“Todos somos iguales ante la ley, pero no ante los encargados de aplicarla”. Estanislaw Jerzy Lec (1909 – 1966) Escritor y poeta polaco.

El gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla tiene varios días enamorando a los normalistas. Ojalá su intención alcance para regularizarlos y no sólo para fortalecer la impunidad de la que gozan dese hace ya varios lustros.

Tras informar que el próximo 22 de mayo se cumplen 100 años de la creación de las instituciones formadoras de docentes, destacó que “hoy es la escuela normal la que sigue siendo un nicho de resistencia social y que siempre ha dado la batalla a la privatización de la educación pública y del gobierno neoliberal”.

Ramírez Bedolla se refiere a las escuelas normales de hoy, en las que “estudian” jóvenes que retienen vehículos y secuestran choferes, que se roban productos en las narices de las autoridades, en pleno centro histórico de Morelia.

Habla de los normalistas de hoy, los mismos que quieren controlar el ingreso a las instituciones formadoras de docentes, elegir a los profesores que les den clases y a los directivos, habla de los mismos que exigen plazas automáticas.

Señaló que los actuales normalistas, están “dispuestos a seguir su vocación de servicio”. Sí, se refiere a los que han bajado a ciudadanos a punta de machete para apoderarse de camiones de pasajeros, a los que bloquean carreteras para que les cumplan sus demandas, a los que exigen dinero a quienes transitan por carreteras estatales, como la que pasa cerca de la Normal de Tiripetío.

Ramírez Bedolla decretó a mayo el mes de del “Normalismo Rural en México”, se manifestó como un aliado para “impulsar, conservar y desarrollar para el futuro las normales”.

Comprometió que su “legado será limpiar de corrupción el sistema educativo” y que anulará “la venta de plazas y de exámenes”.

Claro que podemos coincidir en que el normalismo rural merece reconocimiento, que ha sido importante en el desarrollo educativo del país y que hay muchos profesores con una vocación ejemplar; pero también es cierto que hoy enfrenta una crisis y los actuales estudiantes gozan de total impunidad.

Lamentablemente de eso no habla Ramírez Bedolla. No compromete aplicar la ley contra las diversas alas magisteriales ni contra los normalistas, pese a que la sociedad organizada se lo haya solicitado. A lo más, pidió tibiamente, sin dar nombres ni apellidos, que “algunos que por ahí tienen las manos metidas, las saquen del proceso”.

Esperemos que a la par del romance que procura Alfredo Ramírez con los normalistas, también comprometa la aplicación de la ley, acabar con la impunidad de la que actualmente gozan, hacer una evaluación seria para conocer si son necesarias tantas normales en el estado y que alguna vez, todas las escuelas, incluidas las más alejadas, tengan profesores frente a grupo y den clases 5 días de la semana.

De acuerdo con celebrar a los buenos profesores de vocación, cumplidos y capacitados, con procurarles su pago puntual de salario y prestaciones, y por supuesto, de acuerdo con que acabe con la corrupción. Pero, para lograr esos objetivos es necesario también la evaluación, exigir calidad y acabar con la impunidad que, hasta ahora, también su gobierno les ha procurado.

El colmo, en sintonía con el gobernador, la Septuagésima Quinta legislatura local decidió por mayoría, entregarle la presea al Mérito Docente 2022 a la Escuela Normal Rural de Tiripetío. ¡Aunque usted no lo crea!

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

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