Libre Expresión/Sorprendente…

Sorprendente…

“Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”… Anónimo.

El ex gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo Figueroa, tiene ya unas semanas que ha retomado las actividades públicas y partidistas con una evidente intención electorera, para sí o sus cercanos, entre quien se debe contar a su propio hijo Fausto Vallejo Mora. Sus apariciones públicas se intensificaron, luego de que su otro hijo, Rodrigo, finalmente lograra plena libertad.

Indudablemente Vallejo Figueroa ha sido un político de tiempo completo y seguramente en su larga trayectoria habrá cosechado simpatías, por el puro hecho de dar empleo a quienes han formado sus equipos, los apoyos y/o facilidades que otorgaría a algunas personas más; incluso, habrá quienes se sientan agradecidos con él, por lo que hizo en su paso por la presidencia municipal de Morelia, en 4 ocasiones.

Pero con todo eso, me resulta sorprendente que en la toma de protesta de Víctor Silva Tejeda como líder tricolor de Michoacán, Fausto Vallejo fuera el más aplaudido.

Él mismo en una autocrítica honesta, debe reconocer que la gubernatura le llegó en un mal momento y que dejó mucho que desear a su paso por el Solio de Ocampo.

Indudablemente despertó muchas expectativas, que se fueron desvaneciendo con el paso de los días, que incluyó un evidente distanciamiento con el Presidente Enrique Peña Nieto. Fue durante su administración que se agudizó el tema de la inseguridad y tuvieron que surgir los grupos de autodefensa.

En campaña y durante los primeros días de su administración, se cansó de decir que había encontrado un desorden administrativo y aseguró que habría rendición de cuentas, así que mandó hacer una auditoría externa y creó un Consejo Ciudadano para tratar de legitimar los resultados de la misma y que se le diera seguimiento; pero como marca la tradición, no hizo absolutamente nada y hoy, Vallejo Figueroa se encuentra en situación similar a la de su antecesor, el perredista, Leonel Godoy Rangel.

Así que inevitablemente me sorprende el pragmatismo y/o ausencia de memoria de la mayoría de los asistentes al “teatro electoral” que montó el PRI el pasado domingo, donde Vallejo Figueroa, insisto, fue el más aplaudido.

No entiendo cómo se le puede aplaudir a un personaje que evidentemente mintió cuando dijo que su padecimiento lo ocasionaba una hernia, misma que superaría sin problema. Es fecha que no hay claridad respecto a todos los órganos vitales, que presuntamente le trasplantaron, mucho menos los cómos y los cuántos, fundamentado en su derecho a la privacidad.

Y en cuanto a los temas que “Don F” fustigó, resulta que a él tampoco le aprobaron sus cuentas públicas y que no pudo o no quiso hacer valer su palabra en materia de erradicar por lo menos un poco, la impunidad que prevalece y lacera a Michoacán entero.

Sé del pragmatismo de quienes se dedican a la política, que sus objetivos preponderantemente son mezquinos, que buscan satisfacer intereses propios, de grupo y hasta de mafia, y por ello se cubren las espaldas entre todos, ya sea como gobierno o en la oposición,  pero contribuyen a que reine la impunidad, mientras ellos, sigan vigentes.

Entiendo que son contados los estadistas y hoy no sé si haya uno en el país, ya ni hablar de Michoacán; pero con todo y eso, me sorprende que Fausto Vallejo haya sido el más aplaudido en un de por sí lamentable evento “electoral” tricolor.

Ante semejante situación, urge que los ciudadanos de a pie, los que no le deben favor a nadie, los que pueden pensar y actuar libremente, lo hagan por lo menos a través del voto, si es posible, fomentar las candidaturas independientes, informarse, opinar y persuadir a quienes les rodean para advertirnos sobre los “políticos” que no han hecho correctamente su trabajo.

Urge que retomemos el deber ser, que no participemos de la corrupción, que no fomentemos el pago de diezmos, acciones como éstas promueven la impunidad y el desorden administrativo.

¿Qué más, estimado lector, propone usted para mejorar las condiciones de nuestro Michoacán?

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

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