OBSERVADOR CIUDADANO

¿LA MARCHA HACIA LA NORMALIDAD?

Enrique Bautista Villegas

La Pandemia del Covid-19 apenas apareció hace escasos seis meses en Wuhan, China. Su efecto a nivel mundial ha sido devastador. Hasta el14 de junio de 2020, se había informado de más de 7,8 millones de casos de la enfermedad en más de 213 países y territorios en el mundo, siendo los cinco países con mayor número de infectados: Estados Unidos, Brasil, Rusia, India y Reino Unido. Hasta esa fecha había ocasionado más de 430 000 muertes; siendo los cinco países con mayor cantidad de fallecidos Estados Unidos, Brasil, Reino Unido, Italia y Francia. El número de personas que se había oficialmente recuperado era de más 4 millones de casos.

En lo económico, los efectos de la pandemia no han sido menos duros que en lo sanitario. En los hechos, han paralizado la economía en prácticamente todo el mundo, generando un desempleo sin precedentes en la historia de la humanidad, echando abajo el crecimiento económico del año que corre, y generando previsiones aterradoras para el resto del año y por lo menos uno o dos años más.

La cuarentena y el confinamiento obligatorio han afectado a más de la mitad de la población mundial, y han provocado que muchas industrias, fábricas y empresas de todo tipo reduzcan su actividad normal, trabajen muy por debajo de su capacidad instalada e incluso cesen temporal o definitivamente sus actividades. Lo mismo han sido afectadas escuelas, universidades, centros de investigación que restaurantes, bares, cines, museos, centros de espectáculos y estadios deportivos, sectores económicos enteros, como el turismo, y servicios como el trasporte público, principalmente el masivo: aéreo, ferroviario, carretero, ya sea entre continentes, países, ciudades, y el transporte urbano, así como todas las actividades que resulten en aglomeraciones, debido a la baja circulación de personas y a las estrictas medidas aplicadas por los gobiernos para evitar la expansión de la enfermedad y el consiguiente colapso sanitario.

La pandemia le ha pegado a los mercados de valores en todo el mundo. Durante el primer trimestre del año que corre hubo desabasto y escasez en el suministro de productos farmacéuticos, electrónicos.  En muchos países se han observado compras de pánico; desde papel sanitario, medicamentos, equipos de protección personal como los cubrebocas, y geles sanitizantes, hasta alimentos.

Los mercados bursátiles mundiales empezaron a caer desde mediados de febrero de 2020 debido al aumento de la pandemia en países europeos y otros continentes. A medida que se propagaba la pandemia, se fueron cancelando y posponiendo conferencias, reuniones y eventos locales e internacionales en todos los ámbitos y disciplinas: ciencia, tecnología, moda, deportes, espectáculos, etc.

La caída de la demanda de las materias primas por el paro de actividades a nivel global ha llevado a fuertes caídas e inestabilidad en los precios, en particular del petróleo, afectando a los países y empresas productores y beneficiando parcialmente a los consumidores. 

La gravedad de la crisis ha obligado a los bancos centrales y gobiernos de muchos países a intervenir a través de su política monetaria y la fiscal para evitar un colapso de la economía mayor. 

Se pronostica que para fines de 2020 la economía mundial en su conjunto podría reducirse en alrededor del 10%.

De acuerdo con datos de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el Covid-19 hará desaparecer globalmente, solo entre abril y junio de este año, el 6,7% de las horas de empleos, lo que equivale a la pérdida 195 millones de puestos a tiempo completo.

En Estados Unidos la pandemia ha devastado la economía y por lo menos, hasta este momento, entre 25 y 28 millones de trabajadores han perdido sus empleos. Es, por mucho, el peor golpe económico que la mayoría de la gente ha presenciado en sus vidas y va a empeorar antes de que mejore.

La situación en México ha sido también grave, ya que durante marzo, abril y mayo se perdieron 1 millón 30 mil 366 empleos registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); esto es, empleos formales. Por otro lado, al cierre de mayo se tenían registrados 997,767 patrones, lo que equivale a una tasa de crecimiento anual de 0.9%, no obstante, representa una baja de 7,580 patrones comparados con los 1.005 millones de patrones registrados al cierre de febrero de 2020.

Sin embargo, de acuerdo con la encuesta Telefónica de Empleo y Ocupación del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), hay en el país alrededor de 12 millones de personas que han dejado de percibir ingresos. Eran 57.4 millones de personas en marzo; fueron 45.4 millones en abril.

Ante esta gravísima realidad, en la que el confinamiento de la gente para protegerse del Covid-19 ha generado una caída paralela en la actividad económica, los gobiernos de todo el mundo buscan ir diminuyendo las medidas de confinamiento para dar impulso a la reactivación de la economía.

Desde hace semanas nos hemos enterado de la presión que existe en diversas ramas industriales para que las cadenas productivas que las conforman reinicien sus actividades a la brevedad y hagan posible la reactivación sectorial. Estamos al tanto de como en muchos países, aún cuando la pandemia no ha dejado de crecer, los trabajadores son convocados por sus patrones para reincorporarse a sus labores. Y es que nos encontramos en una situación en que los gobiernos y los ciudadanos nos saben que es más grave, si la afectación de la pandemia a la salud, o los efectos  que su prevención ha generado en los ingresos de los trabajadores y en el conjunto de la economía. 

Observamos como cada día en diversos países se hacen anuncios sobre decisiones gubernamentales para reactivar las actividades económicas. Ya desde hace un par de semanas, de acuerdo con el  diario “El Economista”, hay una fiebre por reiniciar la maquinaria económica en el mundo: “Desde la emblemática Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE por sus siglas en inglés), en Wall Street, a la Basílica de la Natividad, en Belén, varios sitios de relevancia mundial volvieron a abrir sus puertas este martes, dando cuenta de que la economía global comienza a retomar su marcha tras los cierres por la pandemia del Covid-19.

“El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que promueve la reapertura económica en el país que más muertos cuenta por la pandemia, lo celebró en Twitter: “El mercado de valores sube a lo Grande, el DOW (Jones) cruzó 25,000 (puntos). El S&P 500, sobre 3,000. Los estados deberían abrir lo antes posible. La Transición a la Grandeza ha comenzado antes de lo previsto”.

En México hay también deseo de reiniciar las actividades económicas en cuanto sea posible. Tanto el gobierno federal como los gobiernos estatales hace anuncios constantes en ese sentido.

Hace unos días los gobernadores de 11 entidades del país reiteraron la necesidad de buscar consensos regionales para lograr la reactivación económica, luego del cierre de prácticamente todas las actividades con motivo de la pandemia de COVID-19 en el país.

Cada día observamos como las medidas estrictas de confinamiento en los hogares de la mayor parte de los ciudadanos va disminuyendo; las calles empiezan a recobrar su movimiento intenso. Si bien el crecimiento en los índices de la pandemia pareciera que empiezan a ceder, todavía no hay evidencia clara de la crisis ha sido superada.  

Existen temores de que un relajamiento en las medidas de higiene preventiva, asilamiento y distanciamiento entre las personas, pudiera generar el riesgo de un rebrote de consecuencias funestas. En ese sentido es recomendable que los niveles de gobierno federal y estatales, y la sociedad en su conjunto, redoblen los cuidados para que el tránsito hacia la reactivación económica y una futura normalidad no vaya a resultar en consecuencias graves en lo sanitario para el conjunto de la sociedad.