La corrupción: más que una cuestión de valores
CARRETERAS DE CUOTA, OTRO RETO PARA LA 4T
El propósito del Presidente Andrés Manuel López Obrador por impulsar un cambio real en el país, una Cuarta Transformación (4T), va en serio, y las reacciones de quienes se sienten afectados no están tardando en manifestarse.
Durante la campaña previa a la elección presidencial, y en el largo período de transición, los compromisos que hiciera con la población, primero como candidato y después como Presidente Electo, no pasaban de ser vistos como buenas intenciones por buena parte de la población. Muchos pensaban que dada la aparente dificultad para su implementación estos se irían diluyendo, desvaneciendo, minimizando en el camino. Sin embargo han empezado a ser tomados en serio a partir de que el Titular del Ejecutivo, con el apoyo de las mayorías que su partido y sus aliados en el Congreso de la Unión, han empezado a ser aprobados por Decreto de Ley.
Así ha sucedido con el establecimiento de la obligatoriedad de que ningún servidor público tenga un salario por encima de los que tiene asignado el Presidente de la República. Determinación que ya dio origen a amparos masivos por parte de funcionarios y representantes populares de todos los niveles y de los tres poderes de la Unión, y a la consecuente determinación de la Suprema Corte de Justicia para darle entrada al tema y declarar una suspensión provisional de la Ley en la materia recientemente aprobada, en tanto la misma es estudiada y se resuelve de fondo, de manera definitiva por el Pleno de la Corte Superior de la Nación.
En lo personal este observador considera que el asunto tendrá un costo político de enormes consecuencias para quienes se han amparado e intentan echar abajo la determinación legal para establecer el tope salarial a los ingresos de los servidores públicos. Como ha dicho el Presidente, en este país no debe haber funcionarios ricos con un pueblo pobre. Si su propósito es hacer dinero, que se rasquen con sus propias uñas.Y esa opinión ha calado profundo en la inmensa mayoría de los ciudadanos.
Pero el tema no para alli. De alguna manera se repite en muchos otros ámbitos de la vida del país; pudiera decirse que para donde quiera que uno voltee, encontrará el mismo fenómeno: La suspensión de la obras del aeropuerto internacional de la ciudad de México, la concentración de las compras públicas en la Secretaría de Hacienda, la intención de establecer un marco jurídico severo a los aprovechamientos mineros en manos de particulares, las modificaciones que se prevén a las recientes reformas energéticas impulsadas durante el gobierno de Peña Nieto, la iniciativa presentada por el Senador Ricardo Monreal para reducir y acotar las comisiones bancarias, son todas señales de que la 4T pretende poner un alto al abuso del capital en en todos los ámbitos sobre los intereses de la mayoría de los mexicanos, que floreció y se desarrolló a niveles sin precedentes durante el nacimiento y consolidación del modelo neoliberal mexicano a lo largo de los seis sexenios del gobierno federal previos al actual.y que desde luego contribuyo a la brutal polarización de la riqueza entre los mexicanos; al enriquecimiento excesivos de unos pocos y el empobrecimiento extremo de millones de ciudadanos.
Otra raya al tigre la constituirá seguramente durante los siguientes meses el tema de las carreteras de cuota construidas con dinero público y entregadas en concesionarias a particulares de manera poco transparente y sin una reglamentación que obligue a los beneficiarios a otorgar un servicio de calidad a los usuarios.
Este comentarista recuerda que durante su niñez en alguna ocasión viajó con su padre de la ciudad de México a Cuernavaca por la entonces flamante carretera de cuota que comunica a las dos ciudades. Ante la curiosidad de niño sobre el motivo por el cuál se cobraba por circular por una vía publica, el padre, mi padre, explicó al pequeño que dado que el gobierno no había contado con los recursos suficientes para construir la magna obra, había establecido la mecánica de cobrar a los automovilistas por el uso de esa vía mientras la inversión se recuperaba, como sucedía, y sucede en otros países en los que el cobro prevale mientras se recupera la inversión del costo original de la obra. Han pasado desde entonces más de sesenta años y no solo se sigue cobrando cuota en esa carretera, sino en muchas más a lo largo y ancho del país, con la novedad de que las llamadas carreteras de cuota ahora se entregan mediante concesiones a particulares por períodos de varias décadas, para que estos supuestamente las administren, les den mantenimiento y ofrezcan seguridad y un buen servicio a los ciudadanos que por ellas transitan. Sin embargo, nos encontramos que en muchos casos el mantenimiento de las mismas no es solo ineficiente, sino que la circulación por ellas es sumamente peligrosa, lenta e insatisfactoria. Baste recordar la multitud de accidentes que en las vías concesionadas se suceden por su deficiente construcción, la circulación de pesados tractocamiones de carga que arrastran dobles remolques a altas velocidades, la falta de señalización, etc.
Quien puede olvidar el trágico accidente del socavón de la “supervía” de Cuernavaca sucedido hace un par de años, o las frecuentes carambolas y alcances provocados por enormes tractocamiones en mal estado o la i,pericia de los operadores en las carreras de Toluca, Queretaro, Puebla, Pachuca, y los miles de accidentes en todo el país que dejan anualmente miles de personas fallecidas.
El Anuario estadístico de accidentes en carreteras federales (2016), del Instituto Mexicano del Transporte, elaborado on datos recabados por la Polixiá Federal Preventiva, muestra que el índice de accidentes carreteros y de mortalidad y morbilidad es alto y no varía entre los registros de las carreteras de peaje y de libre circulación, hecho que refuerza la idea de que las carreteras de peaje no otorgan mejores condiciones de seguridad a sus usuarios que las carreteras de libre tránsito.
Vale insistir en que muchas de las carreteras concesionadas se encuentran permanentemente en pésimas condiciones y constante reparación, seguramente derivado de una mala construccion y uso de materiales de dudosa calidad en su mantenimiento; de su saturación, de la presencia constantes de vehículos de grandes dimensiones y peso excesivo que el usuario común no tiene porque entender, pero padece tremendamente,
En lo personal, este comentarista usa con mucha frecuencia el tramo Morelia Uruapan, de la carretera de cuota que comunica al centro del país con el puerto de Lázaro Cárdenas, denominada Autopistas de Michoacán, y que fuera entregada en concesión a finales del gobierno federal de Felipe Calderón a un consorcio de inversionistas españoles y mexicanos entre los que destaca el nombre de un cuñado de Carlos Salinas de Gortari y aparecen de relleno una tercia de constructores michoacanos. En la misma los accidentes mortales son constantes, particularmente en algunos puntos; tal es el caso del punto donde se encuentra la caseta de peaje conocida como San Ángel Zururumucapio, situada en una pendiente de varios kilometros, y la que es literalmente arrollada por lo menos cuatro veces por año por tractocamiones que se quedan sin frenos, dejando decenas de muertos. Huelga decir que los habitantes de esa comunidad Purépecha han protestado hasta el cansancio para que sea movida a otro punto, sin hasta ahora haberlo logrado.
Otro tramo carretero de peaje que este comentarista transita habitualmente es el que comunica la ciudad de Mexico con Guadalajara y pasa a unos kilómetros de Morelia. El costo de su uso no es menor, para un vehículo de dos ejes el trasladarse entre las dos ciudades señaladas el costo debe aproximarse a los mil pesos. Sucede que desde hace varios meses la empresa concesionaria da mantenimiento con dos o tres maquinas a un tramo de aproximadamente 15 kilómetros sobre una pendiente entre el entronque a la población de Ucareo y la caseta de Zinapécuaro. Para los efectos, la carretera de dos carriles en cada sentido, ha debido cerrar los correspondientes a un sentido, obligando al uso de los dos carriles del sentido opuesto para la circulación en ambos sentidos, en tanto los otros son repavimentados. Huelga decir que el tiempo que tardan los vehículos en transitar ese tramo debe es de entre 25 y 30 minutos, cuando en condiciones normales le llevaría a un automóvil hacerlo en 7 u 8 minutos. El costo del peaje del tramo entre Zinapécuaro y el entronque a la carretera a Tlalpujahua es de MN $165 pesos, que en un país desarrollado se dejaría de pagaren tanto parte del tramo carretero está parcialmente cerrado; en nuestro caso, no ha siquiera una señal de disculpa por las molestias causadas.
Como en los casos señalados arriba se repiten decenas en el país; la carretera de peaje Mexico- Acapulco, el Libramiento de Cuernavaca, el del circuito mexiquense operado por la española OHL, denunciado sistemáticamente por el abogado moreliano Paulo Díez Gargari, y muchos más.
Sería deseable y recomendable que la 4T tomara cartas en el asunto de las carreteras de peaje concesionadas, para acabar con el abuso de algunas empresas particulares a las que se otorga este tipo de concesiones prácticamente de manera permanente. No se trata desde luego de afectar la alternativa de los proyectos público-privados, pero si de evitar uso de los recursos de la Nación para hacer mas ricos a un puñado de empresarios privilegiados a costas de las mayorías, y de transparentar y desarrollar esquemas que beneficien a toda la población del país.