Política gourmet
¿NUEVO PRI?
La designación del nuevo Presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sorprende a propios y extraños, pero como dijo el suspicaz, a nadie debiera sorprender.
Sorprende porque después de los tropiezos sufridos por el partido del Presidnete de la República en las elecciones locales de hace un mes, lo razonable sería que después de un profundo ejercicio de autocrítica, buscara recuperar legitimidad y simpatía de quienes en algún momento han sido sus simpatizantes mediante la implementación de mecanismos transparentes y democráticos para la elección de sus dirigentes y candidatos.
A nadie debiera sorprender, porque la ciudadanía en general, y los seguidores del PRI, deben estar conscientes después de más de tres años de haber recuperado la Presidencia de la República, que su Titular -el primer priísta del país- y su circulo rojo, no acostumbran la autocrítica, ni atienden las opiniones que disienten de la propias. El PRI, y la mayor parte de quienes ocupan posiciones de representación emanados del mismo, son autistas y autoritarios por naturaleza propia. Por disentir de esa posición renunció al mismo su último Presidente, Manlio Fabio Beltrones.
El comentario anterior no pretende calificar, para bien o para mal, la capacidad de quien será su nuevo Presidente, el moreliano por nacimiento Enrique Ochoa Reza, sino la formas mediante las que será designado su Presidente el día de hoy.
Ochoa Reza, hasta donde su currículum lo presenta, es un tecnócrata reconocido, egresado de la UNAM y del Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM, éste último, semillero de la mayor parte de los diseñadores y operadores del neoliberalismo mexicano, que ha colocado al país en la situación de desigualdad extrema y crisis económica estructural a partir de 1982.
Quizo ser Consejero Ciudadano, ante el Instituto Federal Electoral tan sólo hace algunos años, función que requiere por misterio de Ley la no pertenencia a ningún partido político. Sin embargo, para justificar su candidatura a la presidencia del tricolor, ahora resulta de acuerdo a sus simpatizantes que es un comprometido militante de su partido desde que tenía 19 años. Dice además la actual Secretaria Genera del partido, y prima del primer priista del país, que su llegada a la dirigencia nacional es una muestra de que el PRI se está renovando, no sólo en sus formas de elegir a su dirigente, sino con el perfil de un hombre jóven y preparado, de profundas convicciones democráticas y revolucionarias.
El Presidente Peña Nieto y su circulo cercano parecen ignorar, a pesar de los frentazos sufridos durante lo que va su administración, que la ciudadanía en general está harta de la imposición, las decisiones unilaterales, las reformas legislativas impuestas y que no atienden las prioridades de las mayorías, la corrupción e impunidad de quienes abusan del poder.
Para la desgracia del nuevo PRI y de quien a partir de hoy será su presidente nacional, su ascensión a la dirigencia en ese contexto, no constituye una práctica de excepción.
Esperemos a que el tiempo coloque a cada quien en su lugar.