¡ODIO A LUIS GONZÁLEZ DE

ALBA Y A GONZALO RIVAS!

RICARDO ALEMAN.

 

¿Qué clase de información, opinión y análisis pueden esperar los lectores del diario La Jornada –sobre la entrega de la Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas–, si para directivos, articulistas, columnistas y editorialistas de ese diario, no murió el escritor y activista Luis González de Alba?

¿Qué tratamiento periodístico han recibido y seguirán recibiendo lectores de La Jornada y ciudadanos en general, sobre el caso del llamado “héroe de la gasolinera”, si para directivos, editorialistas y columnistas de La Jornada, Luis González de Alva no mereció una línea ágata?

Valen las preguntas porque si entre directivos, articulistas y columnistas de La Jornada se han impuesto como línea editorial no solo el odio, la mezquindad y el pensamiento único, no se puede esperar otra cosa que odio, mezquindan y –sobre todo–, el tufo estalinista que impregnan el tratamiento “periodístico”  llamado “héroe de la gasolinera”, a quien el Senado de la República distinguió con la medalla Belisario Domínguez.

Pero el asunto se complica aún más si recordamos que el inmortal Luis González de Alba –inmortal no sólo por su obra sino porque según La Jornada, “el odiado” Luis no ha muerto–, fue el principal promotor de que el Senado entregara la Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas.

Y por lo visto y leído, directivos, editorialistas y columnistas de La Jornada heredaron a Gonzalo Rivas el odio que exhibieron hacia Luis Gonzàlez de Alba.

Y es que –como saben–, el diario La Jornada escatimó hasta un elemental responso a uno de sus fundadores y colaborador destacado, Luis Gonzñalez de Alba, quien en vida cometió “el pecado capital” de criticar el estalinismo de los directivos de La Jornada.

Además, denunció la farsa y el plagio de “elenita” Poniatovska sobre el crimen de Estado de 2968 y cuestionó que ese diario fuera entregado al interés partidista y electorero de López Obrador.

Y si directivos funcionarios articulistas y columnistas de La Jornada escatimaron siquiera mencionar la muerte de González de Alba –estampa de miseria humana que los retrata de cuerpo completo–, qué esperar si no nuevas expresiones de miseria humana, en el tratamiento periodístico del caso Gozalo Rivas y la entrega de la Belisario Domínguez.

Por eso, La Jornada dicen que “el héroe de la gasolinera” no es tal; dicen que se trata de una campaña de odio contra esos “mexicanos ejemplares” que son los normalistas de Ayotzinapa; dicen que las verdaderas víctimas son los normalistas y dicen que la Belisario Domínguez, a Gonzalo Rivas, es otra horrible campaña de la mafia del poder contra “el México bueno”.

Lo curioso es que en el Senado y en medios como La Jornada, aquellos que cuestionan la Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas son parte de la claque de AMLO; el grupo político que pactó la imposición de Los Abarca en la alcaldía de Iguala, los mismos que niegan rabiosos que directivos y líderes de la Normal de Ayotzinapa eran parte del crimen organizado –a pesar de las evidencias–, y son los mismos que aplauden el vandalismo, la destrucción de la democracia y impulsan la implantación en México de dictaduras como la venezolana de Maduro y la cubana de los Castro.

Lo simpático es que directivos de La Jornada, articulistas, y columnitas pelean con imaginarios molinos de viento, inventan supuestas mafias del pensamiento plural –como si la diversidad de pensamiento no fuera pilar de la democracia–, y hasta reivindican su pertenencia al estalinista pensamiento único.

No sorprende, por tanto, que al tiempo que cuestionan y rechazan la entrega de la Belisario Domínguez a Gonzalo Rivas, los mismos directivos, articulistas y columnistas de La Jornada defienda lo indefendible; a mafias magisteriales y al crimen metido en las normales rurales, como la de Ayotzinapa y hasta ignorar que AMLO impuso a los Abarca en Iguala, a sabiendas de sus vínculos criminales.

Nada dicen de las evidencias de que la familia Abarca aportó dinero en efectivo para la política del PRD y del grupo político de AMLO. Nada dicen de las evidencias de que Los Abarca compraron la alcaldía de Iguala y que, por ello, fueron impuestos, a pesar de las denuncias de corrupción.

Y tampoco sorprende que votaran en contra de que Gonzalo Rivas fuera reconocido con La Belisario Domínguez, los senadores adictos a AMLO; Laida Sansores, Manuel Bartlett y Mario Delgado.

Periodismo de consigna y odio.

Al tiempo.