México en la prensa internacional
“Gil Gamés cita a Bertrand Russell y la razón”
Llevo tiempo que disfruto de la lectura de los artículos de Gil Gamés en las páginas del fondo del periódico Milenio… Desde aquí un abrazo.
Como una lectura inteligente, eventualmente sarcástica y divertida describiría los artículos de Gil Gamés. En esta ocasión me parecieron muy interesantes las citas de Russell que incluyó en su colaboración, por lo que le pedí autorización para reproducirlas para mis dos lectores (Catón tiene tres). Especial mención merece la primera reflexión de Russell que contrasta la razón con la fe; fe que en mi opinión hoy es parte de la argumentación de políticos, gobernantes iluminados y pseudolíderes en México, por lo que debemos estar alertas los ciudadanos de a pie, cito a Gil:
“Así las cosas, en Bertrand Russell, Gil encontró reflexiones que lo sacaron de su confusión y de sus preocupaciones (respecto al Covid y la familia). Aquí van:
*** Si piensa usted que sus creencias se basan en la razón, habrá de sostenerlas con el razonamiento y no con la persecución, y las abandonará si los argumentos se le vuelven en contra. Si sus creencias se basan en la fe, advertirá usted que los argumentos son inútiles, y en consecuencia recurrirá a la fuerza, ya sea en forma de persecución, ya sea impidiendo el desarrollo de la mente juvenil, y distorsionándola en eso que se ha dado en llamar “educación”. Esto último es especialmente miserable, pues se aprovecha de la indefensión de mentes inmaduras. Desgraciadamente, se practica en mayor o menor grado en las escuelas de todos los países civilizados.
*** No me avergüenzo en absoluto de haber cambiado de opinión. ¿Qué físico que se hallara ya en activo en 1900 habría de jactarse de que sus opiniones no habían experimentado cambio alguno durante el último medio siglo? En ciencia, los hombres cambian de opinión cuando se dispone de nuevo conocimiento, pero la filosofía, para muchos, se asimila más a la teología que a la ciencia. Un teólogo proclama verdades eternas, los credos continúan inamovibles desde el Concilio de Nicea. Allí donde nadie sabe nada, no hace falta cambiar de opinión.
*** Tres pasiones simples pero abrumadoramente intensas han gobernado mi vida: El ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación.
*** He buscado el amor, primero, porque conduce al éxtasis, un éxtasis tan grande que a menudo hubiera sacrificado el resto de mi existencia por unas horas de este gozo. Lo he buscado en segundo lugar, porque alivia la soledad, esa terrible soledad en que una conciencia trémula se asoma al borde del mundo para otear el frío e insondable abismo sin vida.
*** Con igual pasión he buscado el conocimiento. He deseado entender el corazón de los hombres. He deseado saber por qué brillan las estrellas. Y he tratado de aprehender el poder pitagórico en virtud del cual el número domina al flujo. El amor y el conocimiento en la medida de que ambos eran posibles me transportaban hacia el cielo. Pero siempre la piedad me hacía volver a la tierra. Resuena en mi corazón el eco de gritos de dolor. Niños hambrientos, víctimas torturadas por opresores ancianos, desvalidos. Carga odiosa para sus hijos y todo un minuto de soledad, pobreza y dolor convierten en una burla lo que debería ser la existencia humana. Deseo ardientemente aliviar el mal, pero no puedo, y yo también sufro.
Todo es muy raro, caracho, como diría Russell: *** “La prevención de la libre investigación será inevitable mientras el propósito de la investigación sea producir creencias y no pensamientos, obligar a las jóvenes a sostener opiniones definitivas sobre cuestiones problemáticas y no dejarles observar la problematicidad de las mismas y alentarlos a la independencia de espíritu. La educación debería estimular el deseo de la verdad, no la convicción de que algún credo particular, sea la verdad”.
Estimado lector, no hemos terminado, te recomiendo vuelvas a leer las citas, nutrirán tu intelecto y quizás, dije quizás, te conduzcan a la luz… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador