La opción
La presencia en firme de Ricardo Monreal Ávila en la lista de aspirantes de MORENA a la presidencia de la República, por determinación del propio Andrés Manuel López Obrador, ha generado un nerviosismo mayor del normal en el resto de las llamadas “corcholatas” y en sus respectivos equipos.
Por su trabajo, el coordinador senatorial de MORENA asume una posición estratégica y de una ventaja mayor frente al resto, al ser correa de transmisión de la necesaria normalidad democrática que en no pocas ocasiones se intenta desconocer.
Visto así, Monreal Ávila está de lleno en el juego de la política y de la gobernanza, mientras que el resto, a excepción del titular de Gobernación, Adán Augusto López que aprovecha al máximo su doble “cachucha” política, al resto, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, les falta tiempo para atender los múltiples problemas que surgen en sus respectivas áreas, con una suma de negativos, como revelan los encuestadores.
No es casual, por ello, que a raíz de que se generó la indicación desde Palacio Nacional de que Morena incluyera en firme a Monreal Ávila como aspirante presidencial, muy a pesar del presidente partidista Mario Delgado, aumentaron las denuncias en su contra que no han hecho mella en agenda. Se ve claro que es juego sucio o patadas debajo de la meza
La sede senatorial se convirtió, de esta manera en una auténtica pasarela política en la que el senador por Zacatecas fue el anfitrión y actor central de encuentros muy importantes, entre ellos los que encabezó con el propio Secretario de Gobernación, Adán Augusto López; con la propia Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum -con quien platicó el privado durante algunos minutos; con su amigo Marcelo Ebrard Casaubond, Secretario de Relaciones Exteriores; con el presidente del PRI nacional, el cuestionado Alejandro “Alito” Moreno y este jueves con el presidente de la Cámara de Diputados, el panista Santiago Creel Miranda.
Más allá de los encuentros de las fotos de “amigos, lo que realmente está llamando la atención de sus adversarios y seguidores de éstos, es que Monreal está en los momentos y en los espacios clave de la gobernabilidad. Dos casos recientes documentan lo dicho.
Frente a la narrativa de la oposición respecto a que desde las máximas alturas de la 4T se busca aplicar una “chicanada” para evitar impugnaciones al llamado “Plan B” de la Reforma Electoral, agotando los tiempos, Monreal salió a clarificar el panorama.
PRI, PAN y PRD, principalmente mantienen el discurso de que se pretenden agotar los tiempos legislativos de aprobación de la reforma pendiente (anulación de la cláusula de supervivencia a los partidos políticos minoritarios para que no mantengan su registro si no obtienen los votos necesarios de manera directa), con el fin de propiciar también una promulgación por parte del Ejecutivo Federal al último minuto establecido y de esta forma evitar que se interponga algún recurso jurídico en la Suprema Corte para frenarlas o eliminarlas.
La respuesta a todo ello la sustentó por la vía de los hechos el coordinador de MORENA en el Senado al propiciar un encuentro con sus pares de la Cámara de Diputados, específicamente con el presidente de la Mesa Directiva, el panista Santiago Creel Miranda, con quien acordó un plan para discutir los temas pendientes de la agenda legislativa, entre ellos precisamente lo que resta de aprobar del llamado “Plan B”.
Por lo que respecta al Senado, Cámara que tiene pendiente anular la multicitada clausula de vida eterna y regresarla a la Cámara de Diputados para su ratificación y posterior envío al Ejecutivo para su promulgación, Monreal informó que las comisiones respectivas debatirán el tema en el pleno el próximo martes22 de febrero, con lo que rechazó que haya intención de aplicar un retraso ex profeso o tortuguismo legislativo para afectar a la oposición.
Con ello calmó las aguas turbulentas, por el momento.
El otro tema aunque es más concreto es igualmente de trascendencia para la vida pública y el respeto al estado de derecho: la pretensión de reformar la ley para censurar y aplicar castigo económico a quien injurie e insulte al presidente de la República.
La propuesta, que tenía como destinatarios medios de comunicación, comunicadores y lideres de opinión, principalmente, fue presentada por una diputada de MORENA, y aprobada en comisiones con votos del Partido Verde, PT y MORENA, quienes creyeron que se congraciarían con el presiente López Obrador.
Monreal dijo desde un principio que una reforma así no pasaría en el Senado, no solo porque atenta contra principios constitucionales vigentes, sino porque dañaría el espectro democrático del país. La consideró un exceso.
La mañana del miércoles el presidente reprobó la iniciativa , como lo apunto Monreal previamente, con lo que esa ocurrencia legislativa que añoraban no pocos morenistas se desinfló. Ignacio Mier, coordinador morenista en San Lázaro se vio bisoño con esa aprobación en comisiones y después cancelación.
Monreal atajó a tiempo advirtiendo al presidente las consecuencias negativas de que fuera aprobada una reforma de esa naturaleza, propia de los regímenes autoritarios. Entendieron que el horno no estaba para bollos.
Y a la distancia, Ebrard aparece peleándose con sus fantasmas políticos, en este caso la exembajadora Martha Bárcenas, que lo acusó de mentiroso y doblegado ante Estados Unidos. Y Claudia Sheinbaum, no la ve llegar con el pésimo servicio del Metro, que un día y otro también registra fallas y más fallas. Un problemón que no logra resolver, lo que daña su imagen por más encuestas pagadas que le realizan.