La escuela una nueva oportunidad/Gerardo A. Herrera Pérez

La Convención de los Derechos de los Niños, plantea en su artículo 29 el derecho a la educación, en él se prescribe en dos numerales, que el objetivo de la educación por parte del Estado es reconocer que la educación debe ser orientada a desarrollar la personalidad y las capacidades del niño, a fin de prepararlo para una vida adulta activa, inculcarle el respeto de los derechos humanos elementales y desarrollar su respeto por los valores culturales y nacionales propios y de civilizaciones distintas a la suya.
Por otro lado, el modelo que plantea la Nueva Escuela Mexicana, definida en la Ley General de Educación, asume el compromiso del Estado de ser una educación humanista, basada en el respeto de los derechos humanos y dignidad humana, de atención al interés superior de la niñez, pero además una educación para las competencia de la vida, tal como lo señala la letra “d) Preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena” del número 1 del artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño.
La Ley General de Educación, tiene como responsabilidad la formación integral del desarrollo humano, para ello plantea, “contribuir a la formación del pensamiento crítico, a la transformación y al crecimiento solidario de la sociedad, enfatizando el trabajo en equipo y el aprendizaje colaborativo, propiciar el dialogo, fortalecer el tejido social a través de un sistema de valores, combatir las causas de la discriminación y alentar la construcción de relaciones sociales, económicas y culturales con base en el respeto a los derechos humanos”.
Para que funcione de la manera que se prevé la educación en la escuela pública, desde la norma, se requiere de un trabajo de gobernanza muy fino donde se alineen los interés por un solo sujeto social, el niño, la niña, el adolescente; así, educandos, padres, tutores, maestros, directivos, autoridades escolares, personas vinculadas a la educación, instituciones educativas, los planes y programas de estudio trabajaran al unísono en el Sistema Educativo Nacional, situación que no ha venido sucediendo.
En este sentido, el modelo educativo planteado legalmente tiende a la transformación y desarrollo humano integral, por lo que aunado a la pandemia y el confinamiento, la escuela no puede seguir igual que antes. Es decir, en palabras de muchos padres de familia, incluso docentes, y científicos sociales, la escuela no pude seguir igual que antes, porque hoy solo se modificó con la pandemia estar en casa y frente a un televisor para tomar la academia, es decir paso de ser presencial a virtual; pese a ello, la casa puede ser un espacio para el fortalecimiento de los contenidos educativos, el punto es cómo hacerlo.
Es la niñez, quien debe ser el centro del modelo educativo, es su formación y la construcción de una mirada crítica para atender las competencias para la vida; a la niñez hay que preguntarle sobre los libros, sus contenidos, el comportamiento de sus docentes y sus autoridades, así como el compromiso y respeto de sus padres para realmente pensar en un modelo que tiende al desarrollo integral de la niñez, es decir hay que evaluarlo y darle seguimiento permanentemente con la participación de la niñez.
La pandemia del Covif-19 y la aplicación de las medidas sanitarias y de confinamiento deja una lección importante; la cuarentena puede ser una oportunidad única para la escuela, las familias y, desde luego para la niñez. Francesco Tonucci, hace un pronunciamiento en el sentido de que tal vez las estructuras educativas no se habían dado cuenta que desde antes no funcionaba la escuela, pero en estas circunstancias se nota mucho; los hogares no cuentan con tecnología, sin capacitación a docentes sobre las Tecnologías de la Información y Comunicación, sin acceso al internet como un derecho humano, familias sin: el servicio de luz, instrumentos tecnológicos, sin acceso a los canales de paga.
Por ello, es importante reconocer nuestras ausencias y emergencia sobre el modelo educativo que vivimos y caminar sobre la propuesta del nuevo modelo que ofrece la Ley General de Educación, pero también en ese marco, pensarnos, despensarnos y repensarnos que haremos para que esa escuela sea diferente, genere las competencias para la vida y el desarrollo integral de la niñez, porque no se podrá regresar a hacer más de lo mismo, sería como darse un tiro en el pie.
Tonucci nos motiva a pensar en la importancia de la cuarentena y la posibilidad de atender desde la casa para convertirla en una experiencia pedagógica enriquecedora; la casa, ese espacio privado donde están confinados diversos miembros de la familia, se podría convertir en un laboratorio, donde papá y mamá, serán los asistentes de los docentes y en el que los espacios, desde la cocina, el patio, la azotea, la sala, el baño, el espacio para dormir, incluso el “cajón de fotos viejas”, se convierta en la oportunidad de aprender algo nuevo.
Tonucci nos invita a reflexionar que hacer dentro de la casa a través de diversas posibilidades: desde la cocina se podrían preparar guisos de acuerdo a las costumbres de cada familia, compartirlas, valorarlas y escribir la receta, en ello, hay un convergencia de contenidos de física, química y literatura, cuyos aprendizajes son diferentes. Las tareas del hogar y de cuidado, enseñar a la niñez a poner la ropa a lavar, planchar, remendar, bordar, son cosas utilices que pueden aprender y los pueden hacer de manera lúdica, la utilidad es que conozcan cómo funcionan el contexto de la casa y los aparatos domésticos, o bien el uso de los detergentes y blanqueadores.
La limpieza de espacios donde se guardan algunos tesoros familiares, la historia de la familia, las fotografías de antaño: las fotos, recuerdos de la infancia y el nacimiento de los hijos. La información contenida en las fotos puede permitirnos avanzar en la construcción de una línea del tiempo y ver el crecimiento y avance en las reflexiones de la niñez.
El hacer un diario, que refleje la intimidad del niño o la niña, o los adolescentes, en los cuales puedan narrar lo que sintieron, lo que sucedió durante estos tiempos para luego conservarlo y hojearlo y disfrutarlo; pero también como material importante, con sus hijos en quince o veinte años después para compartir sus experiencias desde el conocimiento.
El rincón de la lectura, la importancia de acceder a información de los libros que nos gustan o de aquellos con contenidos educativos formativos; lo importante es generar el hábito de la lectura, y compartirlo con la familia, a partir de identificar los horarios, textos y contenidos para la formación de dichos hábitos.
Pero adicionalmente, y esto es algo que ya se ha trabajado con instituciones públicas (Congreso del Estado, Comisión Estatal de Derechos Humanos, INE) y organizaciones de la sociedad civil (Por amor a mi tierra Apatzingán, OBC) en diferentes municipios (Apatzingán), pero uno de ellos, Apatzingán, en Michoacán, es el diseño y preparación de videos con contenido de prevención de la pandemia, así como videos preparados para compartir cuentos y fábulas, pero también para la narración.
Visto en esta perspectiva, observamos como los niños y las niñas que ya tienen un posicionamiento, como Parlamentarios de la LXXIV Legislatura de Michoacán, han podido seguir creciendo y presentaron durante esta contingencia y confinamiento una propuesta de cuidar el medio ambiente, la biodiversidad y la vida a través de fortalecer el conocimiento y el respeto y la solidaridad, como se deja evidenciado en los videos que se han subido a las redes sociales.
Todos estos elementos a la luz de fortalecer el conocimiento de la niñez, constituyen una pedagogía para la vida, para su vida en los años por venir.
Tonucci nos obsequia esta conclusión: “Estoy convencido de que estas son experiencias de gran valor emocional y, por lo tanto, educativo, que puede aprovechar la escuela, porque la buena escuela es la que se construye sobre el mundo de los niños. En este momento, el mundo de los niños es pequeño: su casa. Si se hace esta experiencia y se aprende a implementarla, cuando se termine la cuarentena se puede seguir haciendo una escuela de este tipo sobre el mundo grande: la calle, el barrio, la ciudad. En definitiva, el mundo donde deberían vivir su vida los niños y las niñas, que no es solamente su casa ni su escuela.