La segunda sesión del Sínodo
Ya con el nombramiento en la mano, Ricardo Monreal es una pieza clave del engranaje para ganar la elección presidencial. Seguramente fue así como Claudia Sheinbaum interpretó lo que el zacatecano le aportará en el proceso de campaña. Es muy probable que la estructura se siga nutriendo, sin embargo, de todos los colaboradores que la coordinadora tendrá cerca, Monreal es el estratega o la mente más brillante para poner en marcha cualquier estrategia que alimente o sume a favor de la causa.
Ese manejo, por ejemplo, lo canaliza perfectamente Monreal. Eso lo podemos comprobar con el mismo curso de los años, comenzando desde su carrera en Zacatecas. Sin embargo, los testimonios recientes, cuando fue coordinador de los senadores de Morena, son la mejor prueba de su eficiencia. Muchas veces intentaron sustituirlo, pero se enfrentaban a una estructura sólida que, en su gran mayoría, respaldó siempre el trabajo de su líder. Es más, ni en el momento en que Olga Sánchez fungió como secretaria de Gobierno, hizo posible alcanzar acuerdos con la oposición en la Cámara Alta.
La capacidad conciliadora de Ricardo Monreal, y la sapiencia para manufacturar acuerdos con todas las fuerzas políticas son la mejor prueba de su trabajo. Se ajustó, por ejemplo, a la voz de todos los grupos que integran el pleno, incluyendo a las propias minorías a las que, por cierto, tomó en cuenta y escuchó siempre. De igual forma, el carácter emancipador que tomó ese espacio legislativo fue con el sello de un poder que actuó constantemente con institucionalidad. Eso quedó en el anecdotario de una legislatura que marcó un precedente importante cuando Monreal lideró los trabajos.
Le imprimió un sello especial y, de paso, refrendó la autonomía en la toma de decisiones. Esa misma dinámica sigue perdurando ahora que Eduardo Ramírez coordina la bancada mayoritaria. Por esa razón, la designación de Monreal favoreció el proceso electoral de Claudia, por el antecedente de saber como resolver toda situación que se presente. De hecho, estoy completamente seguro que, la mano de Ricardo Monreal, tendrá efectos inmediatos una vez que inicie el ejercicio álgido, dado que el zacatecano distingue perfectamente cualquier área de oportunidad y, su capacidad creativa, como hemos sido testigos, será crucial.
Su oficio, como político, será la punta de lanza de la elección. O sea, la mente maestra que, de manera más específica, se encargará de la organización y la planeación de una campaña que, para ganar, tiene que ser casi perfecta. Y como Ricardo Monreal ha estado ligado a procesos presidenciales, pondrá en marcha todos aquellos mecanismos y estrategias que acumuló en años y años de trabajo arduo. Quizá la más importante de su carrera sea esta, pues su contribución ayudará, no hay duda de ello, a ganar la votación del próximo año.
A Ricardo Monreal, por ejemplo, lo visualizo en la Secretaría de Gobierno resolviendo la política de estado. Puede ser una posibilidad, dado que Claudia ganará luego de llevar la delantera en las encuestas y, lo mejor de ello, por la selección de cuadros que tiene en el primer círculo operativo. Esa tarea eficaz, claro está, la sabe conducir el zacatecano, pues su oficio y la valiosa contribución desde la lucha democrática del país, lo convierten en la mente maestra de este venidero desarrollo. De hecho, toda decisión que deban de tomar seguramente pasará, de igual manera, por las manos de Ricardo Monreal por el buen olfato que posee.
Es, ni más ni menos, la mente maestra de este proceso electoral que viviremos.
A propósito, en virtud de su capacidad conciliadora, Ricardo Monreal será una pieza clave para reconciliar a las clases medias que, hace más de dos años, alzaron la voz en las elecciones intermedias del 2021, especialmente en la Ciudad de México. Él, por su experiencia, es el interlocutor ideal para sumarlos a la causa de Sheinbaum. .