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Poder y dinero
Ecoformación, ecoética y ecopedagogía.
Gerardo A. Herrera Pérez.
A lo largo de más de dos años de trabajo, primero como parte de reflexiones compartidas a docentes y estudiantes de Telesecundarias de Naucalpan, Tlanepantla y otros municipios, después a través de charlas, conferencias y otros formatos que fueron organizados en coadyuvancia y trabajo colaborativo con distintas estructuras operativas de la Secretaria de Educación del Estado de México.
En estos momentos, una nueva ruta, la formación académica de docentes en su formación ecoeducativa promovida por el IUP. Nuevos docentes, hombres y mujeres, están interesados en la conformación de un espacio que privilegie la formación, la ética y la pedagogía para la racionalidad ambiental, frente a la crisis ambiental y complejidad en la cual vivimos.
Las nuevas generaciones nos encontramos en un punto crucial de nuestra vida, tenemos una crisis ambiental (Guattari, Boff, Clark) que estamos viviendo, producto de una sociedad hiperconsumista (lipovertzky, Bauman) que predomina en el mundo, y que nos coloca en riesgo permanente; la Agenda 2030 de la ONU, pone como límite hacer cambios en prácticas de consumo y de intersubjetividad en el próximo decenio, pero como van las cosas, parece ser que no lo lograremos.
Los daños y desequilibrios provocados por el hombre a la tierra en sus ecosistemas, han sido de tales dimensiones, recordemos que somos seres planetarios, que nuestro planeta se encuentra enfermo, y si bien reconozco que se hacen esfuerzos para mantener el equilibrio de la naturaleza, muchas fuerzas y el poder de grandes corporaciones, se resisten a preservar y prolongar la existencia en equilibrio de la naturaleza, lo que importa es el dinero.
Necesitamos comprender que la Tierra no es un objeto que proporciona recursos para la acumulación de bienes, debemos comprender que somos naturaleza, somos parte de ella, y estamos obligados a cuidar a la madre Tierra y la Naturaleza.
Por otro lado, la sociedad bajo un modelo de hiperconsumo y hedonismo, lo único que pretende es consumir y depredar, pensando en un modelo de tierra de recursos infinitos, y la realidad es otra, la Tierra tiene recursos finitos; por ello, necesitamos una sociedad sustentable que promueva el equilibrio armónico y dinámico consigo mismo, y con el otro, la otredad, en donde se hace unicidad, los seres vivos y los elementos abióticos.
Por otro lado requerimos una sociedad sustentable, a partir de resignificar lo qué somos, lo qué hacemos, y desde luego cómo vivimos, es decir pensar en el devenir del hombre y la mujer, el devenir de la sociedad como explica Deleuze, una nueva sociedad. Para ello, requerimos de una ecoformación, ecoética, y una ecopedagogía que coaliga a las dos anteriores y con ello, trabajemos en el modelo de sostenibilidad que requerimos para no cavar nuestras tumbas como sociedad.
Hoy, justamente esa ecoformación, con ecoética, en ecopedagogía generan sus intenciones, sus motivaciones para trasformar las prácticas de consumo y de convivencia, en el parque de la Colonia Echegaray del municipio de Naucalpan de Juárez “Exhacienda de Xajay”; , un conjunto de ciudadanos y ciudadanas, generoso, amorosos con la madre naturaleza y con la intensión de formar a los niños y a las niñas en el respeto del otro, han salido a remozar ese parque; un parque que dará unicidad a quienes ahí hacen ejercicio, a quienes pasean a sus mascotas, a quienes se detienen para tomar la sombra de un frondoso árbol; pero también a darle mantenimiento a los juegos de la niñez, a mantener limpio el espacio, es decir a trabajar por la naturaleza, porque somo naturaleza.
Ha sido impresionante ver como las personas desean pagarle a la Tierra y a la Naturaleza, con una jornada de limpieza y respeto, así no solo los involucrados, sino que se fueron uniendo al equipo original convocado otras personas vecinas del lugar, y en conjunto lo dejaron limpio. Por ello, se agradece el apoyo del licenciado Miguel Ortiz y de su esposa, quienes ahora son equipo también para la racionalidad ambiental. y lo dejaron limpio. De esta manera, se realizan actividades que trascienden a los contenidos educativos, es decir, el conocimiento que se práctica y que permite transitar a una pedagogía de vida, una ecopedagogía.
Aprovecho esta nota, para también agradecer a la maestra Cristina Becerril Zamora, el estupendo trabajo que realiza a través de periódicos murales para motivar a los adolescentes a cuidar la Tierra; también la maestra Cristina y sus alumnos ahora impulsan la racionalidad ambiental, es decir, actúan bajo un principio axiológico, el respeto a la diferencia y la diversidad, porque hay que cuidar en simbiosofia y unicidad.