Las redes sociales, y los medios de comunicación han evidenciado los  comentarios de Marcelino Perelló en el programa radiofónico “Sentido Contrario” de  Radio UNAM, los cuales reflejan una masculinidad misógina, machista, que en si misma constituye violencia contra las mujeres.
Las mujeres que reciben acoso callejero y violencia sexual en los espacios públicos, pero también en los espacios privados, es inaceptable, y lo es porque atenta contra la dignidad humana de quienes son mujeres.
Este asunto no puede verse aislado, hay una serie de hechos que el patriarcado continua impulsando desde  el androcentrismo y que se expresa no solo en México, y en el mundo entero, como en Estados Unidos, baste recordar: expresiones utilizadas durante la campaña del hoy Presidente Donald Trump “Trump presume de sus conquistas sexuales, se burla de las mujeres por su aspecto físico y reta a la competición a otros hombres sobre quién tiene la esposa más sexi“.
Pero también estas nuevas masculinidades machistas, misóginas, como en el caso del juez tercero de distrito del estado de Veracruz, Anuar González Hemadi  quien concedió amparo al joven Diego Cruz Alonso, detenido en junio de 2016 en Madrid y extraditado a México en enero pasado y con lo cual cualquier adulto podría tocar a una menor o menor con el argumento de que no tenía intención de copular.
Pero también en días pasados el caso del accidente del BMW en la Ciudad de México,  en donde hubo 4 personas muertas, entre ellas, Karla Saldaña.
Karla Saldaña, era una mujer casada, y que una vez que las redes sociales supieron esta situación no dejaron de poner comentarios negativos en su contra, como insultos, grosería e incluso la tacharon de infiel, aunque no hay hechos que confirmen esta situación. Algunos de los mensajes misóginos que se leyeron en redes sociales fueron “las mujeres casadas no deberían salir solas a divertirse en la noche”.
Estos son sólo algunas joyas, entre otros muchos casos que no se hacen mediáticos, pero que suceden día con día, no solo en los espacios públicos, desafortunadamente también en los espacios privados, donde se supone deberían de haber mayor protección para la mujer.
En este sentido, manifiesto como hombre feminista mi total rechazo a las expresiones misóginas que fueron utilizadas no solo Marcelino Perelló, sino por otros actores políticos y sociales, que consideran que están acuñando un nuevo modelo de machismo misógino.
Hay que recordar que la libertad de expresión tiene un límite, y en ese límite no están los señalamientos misóginos que ofenden, descalifican, promueven, o justifican la violencia de género contra las mujeres, ya que todo ello, reitero atenta contra la dignidad de las mujeres, violentándolas, discriminándolas, y haciendo nugatorio el derecho a la igualdad de género.