Hace en un par de días el Presidente Enrique Peña Nieto dio una entrevista al periodista Joaquín López Dóriga que fue transmitida en sus programas noticiosos radio y televisión.

En sus respuestas el primer mandatario hizo gala de su estilo personal de gobernar, confirmandosu visión unilateral y autoritaria de la realidadal señalar que las reformas estructurales que impuso  a través de un mayoría sumisa y servicial en el  Congreso la Unión a principios de su administración, son las que el país necesita.  No hay  vuelta de hoja, señaló: Son la única vía para superar la profunda crisis en que México está sumido.

Habría que recordar al Presidenteque esa crisis se generó a partir de la puesta en marcha del modelo de desarrollo neoliberal, impulsado desde los gobiernos priístas y panistas, que han conducido al país desde 1982.

Asimismo, que las reformas estructurales (financiera, de telecomunicaciones, energética y laboral-educativa) fueron impuestas,  sin consulta a los grupos representativos de la sociedad y losespecialistas, incluyendo a los académicos, técnicos e intelectuales.

También  habría que señalar que lascrecientesdimensiones en las protestas y resistenciaque se manifiestan respecto a la reforma laboral-educativa no son precisamente muestra de respaldo o unanimidad a la misma; pareciera, si, que quienes se resisten a su implementación, son el único grupo organizado de la población dispuesto a manifestarse en contra de un autoritarismo sordo.

El Presidente no percibe, o no entiende, que con su tozudez está llevando al país a un crisis social de dimensiones mayores. La sociedad no quiere otro 2 de octubre, ni más eventos como Ayotzinapa, Talatlayao Nochixtlán. ¿Que no sería más racional solicitar al Congreso de una vez  que someta a revisión las reforma laboral- educativa  aprobada previamente y la ponga a consideración de la sociedad, que seguir generando las condiciones para una confrontación social de magnitudes impredecibles?

El gobierno de la República debe poner por delante la tranquilidad social y la generación de condiciones apropiadas para el desarrollo armónico del país, a las visiones unilaterales e ideologizadas de cualquier naturaleza.