Reconocimiento a Carstens. ¿de qué?

 

El viernes pasado el Consejo Coordinador Empresarial, organismo cúpula del sector que agrupa la representación de las principales organizaciones empresariales del país, entregó un reconocimiento a Agustín Carstens por su labor como Gobernador del Banco de Mexico (posición par la que fue nombrado en enero de 2010), antes de que deje esa función para irse a dirigir el Banco de Pagos Internacionales, BPI .

 

El BPI, es reconocido como el banco de los bancos centrales del mundo y junto con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, constituye uno de los pilares del sistema financiero del capitalismo mundial.

 

En el acto, el doctor economía por la Universidad de Chicago, egresado también del ITAM (catedral del neoliberalismo mexicano), expresó que ve con beneplácito un aumento “prudente” al salario mínimo, cuidando siempre que este no alimente el proceso inflacionario.

 

Ojalá así se hubiera referido en enero pasado al incremento en los precios de la gasolina, cuando el gobierno al que representa en lo hechos (obviamente no representa a los trabajadores ni al conjunto de los mexicanos) decretó aumentos nada prudentes a los combustibles, principalmente los derivados del petróleo, o en los reiterados movimientos devaluatorios del peso respecto al dólar y el resto de la divisas extranjeras, que tan poco se han caracterizado por ser anti inflacionarios.

 

De acuerdo a estudios del Centro de Analisis Multidisciplinario de la UNAM, los salarios en Mexico cayeron mas del 11% entre enero de 2013 y octubre de 2016 (cuando llegó al gobierno del país Enrique Peña Nieto) mas lo acumulado hasta ahora (ver  http://cam.economia.unam.mx/reporte-investigacion-126-salario-minimo-crimen-pueblo-mexicano-cae-11-11-poder-adquisitivo-sexenio-pena-nieto/).

 

Paralelamente, entre enero de 2013 y noviembre de 2017 el precio de la gasolina magna subió de $10.92 a $16.77 (53.6%). Habría que preguntarle al señor Carstens si tal incremento no es inflacionario.

 

Por su parte, el tipo de cambio peso/dólar entre enero de 2013 y noviembre de 2017 ha pasado en promedio de 13 pesos mexicanos por cada dólar estadounidense a 19 por 1 (una devaluación de 46%).

 

Resulta vergonzoso que el conductor de la la política monetaria nacional, en su calidad de autoridad máxima de la banca central del país, que en la Constitución se presenta como autónoma, en lugar de haber contribuido, o por lo menos trabajado por generar una distribución de la riqueza menos inequitativa entre la población, a lo largo de los años que ocupó esa posición, se haya dedicado con su actitud y discurso a justificar la desigualdad económica y el empobrecimiento de la mayor parte de los mexicanos.

 

Con tales antecedentes, habría que preguntarse de que manera contribuirá el señor Carstens a la estabilidad del sistema monetario y el equilibrio de la economía mundial desde su nueva posición.

 

Como dice el viejo refrán popular “con esos amigos, para que queremos enemigos”.