Se llevó con gran éxito el “Encuentro digital de neuronas, en el cine”, con la invitación de quienes han acuñado experiencia como directores, guionistas, en la producción, actuación, o bien exhibición de obras artísticas; Luis Sosa, Teresita Sánchez, Edui Tijerina, Mauro Santos y Gabriel Barros, ellos y ellas son los creativos del arte en el cine, que participaron con gran talento y emoción.

Grandes personajes por su historia y creatividad externaron sus experiencias de vida y nos enseñaron con sencillez y humildad la importancia que tiene el cine desde sus visiones en Chile, México y Estados Unidos.

Los participantes dejaron ver que el cine no es solo creatividad y talento, es mucho más que eso, es emoción y pasión, es compromiso y atreverse a contar lo no escrito, lo no actuado.

Desde el pensamiento de la complejidad, el cine abreva de la información transdisciplinaria para dar contexto y vincular de manera holística y sistémica los grandes problemas por los que atraviesa la sociedad, a bien los grandes amores, las guerras, las luchas sociales, los problemas que como sociedad vivimos y con ello construir las producciones que participen en los festivales internacionales y locales.

El cine es un instrumento para contar a la sociedad las problemáticas en que se vive, se hace en una construcción de sentipensamiento, que permite ir dando a conocer esas problemáticas acerca del género, el racismo, el clasismo y el ejercicio de la sexualidad.

Una de las producciones cinematográficas que se realiza ahora en Chile, ofrecen una visión sobre los mecanismos de opresión a través del pecado y la penitencia cuando se comete gula, avaricia, lujuria, entre otros. Que interesante poder apreciar nuestras realidades en versiones en momentos posmodernos que nos acercan a otros discursos y posibilidades de comprender la realidad que sentimos como humanos.

El cine, también nos acerca a conocer de las problemáticas que vivimos en América Latina, nos acerca como hermanos a entendernos en procesos de colonización, sometimiento y control, pero nos ayuda a buscar alternativas de solución, a partir de pensarnos, para despensarnos, para repensarnos.

El cine nos da esas narrativas de ausencias sociales y la importancia de trabajar en las emergencias para atender las realidades desde diferentes enfoques que nos van obsequiando el cine de autor.

Finalmente, algunas expresiones que se acuñaran dentro de las narrativas y expresiones de los disertantes son: “El cine crea comunidad”, en efecto, busca los valores comunales, nos insiste Luis Sosa; por otro lado, Teresita Sánchez, expresa “El arte se vive, se siente en la piel, se lleva en el alma y en las entrañas”, solo así se explica las dinámicas de trabajo.

En tanto que Edui Tijerina avanza en una expresión de gran significado “cuando te gusta, lo demás es lo de menos”, es decir, sin comer, sin dormir, sin ir a casa, el trabajo demanda atención, y un gran compromiso para el otro, para el otro.

Gabriel Barros comenta que “el cine nutre”, en efecto existe un ejercicio de complementariedad en el cine, el que tiene los conocimientos, el que tiene la experiencia que es sabiduría que finalmente hacen posible el presentar propuestas de solución, o bien plantear problemas y evidenciar situaciones que se viven y duelen a la sociedad.

En tanto que Mauro Santos nos expresa que “el cine crea lazos”, en efecto lazos de amor, de respeto, de admiración, de reconocimiento, de alteridad, de emoción y pasión.

De esta manera concluye Encuentro digital de neuronas en el cine, un espacio para la inclusión y el respeto en las diferencias, un espacio que permite el dialogo en horizontalidad, en complementariedad, en alteridad, y desde luego en ecología de saberes.

Siempre, tanto la Comisión Estatal de los Derechos Humanos a través de la Coordinación de Estudios, Divulgación y Capacitación, como el Festival Internacional de Cuenta Cuentos convencidos del encuentro de neuronas son una posibilidad para el empoderamiento y la participación social.

Agradecemos la participación de personas del Estado de México, Ciudad de México y Michoacan asi como a las doctorantes Rosalinda Herrera y Lydia Nosti.