Itinerario político
El concepto de tolerancia prácticamente se extiende y aplica a todos los planos de la vida social: la sexualidad, política e ideología, religión, la etnia, las costumbres, la cultura, entre otros; todos estos ámbitos son susceptibles de ser tolerados por toda persona, toda vez que ella es la base del respeto, así como de la convivencia social.
En la construcción del diálogo para la Paz, es fundamental transitar por la vía de la horizontalidad, de la alteridad, la intersubjetivación, la tolerancia y el respeto.
En estos años de trabajo con diferentes estructuras jerárquicas sociales, escucho que muchas personas prefieren reaccionar al concepto de respeto antes que al concepto de tolerancia; algunas personas les he preguntado por qué y me han dicho qué es un concepto fuerte de aceptar diferencias, de otorgar dádivas, es decir, con un sentido de desprecio, otros más me han comentado qué nos les gusta la palabra, que es mejor respetar, finalmente, es el sentido, el respetar al otro.
Pese a ello, la tolerancia permite la libertad de ideas, externar y compartir puntos de vista diversos y posiciones políticas distintas, incluso las creencias y las formas de ver el mundo; pero también hay que expresarlo, la tolerancia, permite evitar la exclusión, la discriminación y la xenofobia fundadas en el racismo.
Muchos son los escritos normativos, incluso el diseño de política pública que apelan al sentido conceptual de la tolerancia y definen su observancia. En este sentido los organismos internacionales como la ONU y también la UNESCO difunden y hacen público la importancia de la tolerancia; los organismos expresan que la tolerancia no es una dádiva, sino el reconocimiento de la diferencia y aceptación de los mismos derechos entre la mismidad y la otredad.
En 1995, en su propuesta de establecimiento del año para la tolerancia, la UNESCO suscribió lo siguiente: “La tolerancia es el reconocimiento y la aceptación de las diferencias entre personas. Es aprender a escuchar a los demás, a comunicarse con ellos y entenderlos. Es el reconocimiento de la diversidad cultural. Es estar abierto a otras formas de pensar y a otras concepciones, apertura derivada del interés y de la curiosidad, así como el negarse a rechazar lo desconocido. Es el reconocimiento de que ninguna cultura, nación o religión tiene el monopolio del conocimiento o de la verdad. Es una forma de libertad: estar libres de prejuicios, libres de dogmas. La persona tolerante es dueña de sus opiniones y de su conducta. Es una actitud positiva hacia los demás, exenta de todo aire de superioridad” (Convención de la Tolerancia:1995).
Escribía hace ya un par de años, que existen otras maneras de expresar conceptualmente la tolerancia, es decir no solo los lineamientos de la UNESCO, también es considerada como una actitud, como un modo de vida. En este tenor, Kofi Annan planteó, en el año del cincuentenario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que: La tolerancia, base de la sociedad civil y de la paz, nos permite ver en la diversidad de culturas no un obstáculo para el respeto de los derechos humanos o, lo que es peor, una justificación para las violaciones que de ellos se comenten, sino una fuente de riqueza en la que todos debemos beber.
Aunque es importante la tolerancia, es decir, reconocer las diferencias y aceptar la igualdad entre una y otra personas para respetar el cómo es la persona en su esencia, esto no es fácil, se requiere de comprender que la diversidad social, cultural y sexual es riqueza y sobre todo comprender que todos somos iguales antes la ley, las oportunidades y los resultados.