamos de iguales; tal vez de iguales sí, ante la ley, pero en ocasiones no antes las oportunidades. Al contrario, hablamos de una diversidad cultural, que permite la gran riqueza sobre la cual tiene sentad su democracia nuestro país. Aquí en Lázaro Cárdenas y en la Universidad Politécnica lo que observe son jóvenes que luchan por encontrar un lugar en el mercado laboral con enfoque de valores y principios que les permita fortalecerse y salir a ese mercado laboral de manera competitiva por su conocimiento y por los valores que llevan aprendidos de respeto, de honestidad, honorabilidad y compromiso para atender de manera responsable las cuestiones deontológicaS.
Compartí con los jóvenes, de conformidad con las reflexiones que plantea Guille Lipovetsky como el mercado ha transformado los modelos sociales de cooperación y colaboración por modelos de personalización; es decir, aparece una nueva forma de control de los comportamientos, a la vez que de la existencia de una diversidad de formas de vida, el individualismo no permite el trabajo solidario, o cuando menos, hoy, para muchos de nosotros, no sorprende ciertas prácticas que están sometiendo a los cuerpos en lo individual y que muy pocos de éstos preguntan sobre la crisis social que vivimos.
No obstante, hay otros jóvenes, igualmente con los cuales me ha tocado trabajar, o bien observar, que no han permitido que el mercado los someta y los haga hedonistas, narcisistas o bien envidiosos, con ideologías clasistas y racistas. Pero en conjunto, los jóvenes, tanto en una visión individualista, como en una visión social, tienen mucho que aportar a la sociedad y mucho porque luchar para esta transformación; en donde se requiere de una amplia, muy amplia participación ciudadana dirían los alumnos de la Universidad Politécnica.
Al ser docente en procesos de posgrado, he tenido la fortuna de escuchar aportaciones importantísimas de muchos jóvenes, que ahora son maestros o han concluido su doctorado; dichas aportaciones dan congruencia de una importante contribución de fortalecerse y de conocer más, de empoderarse para llevar a cabo una extraordinaria práctica profesional, sustentada en la ayuda mutua, en el respeto de la dignidad humana, pero sobre todo en la defensa de las libertades.
No obstante ello, escucho de manera recurrente expresiones de progreso, de ayudar, de coadyuvar, de contribuir, de proponer, incluso de modificar actos públicos con acciones propuestas de jóvenes de educación superior, de distintos planteles universitarios de Michoacán, y eso me da esperanza de un cambio; ya se nota estos cambios en la Universidad Politécnica de Lázaro Cárdenas y de Uruapan.