Las sentencias que extrañaremos

En días pasados, Servando Gómez “La Tuta”, fue sentenciado a 47 años de cárcel por delincuencia organizada y delitos contra la salud. Conocido inicialmente como un profesor, fue uno de los delincuentes más violentos del centro del país. Con un día de diferencia, se dio a conocer también que José de Jesús Méndez Vargas “El Chango” recibió sentencia de 45 años de prisión por los delitos de delincuencia organizada. A él se le ubica como uno de los fundadores de “La Familia Michoacana”.
De Servando Gómez, capturado en febrero de 2015, mucho y muchos han hablado. De “El Chango” Méndez hay incluso una entrevista en internet en la que el propio delincuente explica cómo se creó su grupo delictivo y los requisitos para formar parte de él: no consumo de droga, tener inteligencia suficiente y por supuesto, disciplina. A ambos delincuentes los detuvo el mismo grupo de policías, formados en instancias nacionales e internacionales, quienes hoy con estas sentencias en firme, dan cuenta de una victoria más de su profesionalismo y desinterés por el protagonismo. A Jesús Méndez lo detuvieron en el año 2011, en una captura cuyos antecedentes no fueron sencillos. Primero, en territorio jalisciense, se montó un operativo para detenerlo, que derivó en un enfrentamiento con delincuentes abatidos y 40 más detenidos, pero sin el objetivo principal.
En esas coincidencias que solo les ocurren a quienes aún en lo solitario, no le temen al peligro, al continuar con las investigaciones los datos técnicos señalaron que uno de los contactos de delincuente se hospedaba en un hotel de Jalisco… en el mismo que se hospedaban los policías… y de ahí no soltaron el dato. La investigación los llevó a Aguascalientes, donde las vigilancias les dieron datos muy valiosos, como la compra de ropa interior talla grande que seguramente sería utilizada por “El Chango”.
Y se dio el momento: descubierto en flagrancia, corrió a un domicilio, al que lo siguieron los policías. Hubo minutos de desconcierto, porque aunque lo había visto ingresar al inmueble, no había rastros de él. Poco tardaron en encontrarlo, encaramado con sus más de 110 kilos arriba de un ropero envuelto en cobijas, intentando pasar desapercibido. Así fue capturado por un grupo de “muchachos” universitarios que decidieron ser policías, uno de los fundadores de “La Familia Michoacana”, quien tras desacuerdos fundó “Los Caballeros Templarios” y buscó alianzas con Heriberto Lazcano y Nemesio Oseguera para fortalecerse. Los mismos “muchachos” de los que Servando Gómez esperaba al menos un golpe con coraje cuando lo capturaron en 2015, pues fue él quien torturó, mató y dejó los restos de doce de sus compañeros policías en una autopista de Michoacán en el año de 2009. Un golpe que nunca llegó, pues esos “muchachos” más que en la venganza, creían y creen en la justicia, que hoy se traduce en 47 años de cárcel, más los que se acumulen con las cuentas que todavía tenga pendientes. Extrañaremos estas sentencias. Y las necesitamos con urgencia.