Vivimos en crisis medioambiental, social y mental, requerimos de cambios a favor de los seres vivos, no solo de lo antropocéntrico, requerimos continuar dándole viabilidad al proyecto de la vida que muere;  hacerlo requiere del compromiso de la sociedad, en donde comprenda que no se puede continuar sometiendo y controlando a la naturaleza como un bien de uso.

Los organismos internacionales han impulsado esfuerzos para evitar que continúe el deterioro de los recursos naturales de la tierra, ejemplos como los Objetivos del Milenio o la Agenda 2030, la Agenda 2050 y la Carta de la Tierra son razones que ponen de manifiesto los grandes problemas de la humanidad y de la madre Tierra.

Con respecto a la Carta de la Tierra, en marzo del año 2000 los comisionados del instrumento moral y ético se reúnen en París, Francia, para aprobar el texto final de la Carta de la Tierra y comenzar a planificar la siguiente fase de la Iniciativa de ésta, que sería supervisada por un Comité Directivo. Los retos esenciales son la difusión, apoyo e implementación de la Carta de la Tierra por la sociedad civil, empresas y gobiernos, y el respaldo al uso educativo de la Carta en colegios, universidades y en programas de educación no formal.

En junio del 2000 se produce el lanzamiento público oficial de la segunda fase de la Iniciativa de la Carta de la Tierra en el Palacio de la Paz de La Haya.

La Carta de la Tierra, tiene esa generosidad de comprometer a las personas con las metas y el espíritu mismo de ésta y de poder ser utilizada en la vida cotidiana de las personas.

Quien lee por primera ocasión la Carta de la Tierra de inmediato la incorpora dentro de su  lugar de trabajo y su comunidad. Hoy hace falta que la Carta de la Tierra  este en todas las unidas productivas y sociales, privadas y públicas.

Concluyo la nota comentando lo que nos ofrece Leonardo Boff,  quien plantea que desde la ONU se ha reconocido a la Tierra como la Madre Tierra y los derechos de la naturaleza; no obstante confirma que  la democracia tendrá que incorporar nuevos ciudadanos, como los bosques, las montañas, los ríos, los paisajes. Desde esta óptica, tendríamos un nuevo mandato civilizatorio que incluiría a otros seres vivos y elementos de la naturaleza, por lo que  la democracia sería socio-ecológica.

Boff, nos recuerda que solamente Bolivia y Ecuador han inaugurado el constitucionalismo ecológico al reconocer los derechos de la Pacha Mama y de los demás seres de la naturaleza, en la filosofía  del Bien Vivir.

“La vida será el faro orientador y la política y la economía estarán al servicio no de la acumulación sino de la vida. El consumo, para que sea universalizado, deberá ser sobrio, frugal, solidario. Y la sociedad estará suficiente y decentemente abastecida”.

Para Leonardo Boff, es importante hablar del Bioregionalismo, “La punta de lanza de la reflexión ecológica se está concentrando actualmente en torno a la región. Tomando la región, no como ha sido definida arbitrariamente por la administración, sino con la configuración que ha hecho la naturaleza, con sus ríos, montañas, bosques, llanuras, fauna y flora y especialmente con los habitantes que viven allí. En la bioregión se puede crear realmente un desarrollo sostenible que no sea meramente retórico sino real”.