Anuncio de desastre
La opinión del presidente es muy fuerte, al igual que su tribuna matutina de las mañaneras. No cabe duda de que, con una plataforma de esa naturaleza, el mandatario federal ha podido tener gran conexión con la población civil. Un ejemplo de ello es que, cualquier tema, puede repercutir positiva y negativamente en la agenda pública a través de la narrativa de López Obrador.
Y es que, no solo se trata de abordar los temas de dominio público, sino de tener la mayor atención de la ciudadanía. Gracias a ello, el presidente ha logrado conservar un poderoso respaldo ciudadano que ronda entre los 54% y 56% de acuerdo con las encuestadoras de mayor prestigio en el país. Es, en términos políticos, una gran base social que ha dado equilibrio a la gobernabilidad. De hecho, en cada uno de los años de gestión ha conservado una aprobación con ese margen.
Mientras transcurren los últimos meses veremos sí el presidente es capaz de mantener esos niveles de respaldo ciudadano, sobre todo por el desgaste natural que acarrea el ocaso de cualquier sexenio. En ese sentido, López Obrador no está exento de padecer el descenso al final de su carrera política. Sin embargo, es cuestión de esperar para ver el desenlace que califica el término de su gestión.
Hasta ahora, su nivel de aprobación es bueno considerando que la mayoría de los ciudadanos muestran nuevamente su apoyo. Sin embargo, esa percepción no es similar en muchas entidades del país. Por ejemplo, en estados donde gobierna la oposición se siente una disminución, incluso ese mismo fenómeno se ve reflejado en municipios que- igualmente- administran funcionarios emanados de la alianza opositora.
Es el caso de Morelia donde el actual presidente municipal, Alfonso Martínez, goza de más respaldo ciudadano que el mismísimo Andrés Manuel López Obrador en la capital del estado de Michoacán. Se antoja difícil de digerir un aspecto de esa naturaleza considerando la imagen que representa el mandatario federal; no obstante, la realidad es que, en Morelia, los índices de respaldo del edil son superiores a los de AMLO.
De hecho, una de las empresas más confiables como es Demoscopia Digital ha retratado esa situación que mes con mes se plasma en las metodologías. Pese a que las cifras están sujetas a cambios dependiendo la labor y el desempeño de los funcionarios, no es el caso de Alfonso Martínez que ha mantenido una calificación del 60% de aprobación. A comparación del presidente, el edil lo supera con más de 5% de apoyo.
En otras palabras, los morelianos tienen más confianza o simpatía con Alfonso Martínez que con el mismo presidente, López Obrador. Por ello, vale la pena mencionarlo porque no cualquier funcionario en el país puede superar esta evaluación. Son casos particulares que nos hemos acostumbrado a mencionar por lo que representa la imagen del ejecutivo federal a nivel nacional.
Ya lo hemos analizado en este mismo espacio de opinión: en este momento no hay nadie que pueda competirle a Alfonso Martínez en la capital del país. Él, en vísperas del 2024, es el activo político con mayores probabilidades de encabezar nuevamente la candidatura por la capital del estado de Michoacán, incluso hay una lógica para ir allanando el camino pues- en 2027- seguramente será reconocido como uno de los aspirantes a buscar el gobierno del estado.
Falta, es un hecho, Sin embargo, el presidente López Obrador abrió el juego sucesorio y, con ello, desató la efervescencia y los ánimos para ir anticipando las definiciones y posibles escenarios a futuro, especialmente porque constantemente se habla de ello. Si hay alguien fuerte y competitivo, y con gran presencia en la capital del estado de Michoacán es Alfonso Martínez.
Eso lo confirmó la propia metodología de Demoscopia Digital que ha hecho una ponderación de los altos niveles que ha podido mantener. Lo está haciendo bien en Morelia. No es fácil superar el margen de respaldo del propio Andrés Manuel. De hecho, las probabilidades son escasas, sin embargo, Alfonso Martínez ha sido capaz de imponerse a las mismas percepciones que retratan el pulso ciudadano.
Es, en otras palabras, estar en la cúspide de la aprobación ciudadana.